Hola Abel,
estoy comenzando a leer diariamente la Biblia y a estudiar los pasajes. Inicie con la Biblia de Jerusalén (2009 versión latinoamericana). Hubo algunas notas al pie que no me gustaron (explicaciones donde minimizan la divinidad de Cristo en sus acciones ej. perdonar los pecados en la curación del paralítico)
Por eso y por curiosidad también comencé a usar la Biblia de Nuestro Pueblo (Biblia del Peregrino edición Latinoamericana). Y aunque algunos textos son bellos (salmos) fluye demasiado bien el castellano y hay algunas traducciones que no me gustaron (¡el Consagrado de Dios! en vez de ¡el Santo de Dios!).
En fin, busque en internet cuales eran las mejores traducciones o versiones de la Biblia y me compre la de Cantera Iglesias, que aunque “dura” en sus traducciones, trae muchas notas e introducciones interesantes (lástima del tamaño de letra micro) y la Biblia de Navarra, (que hasta ahora es la que más me ha gustado). Ya encarrerado a hacer una colección bíblica adquiriré la Nacar-Colunga.
La introducción es para comentar varias cosas que leí en toda esta búsqueda.
Me encontré con varias páginas que acusaban a los Exegetas Católicos y a la PCB de estar contaminadas de progresismo y modernismo.
Ejemplos:
El declive de la ortodoxia en la exégesis católica del siglo XX
https://gloria.tv/article/UPvpmKBKncys4R5GkHDLnTdJM
Biblias en español buenas y malas
http://.adelantelafe.com/biblias-en-espanol-buenas-y-malas/
Ediciones Biblia de Jerusalén
http://.juanstraubinger.blogspot.mx/2013/05/la-biblia-de-jerusalen-1973-1998-y-2000.html
Sin ser estudioso de la Biblia me doy cuenta que estas tésis:
Primero: La Sagrada Escritura está libre de error en todo aquello que los hagiógrafos afirman, con independencia del asunto tratado. En repetidas ocasiones el Magisterio ha enseñado que ningún intérprete católico puede restringir la inerrancia bíblica a aquellas afirmaciones que él piensa que tienen valor religioso o “salvífico” mientras admite la posibilidad de errores bíblicos en materias “profanas”; pues, como dice el Vaticano II, todo lo afirmado por los autores inspirados es afirmado por el Espíritu Santo. Esto es precisamente lo que significa inspiración divina de la Biblia.
Segundo: La Escritura debe ser interpretada conforme a la Sagrada Tradición, en particular, al consenso unánime de los Santos Padres y a las declaraciones del Magisterio de la Iglesia.
Tercero: Aunque la identificación de determinados géneros literarios en algunas partes de la Biblia puede ser debatido legítimamente, los cuatro Evangelios, de principio a fin, pertenecen categóricamente al género literario de la historia en el sentido pleno de la palabra. Como dice el Vaticano II, los Evangelios “siempre” (semper) narran “la pura verdad” sobre Jesús, y reflejan “fielmente” lo que “hizo y enseñó realmente Nuestro Salvador hasta el día de la ascensión”.
No me parecen sostenibles ante una lectura incluso superficial de la Biblia.
¿Este ataque a la Exégesis moderna sigue?, ¿dónde esta el limite entre hacerle una autopsia al texto y al contexto y donde debemos parar para encontrarnos con lo que nos dice a nosotros y nos lee la Iglesia?, ¿cuál es la importancia de definir una ortodoxia contra los avances bíblicos, y cuando estos avances bíblicos realmente terminan sin decirnos nada sobre la Fe y la realidad de quién y como lo escribió, donde solo se presentan los nuevos estudios como novedad por novedad?
https://twitter.com/CarlosJBSantos
Esas y otras más de ese mismo género de página, son insostenibles no sólo ante el texto bíblico, sino incluso ante el magisterio que pretenden invocar.
En la Iglesia, como en la vida, hay muchos lobos con piel de cordero, entre ellos esta gente miedosa que piensa en esquemas, y lo que no escapa en su esquema religioso ultradefinido, aunque venga de Dios, o todos los signos apunten a que viene de Dios, no lo escuchan.
