Hola a todos.
Poco después de leer la confesión de Pedro en Mateo, me encuentro con algo que siempre me ha llamado la atención y que desconozco por completo. Se trata de cuando Jesús pide a los Doce que no digan a nadie más que él es el mesías. No es la única ocasión; sin tener que abrir la Biblia recuerdo muchas otras situaciones en las que Jesús, tras obrar curaciones y otros milagros, pide expresamente que no sean contados a nadie. ¿Cuál es el objetivo de esto?
Saludos
Quizás se haga un poquito largo, pero es un tema lindo.
En Biblia está cuestión se estudia específicamente referida al evangelio de Marcos, se llama «cuestión del secreto [o silencio] mesiánico». En realidad, las frases donde Jesús manda a guardar silencio de manera tan curiosa están en los tres evangelios sinópticos, pero ya verás por qué se circunscribe sólo a él.
Un pequeño excursus:
Durante algunos siglos Marcos se consideró un mero resumen de Mateo, lo que hizo que en la práctica se lo leyera y estudiara poco... ¡de la liturgia estaba prácticamente ausente!
Esto tenía que ver con la teoría de la composición de los evangelios que había transmitido nada menos que san Agustín, y que apoyada en su prestigio, llegó casi sin crítica hasta la modernidad; según esa teoría, había habido un primer evangelio en hebreo, que sería el de Mateo (esto se basa en una noticia no del todo bien comprendida transmitida por Papías en el siglo II); de ese evangelio Marcos hizo un resumen y traducción al griego; también el de Mateo se tradujo al griego, y el texto hebreo se perdió (eso explicaba las semejanzas y diferencias entre Mt y Mc). Luego Lucas, incorporando la predicación de san Pablo y los recuerdos directos de la Virgen, se habría basado en aquel mismo primer evangelio, pero el resultado es una obra distinta, incluso más grande. Esa es la razón por la que nosotros los tenemos ordenados en Mateo, Marcos y Lucas.
Todas estas certezas, basadas un poco en grandes construcciones intelectuales pero sin datos históricos ni literarios que las avalaran, comenzó a resquebrajarse en la época moderna. Ya en el siglo XIX se postuló la que -con muchas variaciones- es la teoría sinóptica actual: Marcos habría sido el primero en componer un evangelio, basándose en fuentes de distintas clases: recuerdos orales de la predicación de Jesús que circulaban por las comunidades cristianas, colecciones escritas de su doctrina en forma de "logia" (sentencias, frases memorables) que circularían y se leerían en el culto cristiano, junto a las elaboraciones teológicas basadas en la revelaciones de los profetas de las distintas comunidades. La composición del evangelio fue todo menos algo pasivo y exterior, como si lo que hizo y dijo Jesús pudiera haberlo escrito cualquier "observador imparcial".
De este primitivo evangelio (compuesto en la década del 60), tomó impulso la comunidad de Mateo en la que se escribió el evangelio que lleva su nombre, poco después del año 70. Tras esto la comunidad antioquena, reunida en la persona de Lucas, compone un nuevo evangelio, con una orientación decididamente hacia la gentilidad, en la década del 70, pero ya más hacia el final.
Esta es una muy apretada síntesis de la teoría sinóptica, con muchos aspectos expresados con imprecisión, y me disculpo de dispersarme en este tema colateral, pero ya verás que tiene algo que ver con el secreto mesiánico.
La hipótesis de Wrede:
Centrándonos ya en ese tema, el exégeta alemán Wrede formuló en 1901 la hipótesis de que ese tema del silencio era una elaboración teológica de Marcos para tratar de explicar por qué, si Jesús había sido mesías desde siempre, no se había manifestado como tal en vida, es decir, por qué sólo tras la resurrección los creyentes reconocen la mesianidad.
