Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo:
«Todo está cumplido.»
E inclinando la cabeza entregó el espíritu. (Jn 19,30)
Todo está consumado:
cosido a clavos al ara sacrificial.
Florece la noche en torno al que clama con voz potente:
¡Todo está consumado!
Los que fuimos heridos con la madera de aquel primer árbol somos ahora restaurados con la madera nueva del Árbol definitivo.
¡Ay de mí, maligno y ciego!
!Ay de los que sólo somos ricos en la herrumbre de nuestros pecados, atesorados con tanto fervor!
Medita. ¿Piensas acaso encontrarle Piadoso cuando venga revestido de gloria y de imperio?
¡Libéranos, oh Mediador entre Dios y los hombres, de la perdición!
Escucha, oh Dios humanado, nuestros ruegos:
¡no nos sean en vano tu muerte y tus lágrimas!
Pero concédenos heredar el Reino de los cielos...
Pero permítenos ser siempre felices a tu lado...