El sacerdote Elí fue precavido, para no equivocarse, pero a la de tres aceptó que la voz venía de Yahvé; Gedeón pidió un par de pruebas, pero al final admitió que la voz que le hablaba, aunque le dijera cosas inaceptables o imposibles humanamente, era de Dios; a esta gente se le nota la pezuña, no porque lo que digan esté palmariamente mal, sino porque no les interesa acopiar el magisterio para una experiencia de encuentro con Dios en su Palabra, sino juzgar el encuentro a partir de si coincide o no con lo que ellos entienden (y desean entender) del magisterio. Y ni a la de tres son capaces de ver a Dios.
Para que veas, no ya el atrevimiento, sino la malicia con la que están dichas esas expresiones que citaste, veamos una:
«La Sagrada Escritura está libre de error en todo aquello que los hagiógrafos afirman, con independencia del asunto tratado. En repetidas ocasiones el Magisterio ha enseñado que ningún intérprete católico puede restringir la inerrancia bíblica a aquellas afirmaciones que él piensa que tienen valor religioso o “salvífico” mientras admite la posibilidad de errores bíblicos en materias “profanas”; pues, como dice el Vaticano II, todo lo afirmado por los autores inspirados es afirmado por el Espíritu Santo. Esto es precisamente lo que significa inspiración divina de la Biblia.»
El Vaticano II dice, efectivamente, que todo lo afirmado por los hagiógrafos debe tenerse por afirmado por el Espíritu Santo (nº 11), pero a continuación agrega, como parte misma de la cita, algo que no debe separarse de aquello:
«Como todo lo que afirman los hagiógrafos, o autores inspirados, lo afirma el Espíritu Santo, se sigue que los Libros sagrados enseñan sólidamente, fielmente y sin error la verdad que Dios hizo consignar en dichos libros para salvación nuestra» (el subrayado es mío)
¡Así que sí! el Magisterio admite precisamente una "limitación" de la veracidad de la Biblia. Sin embargo, esa limitación debe escribirse con comillas, porque no es tan fácil dividir las aguas: si es "para salvación" es verdadero, y si es cualquier otra cosa, puede ser erróneo.
Claro, que tú les lees a esta gente ese texto del Vaticano II (el mismo que ellos citan sesgado), y orondamente te responden que es que la Iglesia se ha infiltrado de "modernismo" (o lo que ellos llaman modernismo, que viene a ser todo lo que ellos son incapaces de entender o aceptar), por tanto te responden con una cita de la Providentissimus Deus:
«En efecto, los libros que la Iglesia ha recibido como sagrados y canónicos, todos e íntegramente, en todas sus partes, han sido escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo; y está tan lejos de la divina inspiración el admitir error, que ella por sí misma no solamente lo excluye en absoluto, sino que lo excluye y rechaza con la misma necesidad con que es necesario que Dios, Verdad suma, no sea autor de ningún error.» (nº 45, León XIII, 1893)
Y se quedan orondos, seguros de su "verdad", habiendo opuesto magisterio a magisterio, como si se tratara de una guerra de citas en la que el más viejo necesariamente gana.
El fondo del problema está en esto:
Es de necesidad, no de magisterio, sino de lógica necesidad religiosa, que la Palabra de Dios, si es realmente de Dios, indique la verdad de manera cierta y no errada; así que el magisterio no necesita "definir" la inerrancia bíblica, o mejor dicho, "definirla" equivale simplemente a reconocerla.
