¿Qué categoría social tenía el pescador en la Galilea o en la Palestina del siglo I? ¿y el carpintero?
Es un lugar común hablar del "pobre carpintero" y del "pobre pescador", pero a mí no me cierra. A los que aparecen en los evangelios se los ve demasiado autónomos como para ponerlos como "pobres".
Perdón si la pregunta es una tontería.
Jajajaja, no es ninguna tontería. Según parece, tanto lo del "pobre carpintero" como lo del "pobre pescador" son idealizaciones nuestras.
El otro día vi una película (hipermegacatólica) sobre Pedro, donde además de inventarse tendenciosamiente la mitad de los hechos de los apóstoles, lo mostraban como un pobre iletrado, en la línea de nuestra más antigua apologética (unos pobres pescadores ignorantes fueron capaces de convertir a todo un mundo, etc).
Por supuesto, no tenemos fuentes para saber si era capaz de leer o no, pero si era patrón de su propio barco junto con su hermano, es poco probable que fuera iletrado: las transacciones comerciales requerían al menos cierto manejo práctico de la escritura y la lectura.
Es verdad que la frase "dejándolo todo, lo siguieron" tiene un fuerte contenido teológico, y por lo tanto hay que cuidarse de deducir demasiados datos históricos de allí, pero pienso que quien deja todo es porque tiene algo para dejar, nada que ver con el lumpenproletariat que nos presentan los teólogos setentinostálgicos.
(igual notemos que ellos siguen con su oficio de pescador, a tenor del final de Juan)
Meier, en el tomo III de «Un judío marginal» (pág. 232) lo resume muy bien (luego de un prolijo examen de la cuestión, como acostumbra este autor):
«La idea romántica de que Jesús llamaba al discipulado sólo a los pobres no se confirma en el caso de los hijos de Zebedeo; tampoco en el de Pedro, con su casa y su familia en Cafarnaún, ni en el de Leví, recaudador de impuestos en esa misma localidad.»
Respecto de la pobreza de Jesús, prefiero citar unos párrafos -incluso un poco largos- del propio Meier, porque no sabría yo explicarlo mejor, ni tan siquiera parecido. En el próximo mensaje va la cita.
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«Con el amor al prójimo aclaras tu pupila para mirar a Dios» (S. Agustín)
Dada la creciente especialización que se viene produciendo en la época moderna, la antigua palabra griega 'tekton' [lo que traducimos como 'carpintero'.N.Abel] sería hoy aplicable a diversos oficios. Tenemos el «carpintero de muebles o trabajos finos», conocido como ebanista; el carpintero propiamente dicho, o de taller, que hace «cosas tales como puertas y ventanas o muebles poco delicados»; el carpintero de armar, «que trabaja en la misma obra de construcción, en la armadura o estructura», y el carpintero de ribera, que hace «embarcaciones y otras obras de carpintería para la marina» Sin embargo, el término 'tekton' era aplicable a todo trabajador que practicaba su oficio «con un material duro que conserva su dureza a lo largo de la operación, p. ej., madera y piedra, e incluso cuerno o marfil». Más específicamente, el término hacía referencia al carpintero de taller. Este es, probablemente, el significado con que figura en Marcos y Mateo, dado que: 1) tal es el sentido ordinario en el griego clásico; 2) las versiones antiguas de los Evangelios (siríaca, copta, etc.) traducen 'tekton' con palabras que aluden a ese tipo de carpintero, y 3) tal era el significado que le daban los Padres griegos.
En algunos de sus trabajos, Jesús podría haberse aproximado al carpintero de armar, construyendo partes de madera en las casas. Pero, en Nazaret, las casas corrientes tendrían muros de piedra o de adobe. La madera se utilizaría para las vigas de la techumbre, y el espacio entre ellas se rellenaría con ramas, aparte de arcilla, barro y tierra compactada. Los habitantes de Nazaret no se podrían permitir el uso de la madera para construir no ya casas enteras, sino ni tan siquiera los suelos de ellas. Sin embargo, las puertas, los marcos de las mismas y los sistemas de cierre eran a menudo de madera como, a veces, también los enrejados de las (pocas y pequeñas) ventanas. Aparte de esa clase de carpintería, Jesús fabricaría distintos tipos de muebles, como camas, mesas, asientos y pies de lámparas (cf. 2 Re 4,10), amén de cajas, armarios y arcones para guardar cosas. Justino mártir dice que Jesús hacía también «arados y yugos». Aunque esto es probablemente una deducción de Justino más que el vestigio de alguna tradición oral, nos revela la clase de trabajo que un palestino —y Justino lo era— atribuía a un 'tekton'. Se trataba de un oficio que implicaba una amplia variedad de habilidades y de herramientas. De hecho, datos arqueológicos, así como fuentes escritas, nos indican que los carpinteros antiguos utilizaban gran número de herramientos —y de técnicas— no muy diferentes de las empleadas, mucho más tarde, en la América colonial. Así, aunque Jesús era en cierto sentido un trabajador palestino corriente, ejercía un oficio que exigía, para el mundo antiguo, un nivel considerable de conocimientos técnicos. También requería no poco esfuerzo y fuerza muscular. El personaje grácil y blandengue que nos presentan las pinturas y las producciones de Hollywood difícilmente habría sobrevivido a los rigores de su trabajo como 'tekton' en Nazaret desde la pubertad hasta el comienzo de la treintena.