El "silencio mesiánico" sería entonces un "teologúmeno", es decir, una explicación teológica revestida de una forma histórica, que puede ser biográficamente exacta, es decir, que Jesús pudo haberlo dicho así, pero incluso en el caso que reprodujera palabras que Jesús dijo, no fueron reproducidas porque las dijo, sino porque explicaban teológicamente un aspecto esencial de la misión de Jesús: su abajamiento a una vida de hombre "común".
Los otros dos evangelios sinópticos, como contaban con una teología más completa del misterio de Jesús, mesías sufriente, no necesitaron ya este teologúmeno como tal, y aunque lo mantuvieron en algunos pasajes que vienen directamente de Marcos, no tiene un tratamiento sistemático como en él.
Los pasajes de Marcos en donde se utiliza este teologúmeno son los siguientes:
1,34: Jesús curó a muchos que se encontraban mal de diversas enfermedades y expulsó muchos demonios. Y no dejaba hablar a los demonios, pues le conocían.
1,44: Mira, no digas nada a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y haz por tu purificación la ofrenda que prescribió Moisés para que les sirva de testimonio." Lv 14,1-32
3,12: Pero él les mandaba enérgicamente que no le descubrieran.
5,43: Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y les dijo que le dieran a ella de comer.
7,36: Jesús les mandó que a nadie se lo contaran. Pero cuanto más se lo prohibía, tanto más ellos lo publicaban.
8,26: Y le envió a su casa, diciéndole: "Ni siquiera entres en el pueblo."
8,30: Y les mandó enérgicamente que a nadie hablaran acerca de él.
Estos son los usos que hacen Mateo y Lucas de esas frases:
1,34 => Lc 4,41
1,44 => Mt 8,4; Lc 5,14
3,12 => Lc 4,41
5,43 => Lc 8,56
Hay que notar que Mc 8,22-26 (el ciego de Betsaida) es uno de lo pocos pasajes que son exclusivos de Marcos (de simple tradición, es decir, que no están ni en Mt ni en Lc). Luego viene la profesión de fe de Pedro, que en Marcos ocupa 8,27-30, y en el v 31 se dice que "comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar a los tres días.", que también traen Mt y Lc, pero Marcos introduce una cláusula que no está en los otros: "Hablaba de esto abiertamente" (8,32).
Parece evidente que con esa frase Marcos clausuró su elaboración teológica del tema, mostrando que Jesús no reveló ser el Mesías no porque no lo fuera, sino porque la mesianidad que él encarnaba era de otra clase que la que el judaísmo esperaba.
Luego una sola vez más se hace alusión al secreto mesiánico, tras la escena de la transfiguración (9,9):
«Y cuando bajaban del monte les ordenó que a nadie contasen lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.»
pero hay que tener en cuenta que esa historia es precisamente como un resumen de la confrontación entre gloria y pasión, e incluso la cuestión del secreto está allí de la misma manera en los tres evangelios.
Respecto de la interpretación misma del "secreto mesiánico" escribe Schnackenburg un párrafo que creo que sintetiza muy bien el significado:
La expresión [«secreto mesiánico»] no resulta muy feliz, pues a lo largo de toda la primera parte del Evangelio de Marcos no aparece ni una sola vez el problema acerca del Mesías, es decir, acerca del Mesías como rey teocrático, acerca del hijo de David en el sentido de la esperanza popular; el pueblo no parece pensar en esa idea. Marcos debió perseguir más bien una tendencia cristológica de cara a sus lectores cristianos: Jesús quiere ocultar su dignidad y divinidad y realizar su empresa misionera únicamente como siervo obediente de Dios; pese a lo cual, irradia de él una fuerza poderosa que arrastra hacia él a las multitudes. El evangelista, que cree como sus lectores en la gloria del Señor exaltado al cielo y que interpreta su filiación divina como el verdadero fundamento de la portentosa actividad terrestre de Jesús, quiere poner en claro que antes de su resurrección Jesús oculta de propósito su gloria y quiere seguir el camino de la humildad, los dolores y la cruz. Sobre la tierra Jesús se esfuerza denodadamente por evitar toda notoriedad en torno a su persona y actuar en exclusiva como heraldo del Evangelio. (De El evangelio según san Marcos, ed. Herder, 1980, tomo I, pág 57)
¿Entonces Jesús dijo o no dijo esas frases literalmente?