Por otra parte, es también manifiesto que la Biblia contiene afirmaciones que no pueden admitirse como ciertas en su sentido directo e inmediato. No hay de esto un ejemplo, sino cientos, miles de afirmaciones "contrafácticas" a cada paso en el texto bíblico. Si pongo el ejemplo de la imposibilidad de que en una caja de madera como el arca (150m de largo) quepa una pareja de todas las especies existentes en todo el mundo, o la imposibilidad literal de que el sol (que no "circula" por el cielo alrededor de la tierra) se pare en el cielo un día entero para que Israel gane una batalla, me podrían decir que no acepto tan evidentes milagros, y por tanto soy algo así como un feo y barbudo racionalista, pero vamos a este pequeño ejemplo:
En 1Samuel 17 se nos habla de la proeza de David cuando venció, con una piedra, al gigante Goliat, de Gat, campeón filisteo, el asta de cuya lanza "era como enjullo de tejedor" (17,7). Resulta que en 2Samuel 21,19 se nos dice que "Hubo otra guerra en Gob contra los filisteos, y Eljanán, hijo de Yaír de Belén, mató a Goliat de Gat; el asta de su lanza era como un enjullo de tejedor."
¿Se trata del mismo personaje? apenas podría caber duda, de hecho, la propia biblia aplica la misma expresión hebrea ("el asta de su lanza era...") a los dos; los dos se llaman igual, los dos muertos por un bethlemita.
Mons. Straubinger, en su Biblia comentada (precisamente la que hace de base de estos trasnochados de las páginas que citas, pobre y sabio Mons Straubinger), pasa por arriba del problema, y se limita a sugerir que se podrían traducir distintos los nombres, Goliat uno y Galeyat el otro, para que no se confundan.... ¡pero eso es un criterio chapucero al completo: los dos nombres se escriben y vocalizan exactamente igual en hebreo!
Se trata simplemente de la misma persona, que ha sido muerta en circunstancias notables, quizás por Eljanán, quizás por David, y cuya tradición ha llegado de maneras diversas a la posteridad, y ha sido consignado, con la fidelidad profunda de los hagiógrafos, de todas las maneras en que la han recibido.
Es solo un ejemplo, pero como la Biblia no puede contener ningún error material desde el punto de vista de sus afirmaciones históricas, so pena de que nos condenemos al infierno los que los vemos como evidentes, entonces creo que vale perfectamente como ejemplo. Y si no vale este tranquilo, que atrás hay una cola de miles más...
Por supuesto que siempre se puede adoptar la solución del avestruz: no era el mismo, no veo el problema, pero cuando los problemas son tan repetidos, la cuestión es que a lo mejor tenemos un equivocado marco teórico.
A fines del siglo XIX, echando mano de este género de cuestiones, muchos científicos positivistas, a la luz de los nuevos descubrimientos en el oriente medio, y del avance de las ciencias pragmáticas, venían a señalar uno por uno y a decir «¿a esto llaman "Palabra de Dios"?». A ese contexto pertenecen las palabras de la encíclica Providentissimus Deus que cité, y que vienen a recordarnos ese principio elemental de que si la Palabra es "de Dios" no puede contener errores.
El problema que tenían en el siglo XIX, tanto los creyentes como los no creyentes, era una escasa exploración de la narratividad, y de cómo el género literario puede afectar a la verdad de un texto. Simplemente era un problema que apenas se empezaba a estudiar. Se conocían, por supuesto, los grandes géneros literarios de la literatura grecolatina, pero se aplicaban al estudio... de la literatura grecolatina. No había surgido la cuestión filosófica de la verdad en relación a las palabras que la expresan. Hay en toda la tradición filosófica algunas afirmaciones que apuntan a mostrar que la verdad no es simplemente "la concordancia entre la cosa y el intelecto que la contempla", sino que la narratividad de la verdad forma parte indisoluble de esa contemplación, pero no se había desarrollado aun ese tema: La fenomenología -surgida en los mismos años que el positivismo, el modernismo, etcétera- será la encargada de llevar ese problema a primer plano.
Por eso es imprudente identificar los problemas que hoy tenemos con los textos, con los problemas que tenían hace 100 o más años con esos mismos textos, y tachar de "modernistas" (que es una corriente de fines del XIX e inicios del XX) a los que utilizan en algunos casos respuestas que han conseguido integrar perplejidades de los modernistas con un conocimiento más hondo de la Palabra de Dios, verdaderamente como "de Dios".
Volviendo a la inerrancia, el principio general de León XIII no contemplaba aun la narratividad de los textos, no sólo la distinción entre el cómo se dice (género, estilo) y el qué se dice (tema), sino también en qué medida el cómo limita el alcance del qué se dice.