En cierto modo, pues, Jesús era uno de los pobres que tenían que trabajar duramente para vivir. Sin embargo, la imaginación, la retórica y el deseo de una fugaz importancia social pueden desbordarnos al describir la espantosa pobreza que supuestamente sufrió Jesús: «¡Jesús, el más pobre de los pobres!» El problema que tenemos los americanos modernos al hablar del "pobre Jesús" o de cualquier pobre del mundo mediterráneo antiguo es que el concepto de la pobreza es siempre relativo. Como señala Ramsay MacMullen, en el Imperio romano de los tiempos de Tácito, la clase senatorial constituiría algo así como el 0,002% de la población total, mientras que la clase siguiente de mayor categoría, la de los "caballeros" (equites), se acercaba, sin llegar, al 1%. En un principado insignificante y sometido como Galilea, los verdaderos "ricos" eran un grupo muy pequeño que incluiría a Herodes Antipas, sus poderosos oficiales de corte (cf. Mc 6,21), los grandes terratenientes (a veces absentistas), los mercaderes muy importantes y unos cuantos jefes de recaudadores de impuestos y tasas (cf. Zaqueo en Lc 19,2, aunque, en este caso, se trata de Jericó, en Judea). Mucha gente pertenecía a un vago grupo intermedio (sin nada que ver con la "clase media" americana), en el que estaban comprendidos los comerciantes y artesanos de ciudades y de pueblos grandes y pequeños, así como agricultores propietarios de explotaciones de tamaño regular.
No debemos pensar que la pertenencia a este grupo intermedio implicaba la seguridad económica de que disfruta hoy la clase media americana. Los pequeños agricultores, en particular, llevaban una existencia precaria, a veces en un nivel de subsistencia, sujetos como estaban a los caprichos de los elementos, a los precios de los mercados, la inflación, los gobernantes voraces, las guerras y los fuertes impuestos (civiles y religiosos). Bajando en la escala social, se encontraban los jornaleros, los sirvientes asalariados, los artesanos ambulantes y los agricultores desposeídos de sus propiedades y forzados a practicar el bandidaje, todo este grupo es lo que Sean Freyne denomina el "proletariado rural". En lo mas bajo de la escala se hallaban los esclavos, entre los cuales corrían la peor suerte los destinados a labores agrícolas en los grandes latifundios, si bien esto no era lo característico de la agricultura galilea.
En esta estratificación social, expuesta a grandes rasgos, Jesús, el carpintero de Nazaret, se encontraría en la parte baja del grupo intermedio, con una categoría quizá equivalente —si se puede usar una analogía imprecisa— a la del obrero especializado de la clase media baja americana. Efectivamente era pobre, en cierto sentido, y la clase media urbana estadounidense, con sus confortables condiciones de vida, habría encontrado espantosas las del Nazaret antiguo. Pero Jesús no era, probablemente, mas pobre ni menos respetable que casi cualquier otra persona de aquel pueblo o, incluso, de la mayor parte de Galilea. La suya no era la pobreza desoladora, humillante, del jornalero o del esclavo rural.
El texto pertenece al volumen I de «Un judío márginal», pág. 292ss. No he transcripto las notas, que abundan, y lamento que el autor siga esa espantosa costumbre de los norteamericanos de robarle descaradamente el nombre al resto de América: si no tienen un nombre, que se lo inventen, pero que no nos roben al resto, en fin, no lo cambié ya que se trata de una cita.