Eso no lo sabemos. Los métodos actuales de estudio de los evangelios impiden llegar a conclusiones tajantes de tipo "esto es literalmente reproducción de palabras de Jesús" o "esto es elaboración de la tradición preevangelica o del evangelista". Parece aceptable que sobre la base de alguna frase semejante que la tradición conservó como venida de labios del mismo Jesús, y que a Marcos le sirvió para comprender el problema de por qué Jesús no había manifestado su gloria durante el tiempo de predicación, él extendió esa frase en un conjunto coherente y como "en crescendo", porque aquello que a él mismo le había servido para comprender mejor a Jesús, podía servirle también a la comunidad a la que aleccionaba y catequizaba. Quizás la frase que dijo Jesús sea la que recoge el capítulo 9 acerca de la transfiguración, lo que puso a Marcos en la pista del asunto.
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«Busca a Dios, entonces hallarás a Dios y todo lo bueno.» (M. Eckhard)
Muchas gracias, Abel, por la extensa y detallada respuesta. Desde luego, el tema resulta curioso.
Excelente respuesta Abel, pero yo ahora quería hacer otras, dentro del mismo tema
La primera de donde surgió la idea de un Mateo arameo, que se habría perdido, pero del que habría copiado Marcos, y, también Lucas, se entiende sus comunidades
Por lo que hace, a la prohibición, del evangelista, se me ocurren varias razones, tendiendo en cuenta que Marcos, es el que presenta un Jesús más humano, nuestro modelo, que trate de sacarle importancia a los signos, como les llama Juan; porque lógicamente ahí, no podemos seguirle, imitarle
Otra razón, es para que nos quede claro que lo que importa, bueno, para que le quedará claro a su comunidad de Roma, que lo importante no era hacer milagros, si no la obediencia a Dios, justo en una época en la que como a los cristianos de Irak, Siría, y, Pakistan , ahora, esa obediencia los llevaba a la muerte, como llevo a Jesús
Y, como no, el que se pudiera confundir, religión, o, mejor seguimiento de Jesús con magia, que abundaba, y, abunda
Un abrazo
Maite
"Lámpara es tu Palabra para mis pasos; Luz en mi sendero”
Quería escribir un post pero me salió un artículo, lo siento.
Respecto de la prohibición, sí, es ese el sentido, amplio, profundo. Personalmente creo que tiene su origen literal en el mismo Jesús, aunque Marcos lo amplió y sistematizó, al encontrarle su "utilidad" teológica.
Aunque Jesús hubiera prohibido todos y cada uno de los que señala Marcos, debemos a éste que los haya puesto en ese "in crescendo", para culminar con el "de esto sí les hablaba claramente", refiriéndose a la Pasión. Porque el orden en que se presentan los episodios de Jesús no responden a un orden biográfico sino teológico.
En cuanto a lo otro que preguntas, de dónde sale la convicción de que Mateo escribió en arameo y luego se perdió.
El asunto es complicado, porque se dan la mano varias convicciones no relacionadas entre sí de manera directa, pero que pasan a estarlo en determinado momento. Trataré de explicarme.
Sabemos por Hechos que al principio había cierta tensión entre los judíos cristianos "hebreos" y "griegos" (Hechos 6). Lamentablemente, cuando Lucas cuenta esto (hacia los 80), eso era un problema ya muy superado por nuevas circunstancias, el diaconado estaba establecido, y la Iglesia prácticamente se había volcado hacia el mundo de habla griega. Incluso los primeros escritos que nos llegaron (las cartas de Pablo) están escritas en griego (aunque no se descarta que en muchos casos Pablo pensaba en arameo, y traducía pobremente lo que quería decir... es un tema de investigación abierto).