Si yo le comento a alguien "cuando pienso en ello se me paraliza el corazón", todos entendemos que "se me paraliza el corazón" es una metáfora, y no es literalmente cierto. Si viniera un positivista del siglo XIX me diría: "ha dicho Ud. una mentira, porque no se le paraliza el corazón"; pero cualquiera, salvo él, entendería que no cabe allí aplicar el término de "error" o "mentira" a "se me paraliza el corazón", porque la frase está dicha en un contexto que la explica suficientemente. Ahora bien, la misma frase dicha al médico, sí que resulta falsa, porque cuando voy al médico él quiere saber qué le pasa a mi corazón de carne, no a lo que simbólicamente en nuestra cultura llamamos "el corazón". Así que la misma frase, según en qué contexto se aplica, puede ser verdadera o falsa, y puede ser verdadera siendo -aparentemente- falsa.
Todo esto no necesitamos estudiarlo, forma parte de la comprensión espontánea de cualquier persona. Pero resulta que cuando vamos a la Biblia, nos enfrentamos con textos escritos en contextos que desconocemos, con intenciones que se nos escapan. No sabemos si el autor de 1Samuel es el mismo que el de 2Samuel, no sabemos si uno y otro escribieron con intención histórica, didáctica, etc... ¿qué clase de escritos escribieron? ¿eran algo así como "poemas históricos"? ¿crónicas? ¿cuál es el límite de lo que dicen?
Por ejemplo, cuando Dios se airía contra Uzzá en 2Sam 6,6, y fulmina al pobre hombre allí mismo porque tocó ¡sin querer! el arca de la Alianza, ¿se trata de una afirmación literal? ¿debemos entender, según el concepto de "verdad literal" de esta gente, que Dios obra así? No digamos ya de errores o aciertos en los datos históricos, que son una minucia al lado de esto, ¿debemos entender que seguimos a un Dios tan falto de la mínima cordura y mesura que le exige al menor de sus súbditos?
El Concilio Vaticano II hace una distinción fundamental: «los Libros sagrados enseñan sólidamente, fielmente y sin error la verdad que Dios hizo consignar en dichos libros para salvación nuestra»
Se había ensayado a fines del XIX e inicios del XX lo que se llamaba la "inerrancia limitada" del texto bíblico, y que tus páginas acertadamente critican: "lo que es para salvación es cierto, pero todo lo demás puede errar".
Ese principio es inaceptable, porque haría una Biblia en dos tiempos: un núcleo "para salvación" (que a ver quién lo demarca), y una "cáscara" que podríamos tirar. Por eso León XIII insiste en salvaguardar la unidad de todo el texto bíblico.
Ahora bien, lo que dice el Concilio Vaticano II no es eso, es más bien una lectura cualificada del texto. Se basa en lo siguiente:
Todo texto dice lo que quiere decir, pero dice también muchas cosas más. Un texto no es un aerolito, sino que está metido en una narratividad que lo precede, y en una red de significaciones que apenas si pueden ser exploradas en cada uno.
Partiendo de la base de que toda la Biblia (integridad) es salvífica, podemos estar seguros que cuando llegamos al sentido salvífico de un texto, hemos llegado a su verdad, y eso no puede errar, ahora bien, en lo que no es esencial a ese sentido salvífico, puede contener errores, como cualquier otra palabra, puesto que no se trata propiamente de errores, sino de referencias cruzadas que aparecen en el texto incontroladamente.
Como el primer determinante del texto es el género literario (hay otros determinantes, pero el género es el más amplio y abarcador, y el que presenta los primeros límites a la verdad del texto), se sigue que una verdad de tipo histórica sólo puede considerarse como afirmada por el texto si el texto es de género histórico. Si no es sólo una afirmación concomitante, y su exactitud no es de completa importancia.