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Muchas gracias, Abel. Es muy esplicativo lo que pusiste. Hay otra cosa que me ronda por la cabeza y es que, si bien es evidente que había distintas clases sociales, las más ricas e importantes, los que tomaban decisiones, etc., debido a la época y a los "progresos técnicos" de la época, tampoco podían tener muuuuchos más lujos que los más pobres. A lo sumo, un poco más de limpieza y casas hechas con cedros del Líbano en lugar de cedritos de la otra cuadra... pero ¿cuánto más lujo? Y los pobres, que podían comer de lo que quedaba en los bordes de los campos, tampoco se morirían de hambre como los nuestros que no pueden acceder ni a un vaso de agua limpia (imaginate agua del Riachuelo!).
Al margen, alguna vez leí al pasar en algún lado, pero no sé si referido a la época de Jesús, tal vez fuera de otra época, que los judíos enseñaban a leer en sus sinagogas, tanto a hombres como a mujeres (!), por lo cual era muy extraño que hubiera analfabetismo entre ellos. ¿Habrá podido ser así?
Gracias por la aclaratoria del "lo americano". Estaba leyendo "toda America". Al menos hasta el último párrafo, donde habla de estadounidenses.
Y se forman unos pastichos espantosos. Sigo sin apropiarme de esa manera de nombrar, y cada vez me sorprende que alguien se refiera a los estados juntos (en español, en inglés ya me resigno) como "América"
Pregunta al margen ¿hay algun lugar donde se infieran indicadores de pobreza (Por ejem: talla, peso, mortalidad, morbilidad) de esa población y de ese estrato?
Creo que podría ser una (de tantas) maneras de acercarse a este tema
Perdón, la que aparece como "Invitado" era yo.
Me aparece otra pregunta: cuando se habla de "latifundios" en aquella Palestina, cuán "lati" podían ser los "fundios"?
Sumamente interesante tu pregunta Ecazes. Esperemos respuesta.
¡Es tan escasa la documentación escrita! Lo que dices, Laura, es cierto: las diferencias entre ricos y pobres en la antigüedad en general (no sólo en el mundo bíblico) no serían grandes diferencias para nosotros. Si mal no recuerdo (aunque hace añares que no lo releo) en ese magnífico volumen dedicado a la grecia clásica del inglés Kitto («Los griegos», ediciones EUDEBA) se dedica un apartado específicamente a eso, a desmontar la idea que nosotros nos hacemos de la vida del pobre y del esclavo en la antigüedad (si no es en ese libro, bien recomendado queda, igualmente).
Ahora bien, lo que señala Meier es sí una diferencia significativa: «Los pequeños agricultores, en particular, llevaban una existencia precaria, a veces en un nivel de subsistencia, sujetos como estaban a los caprichos de los elementos, a los precios de los mercados, ...» Es la precariedad, me parece a mí, más que la cantidad de cosas que pudieran poseer, lo que marcaba la diferencia. Precisamente cuando Jesús quiere enseñar sobre la radical precariedad de la vida humana, cuyo destino último no puede decidirlo cada uno, escoge la paradójica imagen -posiblemente muy potente para su auditorio- del rico que llena sus graneros.
Los profetas bíblicos hicieron mucho por eso que nosotros hoy llamariamos la «justicia social», por ejemplo predicando en favor de leyes sociales protectivas del pobre, como las que aludes de "la esquina de tu campo" (Lv 23,22), "el rebusco" (Lv 19,10) y "la gavilla olvidada" (Dt 24,19), que debían asegurar que no se viera en Israel el extremo de miseria que se veía en los pueblos del entorno. Pero quizás en muchos casos quedaban en letra muerta, como es la amarga y constante queja de los profetas (por ej Is 3,14ss entre muchos otros pasajes) o del mismo Jesús, cuando denuncia el "Corbán" (7,11) que dejaba a los padres caer en la miseria sin la asistencia del hijo. Es interesante, junto con cuestiones religiosas muy sutiles y preciosas, leer el tratado rabínico de "La esquina de tu campo" para ver cómo funcionaba esa mentalidad de escamoteo que termina por anular la ley, tal como lo describe Jesús. Aunque debe aclararse que la Misná -donde está ese tratado- es no menos de dos siglos posterior a la época de Jesús, al menos su fijación escrita.
Parece que es cierto lo de las escuelas rabínicas, si bien la enseñanza era, naturalmente, muy elemental. Se conservan algunos restos arqueológicos de lo que serían las sinagogas en el territorio de Galilea, y da la impresión de que contaban, además del ámbito de culto comunitario (las sinagogas no eran ni son templos), una sala específica para la enseñanza. Creo que lo de la enseñanza a ambos sexos es deducción, no testimonio directo; pero eso no le resta valor: es muy posible que las mujeres aprendieran también a leer la Escritura, del momento en que las fiestas judías tenían a grandes heroínas como protagonistas (Judith, sobre todo Ester, y muchas más), y la mujer tenía un papel bastante importante en el culto, que era fundamentalmente familiar y hogareño.
Para esa cuestión del rol de la mujer en la antigüedad, y sobre todo en el mundo bíblico, hay un juego de dos o tres citas misóginas, y es más herejía que negar la divinidad de Cristo decir que esas citas constituyen la misma clase de cita aislada que podríamos encontrar ahora, en pleno siglo del ideal de igualdad. Desde luego que el antiguo no tuvo nuestra idea de igualdad, pero tampoco cultivó la misoginia que le atribuimos, ni dentro ni fuera de Israel, al menos en los pueblos de espíritu sensible, que son lo[size= 12px]s[size= 12px] que han trascendido, a Dios gracias.
[size= 12px]Lo que preguntas, Ecazes, no se si existe, creo que no hay indicadores fiables, porque la mayor parte de los gruesos tomos que escribimos sobre los antiguos parten de pequeños fragmentos que se logran espigar de obras literarias; datos tan elementales como la cantidad de población suelen ser puramente conjeturales, imagínate los demás datos, mucho menos accesibles.
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Me aparece otra pregunta: cuando se habla de "latifundios" en aquella Palestina, cuán "lati" podían ser los "fundios"?
Jajaja, muy pequeños para nuestra escala, quizás parecido a la escala que aun hoy rige mentalmente aquí en Europa, pero ciertamente muy lejos de lo que nosotros llamamos "latifundios" en América.
Cuando algún vecino del pueblo donde vivo (Paterna) "tiene campos", eso quiere decir que tiene algo así como el corral de lo que en América llamaríamos un "campito". La escala mental es extremadamente distinta, y sospecho que los "latifundios" en Palestina no pasarían de ser unos campitos alrededor de un poblado.
Una argentina nieta de valencianos transportados de aquí a Corrientes a principios del siglo XX lo comparaba así: "mi abuela me contaba que ella iba todos los domingos a comprar el pan a otro pueblo, eso lo entendí recién cuando vi que aquí puedes cambiar de pueblo con solo cruzar la calle, mientras que el pueblo más cercano del que yo vivía en Corrientes quedaba a 100 km" (de «Arroz viudo y patatas pobres», la cita no es literal, sino de memoria).
Pero desde luego que, lo mismo que dije antes, no hay datos escritos de nada, ni mucho menos medidas fiables y objetivas.
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«Con el amor al prójimo aclaras tu pupila para mirar a Dios» (S. Agustín)
Existen estudios sociológicos sobre la vida en el Imperio Romano durante más o menos la vida de Jesús. Y sé que alguien hizo un estudio aprosimativo sobre la realidad social de los apóstoles y los seguidores de Jesús. Pero reconozco que ahora mismo no os puedo dar la bibliografía.
Y también hay estudios demográficos sobre la antigüedad. Si encuentro el libro de Ecología humana (un librito muy pequeño y práctico con ese títuto), os paso el autor, porque en él hay referencias muy buenas.
Hay que tener en cuenta, que más o menos, la realidad social de todo el Imperio era muy parecida, y que la expresión de "bárbaros", sólo significa extrangeros, no necesariamente que fuesen de "inferior" calidad de vida en comparación con los latinos.
Un Abrazo
Mª Carmen
Ya no en el caso de Pedro, pero sí en el de Jesús, me resulta extraño que no tuviera una relativa seguridad económica que superara un poco la de la clase media-baja, porque se va por los caminos a "cumplir con su misión" a los treinta años aprox. y deja a la madre viuda (!?) casi abandonada "a la buena de Dios" (supongo que aquí hay que comprender su confianza ) Sería comprensible si el tallercito quedara en manos que pudieran seguir "produciendo" como para mantenerla, o no? Todo es especulación, claro. De todas formas, tampoco es muy probable que las altas esferas del poder sinagoguil se molestaran en prestarle atención a uno de los tantíiiiisimos pobres (digo "tantíiiiisimos" de acuerdo a lo que dice la cita de Meier sobre porcentajes tan bajos de las clases altas) por muchas verdades que dijera. ¿O será que mi pensamiento está demasiado viciado de política argentina actual?
No olvides que en su casa vivían 4 hermanos y un número indeterminado de hermanas, que además estaban con la madre, según la escena de Mc 3,31-35; así que por ese lado tranquila, que María está bien cuidada.
En cuanto a la seguridad económica de Jesús y su subsistencia mientras predicaba. Pongamos que fuera muy frugal.. él mismo dice que no tiene dónde reclinar la cabeza, pero suena a expresión hiperbólica. Por otro lado comía en casa de gente que lo recibía con gusto, y además parece que estaba el tema de las mujeres que lo seguían y proveían a su manutención, según Lucas 8,3 ("Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes, Susana y otras muchas que les servían con sus bienes[size= 12px]") lo cual es muy congruente con lo que sabemos de predicadores ambulantes en la antigüedad.
¿O será que mi pensamiento está demasiado viciado de política argentina actual?
jajajaja! para nada. Siempre ha ocurrido así, y queda como universal parábola la escena de El Principito en la que el científico que descubrió el asteroide se presenta con una vestimenta folclórica a dar la conferencia... si no estás vestido como corresponde, nadie te escuchará, y eso le pasaba al científico y a Jesús, a todo el mundo.
Lo de Meier hay que tomarlo en la línea en que lo dice: no se trata de una clase media como la nuestra, donde tienes asegurado mucho, pero tampoco es una clase pobre como la del obrero o el esclavo. Una clase media provinciana creo que reflejaría bastante bien el asunto.
Sea como sea, por patrimonio o por donaciones de sus seguidores, pero la cuestión es que Jesús está a la altura de los rabinos del momento, y en varias escenas es reconocido como tal. No lo desprecian por su pobreza, sino quizás por parecer más bien divertido y metido en el mundo de los hombres ("un borracho y un glotón", dicen para escarnecerlo, cosa que no sería un insulto si no bebiera vino y no comiera y se alegrara con mesas y charlas).
En fin, que un Jesús del siglo XVIII, con cara de lunes, mirando siempre para arriba, y el rictus de cólico renal recién curado, no es lo que dice el Evangelio.
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No tenía presente lo de los hermanos. Claro, eso explica dos cosas: 1) que podía irse a cualquier lado eludiendo responsabilidades (perdón por la irreverencia) con los más nobles fines, claro; y 2) que, en rigor, la gente se preguntaba "¿no es este el hijo del carpintero?" y no "Pero éste no es (o era) el carpintero????" Luego, no lo conocían como carpintero a él sino al papá. Y yo, acordándome del tango me imagino a Don Giuseppe, el carpintero, que tique tuque taque, contento porque el hijo le salió dotor (sic).
Al margen de la broma, lo que se ve, por lo que decís, es que se movía en (o al menos, tenía llegada a) un ambiente no menesteroso, puesto que Juana, que le daba una mano, era la esposa de un administrador de Herodes.
No se me había ocurrido lo del Jesús con cólico renal, jaja Y es cierto! A eso se parecen las imágenes!
Comer mucho y beber, puede ser signo de ser glotón y borracho, pero también puede ser signo de que se ha pasado largo período sin comer ni beber.
Perdón, error mío. Mc 6,1-6 lo trata de carpintero a él directamente. No hay Giuseppe carpintero.
No, no es te has equivocado, lo que citaste está, pero no en Marcos:
-Marcos dice: "¿no es este el carpintero?" (6,1-6)
-en el mismo relato paralelo, Mateo dice: "¿no es este el hijo del carpintero?" (Mt 13,53-58)
-mientras que Lucas 4,16-30 dice "¿no es este el hijo de José?"
Meier observa que posiblemente para la generación o el público de Lucas y Mateo podía ser un poco embarazoso presentar al fundador venido de Dios como carpintero, y corrigen a Marcos, quien quizás trae la versión más cruda, como suele ocurrir.
De todos modos, hay que tener en cuenta que Marcos también tiene su teología; que sea unos años anterior a los otros no lo hace más biográfico, así que quizás Jesús era hijo del carpintero, y a Marcos le pareció bien enfatizar ese humilde origen, haciéndolo a él mismo carpintero.
En fin, es de la lista de cosas para preguntar allí arriba cuando lleguemos (si llegamos).
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Comer mucho y beber, puede ser signo de ser glotón y borracho, pero también puede ser signo de que se ha pasado largo período sin comer ni beber.
Eso desde ya, Jesús lo cita como un dicho de gente maliciosa, que no se conforma con nada:
Porque ha venido Juan el Bautista, que no comía pan ni bebía vino, y decís: "Demonio tiene." Ha venido el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: "Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores." Y la Sabiduría se ha acreditado por todos sus hijos. (Lc 7,33-35)
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