Lo que se entendía por "hebreos" y "griegos" en los primeros años no es lo que se entendió en época de Lucas. Para Lucas los "griegos" eran ya cristianos de habla griega, y por tanto podría venir también incluido en el paquete los conversos del paganismo. Lucas, en definitiva, piensa la Iglesia con la herencia del mundo paulino. Pero los primeros cristianos, cuando hablaban de "hebreos" y "griegos" se referían a los judíos de habla hebrea (es decir, los palestinenses) y a los judíos de habla griega (es decir, de la diáspora). El segundo era más misionero y en "diálogo con el mundo" que el primero, así que es lógico que dentro de los límites del juidaísmo hubieran sentido cierta atracción por la novedad judeocristiana los judíos de habla griega, a pesar de que sus fundadores fueran "hebreos".
Este judaísmo de habla griega fue luego superado en número e importancia por los elementos conversos del paganismo, que terminaron dándole al cristianismo un nuevo rostro, pero esto ocurre gradualmente.
Mientras tanto la comunidad de judeocristianos "hebreos" (es decir, que hablaban arameo, o que leían la Biblia en hebreo) dominaba en Jerusalén, e incluso tenían su propia estructura donde primaba Santiago "el pariente del Señor", acorde con una mentalidad ligada a la familia y a la tribu. Según Eusebio de Cesarea, los dos primeros obispos de Jerusalén fueron parientes del Señor, y luego siguió habiendo sucesión exclusivamente judía (judeocristiana, se entiende) hasta la destrucción completa de la ciudad (año 135). Recién allí hubo en Jerusalén (bueno, en realidad ya ni se llamó así) obispos que no venían del judeocristianismo, pero para esa altura, la cristiandad de Jerusalén había perdido toda importancia.
Lo cierto es que estos judeos cristianos anteriores a Pablo observaban las leyes judías, y privilegiaban los aspectos "conservadores" de la enseñanza de Jesús ("ni una tilde de la ley caerá", etc.). Posiblemente entre ellos haya surgido una primera compilación de "dichos" (en griego "logia" -se pronuncia "loguia"-) del Señor, quizás en lengua aramea.
Más tarde esa versión del cristianismo, demasiado atada a la práctica judía se dividió en dos:
-aquellos que hicieron la transición hacia un cristianismo independiente, aunque mantuviera lazos con el judaísmo (es lo que podemos notar en al comunidad que dio lugar al evangelio de Mateo), con el tiempo, poco pasado el año 70 esa comunidad publicó el evangelio de San Mateo, escrito en griego, basado en Marcos y en una fuente independiente de dichos del Señor que no ha llegado hasta nosotros y que los especialistas llaman "Q". No es ningún evangelio existente, sino una hipótesis de una colección de dichos del Señor, que a lo mejor tiene relación con esa fuente de dichos que mencioné antes (pero no es la misma, porque aquellos eran en arameo, como veremos luego). A lo mejor Q es simplemente el nombre que le damos al proceso de tradición oral...
-hubo otro grupo de estos judeocristianos que no pudieron asimilar el cambio en la Iglesia, el paso a un cristianismo que ya no era una parte del judaísmo, que incorporaba a los gentiles, y que traía una lectura nueva de la relación con la ley, una lectura muy pasada por el filtro de Pablo. Como suele ocurrir con la gente que no es capaz de asimilar los cambios (gran lección para nuestro tiempo, porque esto es una constante en la historia cristiana), terminaron confundiendo su pedacito de verdad con la Verdad, y se fueron con su verdad bajo el brazo.
Con el tiempo se llamaron "ebionitas", que significaba "necesitado", quizás hacían hincapie en la pobreza voluntaria, o se consideraban los verdaderos "pobres de Yahvé" de los que hablaban los profetas (aunque en ellos la palabra era "anawim"). También ellos tuvieron un evangelio, que dos por tres se identifica con alguno de los apócrifos que se van descubriendo. San Jerónimo dice haberlo conocido.
A esto sumémosle otra cuestión: hacia el fin del siglo I o comienzos del II se había ido perdiendo la memoria concreta de cómo habían surgido los evangelios, y en general los escritos de lo que ya empezaba a ser visto como "El Nuevo Testamento". Por otro lado, por un proceso habitual de la tradición oral, la compleja cadena de transmisores del mensaje de Jesús se había ido concentrando en unos pocos: los Doce, y a lo más san Pablo, como si todo el cristianismo hubiera comenzado con la predicación exclusiva de ellos. Esta imagen llegó popularmente hasta la actualidad. Compara lo que nosotros decíamos sobre el origen de la fe cristiana hasta hace unos años, con lo que Pablo dice en 1Cor 15, que leímos la semana pasada: "se le apareció a Cefas, a los Doce, a más de 500 hermanos, a Santiago, a los apóstoles, y luego a mí"... mira cuántas categorías de "testigos originarios" conoce Pablo en el año 50... ¡de ninguna manera para san Pablo "los apóstoles" son solamente los Doce!, por ejemplo.
Bueno, lo que viene a nuestro tema es que a comienzos del siglo II ya había iniciado ese movimiento de simplificación del pasado, que culminará en el siglo IV y que lo llamamos "armonización", y que tiende a agrupar personajes similares (todas las pecadoras son la Magdalena, todos los pecados de las mujeres son la prostitución, todos los santiagos son los dos de los Doce -y porque no podían poner uno solo-, todos los juanes el Juan de los Doce, etc, etc, etc), Esto daba armas sencillas a la lucha contra la herejía, que se basaba también, la mayor parte de las veces, en simplificaciones.
La gente que luchaba contra la herejía era a veces muy formada, pero otras no eran ni doctores ni sabios, sino predicadores de buena voluntad (aunque a veces de escaso seso y menos formación) que, guiados por el Espíritu, intuían un peligro de herejía en novedades y lecturas extrañas... sus armas eran (como hoy en nuestros gloriosos campeones de la fe de internet) esas simplificaciones que se decían rápido y no hacía falta asimilarlas demasiado.
De allí sale que los evangelios tienen por fuerza que ser de discípulos directos de Jesús (de entre los Doce, porque para esa época parece que son los únicos que tuvo), o secretarios de discípulos directos. Ahí se armó el esquema: Mateo y Juan: de los Doce; Marcos y Lucas, secretarios del príncipe de los Doce, y del Apóstol de los gentiles. Todas las tendencias eclesiásticas admisibles democráticamente representadas...
Para ello hubo que entender un poco libremente algunos testimonios de la tradición. En el caso que nos ocupa, Mateo, había una tradición proveniente de Papías de Hierápolis (m. hacia el año 130) que decía: «Así que entonces Mateo compuso las palabras (logia) en lengua hebrea, y cada uno las interpretó como pudo.»
Por supuesto, allí no dice que Mateo compusiera un evangelio, dice sólo que transmitió unos logia, unas sentencias o palabras del Señor en legua hebrea (posiblemente quiso decir aramea), pero era tal el deseo del siglo II de encontrar una forma lógica de explicar el origen de los evangelios, que esta frase fue quedando como ancla segura. Aun hoy en sitios apologéticos se traduce esta frase como "Papías dice que Mateo compuso el evangelio en lengua hebrea..." cosa que no dice, ni mucho menos.
También debe tenerse presente que el testimonio de Papías no es el mejor posible, aunque sea de lo poco disponible. El propio Eusebio, que es quien lo transmite, dice que Papías es un "varón de mediocre inteligencia, como lo demuestran sus libros..." (Historia Eclesiástica, III, 39). Eusebio los leyó, nosotros lamentablemente nos tenemos que conformar con su juicio.
Estas sentencias fueron citándose así, concentrando toda la cuestión en los Doce o en sus "secretarios", hasta que a inicios del siglo V san Agustín compone esa gran obra de armonización que fue la que resumió casi todo lo que se ha dicho por siglos en cuanto a los evangelios, y consagró este orden que conocemos nosotros: Mateo, Marcos, Lucas, Juan, que él dice que es recibido de la tradición, sin mayores detalles (aunque no es del todo cierto, se ordenaban también de otros modos). La obra fue "La concordancia de los cuatro evangelios" (tomo 29 de las OC, en la Biblioteca de ETF), donde se daba por hecho que todo procedía de Mateo, aunque es prudente al indicar que todo eso tenga que ver con un original hebreo perdido. Sumemos que san Jerónimo conoció quizás el evangelio "de los ebionitas", y tenemos el cuadro completo para ver cómo llegó a hacerse común algo que no responde ni de lejos al proceso compositivo de los evangelios.
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«Busca a Dios, entonces hallarás a Dios y todo lo bueno.» (M. Eckhard)
Gracias, por tu respuesta que me ha aclarado, y, enseñado muchas cosas.
Veo que no hemos cambiado, mucho es que 2.000 años no es, nada, que decía el tango, resulta sorprendente, como en todos los tiempos, antes, más tarde, y, ahora mismo, los que se empeñan en quemar en la hoguera, crucificar, o, excomulgar, según sea la moda; a los que hechos deciden son herejes, o, no cumplen su moral de cajón, los de la lectura textual de la Biblia, de los PP, de cualquier documento de la Iglesia, los que acaban confundiendo, Tradición, con tradición, una opinión con la verdad revelada, su opinioncita, con La Voz de Cristo, del Cristo místico, que es la Iglesia, esos que en par de una ortodoxia, de una fe, que quieren custodiar, como el siervo tonto su moneda, acaban quedando fuera, les paso a los judíos, les paso a muchos otros, de hecho, y, creo que es algo que no deberíamos olvidar, los ortodoxos, son cismáticos
Fe estática imposible, sería un cadáver, no se dan cuenta, de que si la fe, fuese estática sería un cadáver, pero eso jamás les entrará en sus cabecitas
Me he copiado el post, lo tengo en mi carpeta de “estudio”
No sabía nada, de los evionitas, si de que los helénicos, no eran conversos del paganismo, si no judíos de la diáspora, de donde por cierto, si no me equivoco era el mismo Pablo
Ignoraba que la comunidad lucana, no lo tuviese en cuenta, y, pensase en los conversos, procedentes de la gentilidad, pero por otro lado, ahora caigo que es lógico.
Voy con otra pregunta, es una cuestión intrascendente, pero me llamo la atención, la primera vez que la leí, fue en un libro escrito por un jesuita americano del Norte, el título del libro es. “como hablar con el Jesús histórico en la oración”; entre otras muchas cosas dice, que Jesús alquilo, un piso en Cafarnaúm, bueno una casa, no le dí, más importancia, pero ahora, leyendo, “La Salvación es para todos”; de otro jesuita, Ives. No recuerdo el apellido, afirma que según Mateo, Jesús alquilo una casa, este ya no dice el sitio, yo la verdad no recuerdo ningún pasaje de Mateo, que indique eso, es más no sé si se alquilaban pisos entonces, siempre pensé que Jesús, se había quedado en Cafarnaúm en casa de Pedro, y, digo yo, que este no le cobraría a su Maestro la habitación
Un abrazo
Maite
"Recuerda Señor, que tu Misericordia, y, tu ternura son eternas”
Muy buena pregunta
Jesús no queria que nadie lo sepa porque el milagro central de todos nosotros, los cristianos, va a ser la Resurreccion, a través de la cual nos lleva a la vida eterna y al perddón de los pecados. Jesús se tenía que glorificar a Dios que da la vida y la quita.
Saludos,
Al parecer siempre han sido inquietantes algunas frases que Jesús dice en los Evangelios. Incluso en algunos momentos parece contradecirse así mismo. Precisamente he estado estudiando un libro del sacerdote madrileño José Miguel García (Los orígenes históricos del cristianismo, Ed. Encuentro, Madrid 2007), que aclara estas interrogantes bíblicas. Él se enfoca principalmente en las malas traducciones que se dieron del arameo al griego. Porque el arameo siendo una lengua primitiva y al tener poco vocabulario, una palabra podría representar en otras lenguas varios significados diferentes.
Por ejemplo en el pasaje de la hija de Jairo (Mc 5, 43). Jesús les dice a sus padres sobre no contar lo sucedido a nadie. Parece ilógico que les haga esta advertencia. Puesto que, ya se estaban disponiendo los preparativos de su entierro. Si entramos en razón, los familiares y vecinos ya se habían enterado de su muerte. Al ver la niña de nuevo en pie y jugando con otros niños, ¿no concluirían que el Maestro que había venido a visitarles había hecho el milagro portentoso?
El autor de este libro, asegura que es una mala interpretación del arameo. El pasaje bíblico dice: Y les mandó encarecidamente que nadie supiese…” Sin embargo, para García la palabra nadie puede tener otros significados en arameo como Hijo del hombre. Y que el verbo agradecer al no existir en arameo se utiliza otros conceptos que sí existen en esta lengua como amar o conocer. Por tanto, se tradujo del arameo agradecer por conocer (supiese). Por ende, del arameo podría traducirse lo siguiente: “Y les recomendaba encarecidamente que el Hijo del hombre no fuera agradecido por esto”. Comprendiéndose así que Jesús lo que les dijo es que no fueran agradecidos con él sino con Dios.
Finalmente, podríamos concluir que el texto sagrado actual posee variantes de su verdadera traducción original. ¿Serán necesarias cambiarlas por afirmaciones más acertadas? Pienso que no, aparte que el canon ya está establecido como tal. ¿Y cómo haríamos con las malas interpretaciones, que muchas veces son causa de dolor de cabeza para la Iglesia? Por ejemplo, el problema de la virginidad de María o las discrepancias con el tema de la resurrección de Cristo.
Creo que es el compromiso que tienen los teólogos, estudiosos de la Sagrada Escritura o pastores de la Iglesia es formar sin ningún temor a recalcar estos errores. Indicando que el Nuevo Testamento pasó un proceso de formación, y muchas veces fueron escritos para responder el tiempo de su creación. Las malas traducciones deben presentarse normalmente como errores humanos. Es decir, mostrar la Sagrada Escritura como la presencia y acción de Dios pero sin dejar de lado su ejecución humana que es imperfecta.
Siempre he entendido esas peticiones por un motivo de prudencia o conveniencia. Además de que las aportaciones dadas aquí y que me son nuevas, me parecen igualmente razonables.
Por qué conviene tal cosa?
Por una parte, pienso que Jesús no quiere cambiar el curso de la historia. Él es lo que es y viene a lo que viene. Esto me parece que enlaza con alguna argumentación. Él será el Resucitado, no el hijo de José, no el artesano, no el curandero, no el milagrero, no el chamán, no el maestro docto,... Se hizo carne, se anonadó, pasó por una de nosotros, pero su misión no le permitía quedarse corto abriendo una consulta o creando una empresa de artesanía o de servicios, como se diría ahora.
Por otra parte, en mi opinión, esa petición es bueno para la sique (ampliando el concepto de sicología) y para la fe (en minúscula) de los "miraculatos" y de la gente o por evitar revuelos superticiosos,...
Para confesarlo como Mesías o Hijo de Dios nadie había recibido el Espíritu, aunque Éste hablara a Pedro. Nadie recibe la Palabra si no se actúa desde una vida en el Espíritu. Es prudente que los Apóstoles esperaran a confesarlo en Pestecostés.
Jesús sabría las circunstancias para ser conveniente hacer esa petición o no, aunque no es posible que en un relato corto quepa, como dice el final s. Juan en su Evangelio.