Te das cuenta que el principio que se reconoce en el CVII (no que se establece, sino que se reconoce) es distinto que el de separar los textos en unos salvíficos y otros no, es ahondar en cada texto hasta llegar a su dimensión salvífica, algo que los grandes lectores de la Biblia han hecho siempre de manera espontánea, pero ahora debemos hacerlo por método. Por ejemplo, cuando san Pablo relee la ley deuteronómica de "no pondrás bozal al buey que trilla" distingue espontáneamente su sentido aparentemente literal y el sentido profundo o espiritual y salvífico de ese texto (Dt 25,4 => 1Cor 9,9), ¡y desecha el literal! "¿Es que se preocupa Dios de los bueyes?". Por supuesto, allí echa mano de un marco teórico, la lectura alegórica, que hoy no consideramos adecuada, pero sienta un principio que, de no haberlo abandonado por un enfermizo literalismo, hubiera sido muy fecundo.
Bueno, esto es parte de la respuesta al primer punto, te darás cuenta de la imposibilidad de abordar otros puntos.
Si tienes 20 euros, puedes hacer mi curso sobre la Dei Verbum, en la que toco algunos de estos problemas.
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«Busca a Dios, entonces hallarás a Dios y todo lo bueno.» (M. Eckhard)
Yo, quiero a Lutero, y, ahora dice Abel, “Maite esta jamá, qué hace aquí Lutero, se equivocó de sitio”; pues si, amo a Lutero, porque yo soy del libre examen, vamos que yo la Biblia digerida por otro no, y, eso porque precisamente creo que además de escritura humana, y, por ello con errores, es Palabra de Dios, y, por ello infinita
Me gusta que la Biblia tenga errores, sea imperfecta, porque me ayuda a entender la encarnación, donde el Verbo se hizo imperfecto como hombre, y, podría citar varios textos bíblicos, y el sentido común
Pero no es el tema
Gracias a Dios, los católicos hemos avanzado, algo en el camino bíblico, pero todavía no tenemos bien lo de la inspiración, que todavía nos cuesta a veces no verla como un dictado por “el móvil”, que les hacía Dios, a sus autores
Tú, Abel citas varios ejemplos, yo un día, os hable de un señor que no quería saber nada de la Biblia, porque decía que Matusalén vivió 900 años, y, eso no lo vive nadie, un ejemplo malo, porque no creo que haya gente tan tonta, yo también digo, “ mi lavadora tiene un millón de años”; sin embargo como ejemplo vale; lo mismo que los tuyos, que para mí personalmente, si pudo haber otro Goliat, o varios, o, puede ser el mismo, me da lo mismo, o, Goliat significar un pueblo, al que derroto un pequeño ejército capitaneado por David, un invento
Me suena mucho peor, el ejemplo directo que pones sobre Dios, y, traigo yo otro, que es una joyita, cuando Dios le dice a Moisés, que le deje, destruir a los judíos, y, que le hará a él, a Moisés, un gran pueblo, y, Moisés, es quien calma a Dios, como si se hubiesen mudado los papeles, y, le dice, que dirán de Dios, los demás pueblos, como si a Dios le pudiese importar el decir de las gentes, asi como lo pongo yo, fuera de contexto es de risa, vamos curso de ateísmo acelerado
Desde luego tenemos mucho que recorrer, yo, doy gracias a Dios, al Dios bíblico, el de Platón para él; por los Felipes, que puso, que pone en mi camino, para aprender, y, entender su Palabra, sabiendo cada día, que mi ignorancia es infinita, y, mi desconocimiento inmenso, lo que significa mucho, ya aprendí que no sé nada, tú lo sabes eres gracias a Dios, uno de esos Felipes
Un abrazo
Maite
“No os alegréis de que los demonios se os sometan, alegraos de que vuestros nombres, estén escritos en el Cielo”
Me quedo con esto:
Partiendo de la base de que toda la Biblia (integridad) es salvífica, podemos estar seguros que cuando llegamos al sentido salvífico de un texto, hemos llegado a su verdad, y eso no puede errar, ahora bien, en lo que no es esencial a ese sentido salvífico, puede contener errores, como cualquier otra palabra...
...Te das cuenta que el principio que se reconoce en el CVII (no que se establece, sino que se reconoce) es distinto que el de separar los textos en unos salvíficos y otros no, es ahondar en cada texto hasta llegar a su dimensión salvífica
Es algo interesante y complejo a la vez. Por un lado entiendo a alguien que quiere facilitarse la vida interpretando la Inspiración Biblica como perfección en todo sentido en los textos y lo que dicen, ¿por qué? Porque si comenzamos a aceptar que lo que dice la Biblia (que es palabra de Dios) puede tener miles de interpretaciones, puede ser alegorico, puede ser mítico -o para no entrar en conceptos-, llanamente no sabemos que lo que dice ahí paso o paso de otro modo, ¿que creo entonces? ¿a que le creo? ¿quién me garantiza que los apostoles lo entendieron bien y lo comunicaron correctamente? El Espiritu Santo decimos, pero para quién tiene todas estas dudas, la Fe en el Espiritu Santo debe de estar algo floja.
Creo que el problema principal no es la Biblia, que esta ahí indiferente a nosotros, sino en lo que *Le pedimos a la Biblia*, *Lo que esperamos de ella*, *Como nos relacionamos con la misma*.
Al final lo que creemos es el Kerigma, y la Biblia es un "soporte" para interpretar mi vida a la luz de ese Kerigma (no solo mi vida si no todo lo que sucede) o más que soporte es una lectura de como interpretar mi vida a la luz de las acciones, muerte y resurrección de Cristo. Al final si confiamos en que los apóstoles efectivamente VIERON a Jesucristo resucitado, tendremos que creer que Cristo es Dios, que Dios no iba a permitir que erraramos para perdernos y al final esos que vieron a Cristo son los que crearon las tradiciones apostólicas escritas en la biblia.
Este proceso es dificil de aceptar y dificil de usar. Dificil de aceptar porque requiere más Fe que si la Biblia fuera un libro perfecto que me revienta la verdad en la cara, y dificil de usar porque no se la podemos aventar a la cabeza a los ateos y pecadores para destruir sus seguridades, es al final un libro que de tan humano no podía dejar de ser divino.
https://twitter.com/CarlosJBSantos https://www.facebook.com/Bodascana1
En terminos concretos, por ejemplo, estoy leyendo el Evangelio de Marcos con calma (capitulo por día) y me choca un poco el problema sinóptico. Entiendo, comprendo todo el rollo "catequetico" de los evangelios, pero cuando el Evangelio s. Marcos habla de Jesus caminando sobre las aguas, y el Evangelio s. Mateo habla de Jesus caminando sobre las aguas y le agrega toda una escena de Pedro caminando también, es donde si Mateo se invento la escena para responder algunas cuestiones que se daban en cierta Iglesia en cierto momento, es donde creo se estira demasiado este tema catequetico y es donde si bien no es algo donde se "siente" mi Fe (hablo por mi) si es algo decepcionante saber que lo catequetico estire tanto la verdad, no porque me interesen solo los HECHOS, pero porque llega un punto que las alegorias por muy bellas, requieren grandes pausas de verdad para poder hacer todo el asunto salvifico mas... encarnado.
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No veas como te entiendo Carlos; por eso no podemos quedarnos con la catequesis, por eso es preciso estudiar la Biblia, que nunca vamos acabar de conocer, y, si dejar que te lleve el Espíritu en sus Alas; pero nos exige, si podemos que aprendamos, si no, nos va llevar cualquiera
Si, tenemos que tener en cuenta la alegoría, pero tampoco demás, no olvidar nunca que Dios es Dios; quiere esto decir, que Jesús en realidad camino sobre las aguas, si te soy sincera, ni lo sé, ni me importa un pimiento, sé que camina en las aguas de mi vida, de mi Iglesia que es la suya, sé que nunca podemos retenerlo, porque cuando intentamos hacerlo ya esta en la otra orilla; por cierto, en gallego, la otra orilla se dice de dos formas, “ a outra veira”, pero también, el otro lado, “o alen”, y, esta última se destina también para hablar del más allá, que es donde vamos a tener el Encuentro definitivo
Por cierto, el texto, es un texto pascual, con eso tal vez se aclare algo
Pero de cualquier modo, yo sé que Dios no miente, el mundo si, las personas si, los políticos ni te cuento
Sé que lo que Dios me quiere comunicar es verdad
Y, sé aunque no lo entiendan todos los científicos, que sí Él quiere puede hacer que un hombre camine por encima de las aguas, y un elefante
Los niños pequeños lo creen todo, menos las tonterías
Nosotros con Dios somos y tenemos que ser niños
Por cierto el texto de “Jesús caminando sobre el mar, es uno de los que más me gustan”
Un abrazo
Maite
“Señor, enséñanos a orar”
me ha gustado este diálogo entre Carlos y vos Maite... tu reflexión es muy buena la agradezco de corazón... Luis paz y bien...
Maite, a mí me parece fundamental lo que dices, porque a veces se toma como que los que se preguntan esto o aquello de la Biblia fuera por una desconfianza que proviene de la falta de fe; y no tiene nada que ver con ello!
La inmensa mayoría de los estudiosos de la Biblia son gente de mucha fe, sólo que ha visto determinado problema en los textos y una vez visto, no puede negarlo, y las respuestas deberán ir siempre por el lado de la honestidad de lo que vemos.
Unos imaginan que es posible una especie de "teología del avestruz": si veo un problema, sólo seré creyente si escondo la cabeza y digo que no lo veo. Otros creen en una especie de magisterio "performativo": si Roma dice que el hebreo se escribía con caracteres chinos, era así, porque "Roma locuta, causa finita"...
Ninguna de las dos actitudes son serias ni buenas, ni, desde luego, son actitudes "de fe", aunque lo parezcan porque no cuestionan nada.
Aunque Roma diga que la Biblia no tiene errores de ninguna clase, los sigue teniendo, entonces Roma lo que hace es interpretar lo que ella misma quiso decir con "inerrancia" en los siglos pasados, y se las tendrá que apañar para mantener la palabra "inerrancia" con un nuevo sentido, o finalmente tendrá que tiorarla, ya verá Roma... pero no se puede pretender que todo el mundo esconda la cabeza en el suelo porque Roma en el año tal dijo que la Biblia no contiene ningún error.
Ahora bien, a diferencia de los que no creen, eso para el estudioso creyente no es un motivo para rechazar la Biblia o despreciarla, sino al revés: es un motivo para profundizar más en el verdadero significado de lo que queremos decir cuando decimos que la Biblia es palabra de Dios (¡y lo es!).
Repugna a la idea de Dios que haya decidido "despojarse a sí mismo y tomado la condición de esclavo", y "someterse a la muerte, y una muerte de cruz". La actitud del no creyente ante eso es "baja de la cruz y te creeremos", mientras que ante lo mismo, el creyente tira su "idea mental" de Dios, que no es compatible con la cruz, y abraza al Dios vivo y verdadero, con todas sus contradicciones.
Pero el tema es más amplio, lo de la inerrancia es sólo un aspecto, vamos al mensaje de Carlos. Y ya que acostumbro hacer exégesis, haré exégesis del mensaje de Carlos:
En terminos concretos, por ejemplo, estoy leyendo el Evangelio de Marcos con calma (capitulo por día) y me choca un poco el problema sinóptico. Entiendo, comprendo todo el rollo "catequetico" de los evangelios, (el destacado el mío)
Ahí empieza el problema, en lo que destaqué: los evangelios son la catequesis de la Iglesia inicial, y la norma de toda catequesis de la fe cristiana.
Eso no es un "rollo" sobreañadido a la base biográfica de los evangelios.
Es como si imaginaras (no sólo tú, sino en el imaginario de muchos creyentes) que la composición de los evangelios fue así:
-Unos contaron unas escenas biográficas de Jesús
-Y atrás vinieron otros, unos catequistas, predicadores o lo que sea, y sobre ese material "fidedigno", bordaron sus catequesis, ampliando, inventando nuevas escenas, etc.
Por tanto, si yo llego a poder separar lo que es "original" (es decir, biográfico) de lo que es sobreañadido (es decir "catequético"), llego al "verdadero Jesús".
¡Pero la realidad de los evangelios no es esa!
Los que vieron a Jesús con los ojos de la carne no vieron al "verdadero Jesús", porque su poder, su realidad profunda, todo lo que englobamos en la expresión "su divinidad", no son visibles a los ojos de la carne. Así que la experiencia, el culto, la predicación, fueron sacando a luz en la forma de un "Jesús narrado" la realidad profunda de ese Jesús que sólo podía ser reconocido por aquellos que hicieran primero un acto de fe.
¿Pedro caminó o no caminó sobre las aguas? pues no lo sé, y la verdad que carece de interés para la veracidad de los evangelios y para la verdad de Jesús saber si esa escena es literal o literaria.
En otras épocas, menos críticas, se daba a la escena un carácter literal, sin dejar por eso de reconocer que sólo aceptando cierta forma de entender los milagros eso era posible. Es decir, que se partía de la base de lo imposible del asunto, y se le daba el carácter de un especial milagro.
En épocas más críticas partimos de la misma base de que la cosa en sí es humanamente imposible, y puesto que no afecta a la verdad del evangelio que la escena sea literal o literaria, preferimos no detenernos sobre el aspecto milagroso externo, que sólo añade un elemento de extrañeza a un sentido de la narración que es completo en sí mismo.
Pienso que podemos estar ciertos de que "algo ocurrió" para que en los recuerdos imprecisos de la transmisión de Jesús se fijara la escena de la manera que lo hace Mateo. El hecho de que lo consigne Mateo y no Marcos no implica en absoluto que sea una invención pura, implica, sí, que lo ocurrido careció de interés para Marcos, que no vio en ello nada a destacar en su propia catequesis, tal vez ni siquiera recibió esa tradición.
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«Busca a Dios, entonces hallarás a Dios y todo lo bueno.» (M. Eckhard)
Abel, estamos de acuerdo, y cuánto daño, han hecho sin querer, o queriendo me importa un pimiento los que se empeñaron en machacarnos con que La Biblia, no tenía errores, como si la hubiera escrito Dios
Gracias a Dios los tiene, y el error no es malo; es propio del ser criatura
Luego está también la forma en la que a, algunos se nos enseñó a leerla; poniéndose uno, en el lugar de uno de los protagonistas, imaginando la escena; qué pasaba que actuaba la imaginación, y el ánimo en que uno se encontrase, recuerdo a una religiosa que era del grupo de ecumenismo; que hablando del joven rico; dijo que a ella no le importaba lo que hubiera hecho de haber vivido, en aquel momento y estar en la situación del personaje; porque eso era imaginación, como pensar, que habría hecho de ser Colón, o, Isabel La Católica, lo que si le preocupaba, era si, en el “hoy”, de Dios, en su vida, sería capaz de dar a Dios, a Jesús todo lo que le pidiese, o, si se daría la vuelta
Naturalmente la Biblia es un libro vivo, pero como tú, que has sido uno de mis Felipes, me enseño, hay que empezar a leerla como un libro normal
A propósito de este texto de Jesús caminado sobre el agua, también es bueno, leer a la par, o uno, y luego otro, los otros textos bíblicos que hablan de ello
Que son: Jn 6; 16-21
Mt; 14-22-33
Mc 6; 45-52
Si nos centramos en verlo como un hecho histórico acabado; no es que pase nada, es que ya no, nos sirve, a mi al menos, se me queda en un; “pues que bien”; pero si lo veo, sin desdeñar lo anterior, porque Dios lo puede todo, pero viéndolo en sentido transcendente, que penetra en mi vida, la cosa cambia
Pero primero lectura literal; como en los cuentos, cuando el niño ha crecido un poco, ya tiene uso de razón, sabe que bajo la figura del lobo de caperucita; se esconden las personas malas, que no fiarse del lobo, es no hacer caso a extraños; ningún niño creo que hablen los lobos, salvo que tenga 2 años, o sea yanqui, los hispanos no, que somos otra raza
Luis, gracias por tus palabras
Un abrazo
Maite
“Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación”