Esta web utiliza cookies, puedes ver nuestra política de cookies, aquí Si continuas navegando estás aceptándola
Política de cookies +
El Testigo Fiel
rápido, gratis y seguro
conservar sesión
  • Por sobre todo, los miembros registrados dan forma y sentido a este sitio, para que no sea solamente un portal de servicios sino una verdadera comunidad de formación, reflexión y amistad en la Fe.
  • Además tienes ventajas concretas en cuanto al funcionamiento:
    • Tienes reserva del nombre, de modo que ningún invitado puede quedarse con tu identidad.
    • En los foros, puedes variar diversas opciones de presentación (color de fondo, cantidad de mensajes por página, etc.), así como recibir mail avisándote cuando respondan a cuestiones de tu interés.
    • También puedes llevar un control sobre los mensajes que leíste y los que no, o marcarlos para releer.
    • Puedes utilizar todas las funciones de la Concordancia Bíblica on-line.
registrarme
«Mira que estoy a la puerta y llamo,
si alguno oye mi voz y me abre la puerta,
entraré en su casa y cenaré con él, y él conmigo...»
formación, reflexión y amistad en la fe, con una mirada católica ~ en línea desde el 20 de junio de 2003 ~
Biblia: La Biblia
En la Sagrada Escritura se manifiesta la admirable condescendencia de la sabiduría eterna, porque las palabras de Dios expresadas con lenguas humanas se han hecho semejantes al habla humana, como en otro tiempo el Verbo del Padre Eterno se hizo semejante a los hombres. (Dei Verbum, 13)
Regidor: Evangelio según San Mateo
Esta edición sigue la fijación de pasajes paralelos de la École biblique de Jérusalem, responsable de «Biblia de Jerusalén», ya clásica.
cambiar de regidor:
solo Sinópticos:
traducción:
episodio inicial:
episodio final:
Traición de Judas

14 Entonces uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue donde los sumos sacerdotes,

15 y les dijo: "¿Qué queréis darme, y yo os lo entregaré?" Ellos le asignaron treinta monedas de plata.

16 Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para entregarle.

10 Entonces, Judas Iscariote, uno de los Doce, se fue donde los sumos sacerdotes para entregárselo.

11 Al oírlo ellos, se alegraron y prometieron darle dinero. Y él andaba buscando cómo le entregaría en momento oportuno.

3 Entonces Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, que era del número de los Doce;

4 y se fue a tratar con los sumos sacerdotes y los jefes de la guardia del modo de entregárselo.

5 Ellos se alegraron y quedaron con él en darle dinero.

6 Él aceptó y andaba buscando una oportunidad para entregarle sin que la gente lo advirtiera.

Preparativos para la Cena pascual

17 El primer día de los Ázimos, los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron: "¿Dónde quieres que te hagamos los preparativos para comer el cordero de Pascua?"

18 Él les dijo: "Id a la ciudad, a casa de fulano, y decidle: "El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa voy a celebrar la Pascua con mis discípulos.""

19 Los discípulos hicieron lo que Jesús les había mandado, y prepararon la Pascua.

12 El primer día de los Azimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dicen sus discípulos: "¿Dónde quieres que vayamos a hacer los preparativos para que comas el cordero de Pascua?"

13 Entonces, envía a dos de sus discípulos y les dice: "Id a la ciudad; os saldrá al encuentro un hombre llevando un cántaro de agua; seguidle

14 y allí donde entre, decid al dueño de la casa: "El Maestro dice: ¿Dónde está mi sala, donde pueda comer la Pascua con mis discípulos?"

15 Él os enseñará en el piso superior una sala grande, ya dispuesta y preparada; haced allí los preparativos para nosotros."

16 Los discípulos salieron, llegaron a la ciudad, lo encontraron tal como les había dicho, y prepararon la Pascua.

7 Llegó el día de los Ázimos, en el que se había de sacrificar el cordero de Pascua;

8 y envió a Pedro y a Juan, diciendo: "Id y preparadnos la Pascua para que la comamos."

9 Ellos le dijeron: "¿Dónde quieres que la preparemos?"

10 Les dijo: "Cuando entréis en la ciudad, os saldrá al paso un hombre llevando un cántaro de agua; seguidle hasta la casa en que entre,

11 y diréis al dueño de la casa: "El Maestro te dice: ¿Dónde está la sala donde pueda comer la Pascua con mis discípulos?"

12 Él os enseñará en el piso superior una sala grande, ya dispuesta; haced allí los preparativos."

13 Fueron y lo encontraron tal como les había dicho, y prepararon la Pascua.

Anuncio de la traición de Judas

20 Al atardecer, se puso a la mesa con los Doce.

21 Y mientras comían, dijo: "Yo os aseguro que uno de vosotros me entregará."

22 Muy entristecidos, se pusieron a decirle uno por uno: "¿Acaso soy yo, Señor?"

23 Él respondió: "El que ha mojado conmigo la mano en el plato, ése me entregará.

24 El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido!"

25 Entonces preguntó Judas, el que iba a entregarle: "¿Soy yo acaso, Rabbí?" Dícele: "Sí, tú lo has dicho."

17 Y al atardecer, llega él con los Doce.

18 Y mientras comían recostados, Jesús dijo: "Yo os aseguro que uno de vosotros me entregará, el que come conmigo."

19 Ellos empezaron a entristecerse y a decirle uno tras otro: "¿Acaso soy yo?"

20 Él les dijo: "Uno de los Doce que moja conmigo en el mismo plato.

21 Porque el Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido!"

14 Cuando llegó la hora, se puso a la mesa con los apóstoles;

21 "Pero la mano del que me entrega está aquí conmigo sobre la mesa.

22 Porque el Hijo del hombre se marcha según está determinado. Pero, ¡ay de aquel por quien es entregado!"

23 Entonces se pusieron a discutir entre sí quién de ellos sería el que iba a hacer aquello.

21 Cuando dijo estas palabras, Jesús se turbó en su interior y declaró: "En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me entregará."

22 Los discípulos se miraban unos a otros, sin saber de quién hablaba.

23 Uno de sus discípulos, el que Jesús amaba, estaba a la mesa al lado de Jesús.

24 Simón Pedro le hace una seña y le dice: "Pregúntale de quién está hablando."

25 Él, recostándose sobre el pecho de Jesús, le dice: "Señor, ¿quién es?"

26 Le responde Jesús: "Es aquel a quien dé el bocado que voy a mojar." Y, mojando el bocado, le toma y se lo da a Judas, hijo de Simón Iscariote.

27 Y entonces, tras el bocado, entró en él Satanás. Jesús le dice: "Lo que vas a hacer, hazlo pronto."

28 Pero ninguno de los comensales entendió por qué se lo decía.

29 Como Judas tenía la bolsa, algunos pensaban que Jesús quería decirle: "Compra lo que nos hace falta para la fiesta", o que diera algo a los pobres.

30 En cuanto tomó Judas el bocado, salió. Era de noche.

Institución de la Eucaristía

26 Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: "Tomad, comed, éste es mi cuerpo."

27 Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: "Bebed de ella todos,

28 porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados.

29 Y os digo que desde ahora no beberé de este producto de la vid hasta el día aquel en que lo beba con vosotros, nuevo, en el Reino de mi Padre."

22 Y mientras estaban comiendo, tomó pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio y dijo: "Tomad, este es mi cuerpo."

23 Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio, y bebieron todos de ella.

24 Y les dijo: "Esta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos.

25 Yo os aseguro que ya no beberé del producto de la vid hasta el día en que lo beba nuevo en el Reino de Dios."

19 Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío."

20 De igual modo, después de cenar, la copa, diciendo: "Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros.

23 Porque yo recibí del Señor lo que os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan,

24 y después de dar gracias, lo partió y dijo: "Este es mi cuerpo que se da por vosotros; haced esto en recuerdo mío."

25 Asimismo también la copa después de cenar diciendo: "Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre. Cuantas veces la bebiereis, hacedlo en recuerdo mío."

Predicción de las negaciones de Pedro

30 Y cantados los himnos, salieron hacia el monte de los Olivos.

31 Entonces les dice Jesús: "Todos vosotros vais a escandalizaros de mí esta noche, porque está escrito: 'Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño'.

32 Mas después de mi resurrección, iré delante de vosotros a Galilea."

33 Pedro intervino y le dijo: "Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré."

34 Jesús le dijo: "Yo te aseguro: esta misma noche, antes que el gallo cante, me habrás negado tres veces."

35 Dícele Pedro: "Aunque tenga que morir contigo, yo no te negaré." Y lo mismo dijeron también todos los discípulos.

26 Y cantados los himnos, salieron hacia el monte de los Olivos.

27 Jesús les dice: "Todos os vais a escandalizar, ya que está escrito: "Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas."

28 Pero después de mi resurrección, iré delante de vosotros a Galilea."

29 Pedro le dijo: "Aunque todos se escandalicen, yo no."

30 Jesús le dice: "Yo te aseguro: hoy, esta misma noche, antes que el gallo cante dos veces, tú me habrás negado tres."

31 Pero él insistía: "Aunque tenga que morir contigo, yo no te negaré." Lo mismo decían también todos.

31 "¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo;

32 pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos."

33 Él dijo: "Señor, estoy dispuesto a ir contigo hasta la cárcel y la muerte."

34 Pero él dijo: "Te digo, Pedro: No cantará hoy el gallo antes que hayas negado tres veces que me conoces."

39 Salió y, como de costumbre, fue al monte de los Olivos, y los discípulos le siguieron.

36 Simón Pedro le dice: "Señor, ¿a dónde vas?" Jesús le respondió: "Adonde yo voy no puedes seguirme ahora; me seguirás más tarde."

37 Pedro le dice: "¿Por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti."

38 Le responde Jesús: "¿Que darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo antes que tú me hayas negado tres veces."

32 Mirad que llega la hora (y ha llegado ya) en que os dispersaréis cada uno por vuestro lado y me dejaréis solo. Pero no estoy solo, porque el Padre está conmigo.

Agonía de Jesús

36 Entonces va Jesús con ellos a una propiedad llamada Getsemaní, y dice a los discípulos: "Sentaos aquí, mientras voy allá a orar."

37 Y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a sentir tristeza y angustia.

38 Entonces les dice: "Mi alma está triste hasta el punto de morir; quedaos aquí y velad conmigo."

39 Y adelantándose un poco, cayó rostro en tierra, y suplicaba así: "Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa, pero no sea como yo quiero, sino como quieras tú."

40 Viene entonces donde los discípulos y los encuentra dormidos; y dice a Pedro: "¿Conque no habéis podido velar una hora conmigo?

41 Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil."

42 Y alejándose de nuevo, por segunda vez oró así: "Padre mío, si esta copa no puede pasar sin que yo la beba, hágase tu voluntad."

43 Volvió otra vez y los encontró dormidos, pues sus ojos estaban cargados.

44 Los dejó y se fue a orar por tercera vez, repitiendo las mismas palabras.

45 Viene entonces donde los discípulos y les dice: "Ahora ya podéis dormir y descansar. Mirad, ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de pecadores.

46 ¡Levantaos!, ¡vámonos! Mirad que el que me va a entregar está cerca."

32 Van a una propiedad, cuyo nombre es Getsemaní, y dice a sus discípulos: "Sentaos aquí, mientras yo hago oración."

33 Toma consigo a Pedro, Santiago y Juan, y comenzó a sentir pavor y angustia.

34 Y les dice: "Mi alma está triste hasta el punto de morir; quedaos aquí y velad."

35 Y adelantándose un poco, caía en tierra y suplicaba que a ser posible pasara de él aquella hora.

36 Y decía: "¡Abbá, Padre!; todo es posible para ti; aparta de mí esta copa; pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras tú."

37 Viene entonces y los encuentra dormidos; y dice a Pedro: "Simón, ¿duermes?, ¿ni una hora has podido velar?

38 Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil."

39 Y alejándose de nuevo, oró diciendo las mismas palabras.

40 Volvió otra vez y los encontró dormidos, pues sus ojos estaban cargados; ellos no sabían qué contestarle.

41 Viene por tercera vez y les dice: "Ahora ya podéis dormir y descansar. Basta ya. Llegó la hora. Mirad que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores.

42 Levantaos! ¡vámonos! Mirad, el que me va a entregar está cerca."

40 Llegado al lugar les dijo: "Pedid que no caigáis en tentación."

41 Y se apartó de ellos como un tiro de piedra, y puesto de rodillas oraba

42 diciendo: "Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya."

43 Entonces, se le apareció un ángel venido del cielo que le confortaba.

44 Y sumido en agonía, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra.

45 Levantándose de la oración, vino donde los discípulos y los encontró dormidos por la tristeza;

46 y les dijo: "¿Cómo es que estáis dormidos? Levantaos y orad para que no caigáis en tentación."

1 Dicho esto, pasó Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, en el que entraron él y sus discípulos.

Prendimiento de Jesús

47 Todavía estaba hablando, cuando llegó Judas, uno de los Doce, acompañado de un grupo numeroso con espadas y palos, de parte de los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo.

48 El que le iba a entregar les había dado esta señal: "Aquel a quien yo dé un beso, ése es; prendedle."

49 Y al instante se acercó a Jesús y le dijo: "¡Salve, Rabbí!", y le dio un beso.

50 Jesús le dijo: "Amigo, ¡a lo que estás aquí!" Entonces aquéllos se acercaron, echaron mano a Jesús y le prendieron.

51 En esto, uno de los que estaban con Jesús echó mano a su espada, la sacó e, hiriendo al siervo del Sumo Sacerdote, le llevó la oreja.

52 Dícele entonces Jesús: "Vuelve tu espada a su sitio, porque todos los que empuñen espada, a espada perecerán.

53 ¿O piensas que no puedo yo rogar a mi Padre, que pondría al punto a mi disposición más de doce legiones de ángeles?

54 Mas, ¿cómo se cumplirían las Escrituras de que así debe suceder?"

55 En aquel momento dijo Jesús a la gente: "¿Como contra un salteador habéis salido a prenderme con espadas y palos? Todos los días me sentaba en el Templo para enseñar, y no me detuvisteis.

56 Pero todo esto ha sucedido para que se cumplan las Escrituras de los profetas." Entonces los discípulos le abandonaron todos y huyeron.

43 Todavía estaba hablando, cuando de pronto se presenta Judas, uno de los Doce, acompañado de un grupo con espadas y palos, de parte de los sumos sacerdotes, de los escribas y de los ancianos.

44 El que le iba a entregar les había dado esta contraseña: "Aquel a quien yo dé un beso, ése es, prendedle y llevadle con cautela."

45 Nada más llegar, se acerca a él y le dice: "Rabbí", y le dio un beso.

46 Ellos le echaron mano y le prendieron.

47 Uno de los presentes, sacando la espada, hirió al siervo del Sumo Sacerdote, y le llevó la oreja.

48 Y tomando la palabra Jesús, les dijo: "¿Como contra un salteador habéis salido a prenderme con espadas y palos?

49 Todos los días estaba junto a vosotros enseñando en el Templo, y no me detuvisteis. Pero es para que se cumplan las Escrituras."

50 Y abandonándole huyeron todos.

51 Un joven le seguía cubierto sólo de un lienzo; y le detienen.

52 Pero él, dejando el lienzo, se escapó desnudo.

47 Todavía estaba hablando, cuando se presentó un grupo; el llamado Judas, uno de los Doce, iba el primero, y se acercó a Jesús para darle un beso.

48 Jesús le dijo: "¡Judas, con un beso entregas al Hijo del hombre!"

49 Viendo los que estaban con él lo que iba a suceder, dijeron: "Señor, ¿herimos a espada?"

50 y uno de ellos hirió al siervo del Sumo Sacerdote y le llevó la oreja derecha.

51 Pero Jesús dijo: "¡Dejad! ¡Basta ya!" Y tocando la oreja le curó.

52 Dijo Jesús a los sumos sacerdotes, jefes de la guardia del Templo y ancianos que habían venido contra él: "¿Como contra un salteador habéis salido con espadas y palos?

53 Estando yo todos los días en el Templo con vosotros, no me pusisteis las manos encima; pero esta es vuestra hora y el poder de las tinieblas."

2 Pero también Judas, el que le entregaba, conocía el sitio, porque Jesús se había reunido allí muchas veces con sus discípulos.

3 Judas, pues, llega allí con la cohorte y los guardias enviados por los sumos sacerdotes y fariseos, con linternas, antorchas y armas.

4 Jesús, que sabía todo lo que le iba a suceder, se adelanta y les pregunta: "¿A quién buscáis?"

5 Le contestaron: "A Jesús el Nazareno." Díceles: "Yo soy." Judas, el que le entregaba, estaba también con ellos.

6 Cuando les dijo: "Yo soy", retrocedieron y cayeron en tierra.

7 Les preguntó de nuevo: "¿A quién buscáis?" Le contestaron: "A Jesús el Nazareno".

8 Respondió Jesús: "Ya os he dicho que yo soy; así que si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos."

9 Así se cumpliría lo que había dicho: "De los que me has dado, no he perdido a ninguno."

10 Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al siervo del Sumo Sacerdote, y le cortó la oreja derecha. El siervo se llamaba Malco.

11 Jesús dijo a Pedro: "Vuelve la espada a la vaina. La copa que me ha dado el Padre, ¿no la voy a beber?"

Jesús ante el Sanedrín

57 Los que prendieron a Jesús le llevaron ante el Sumo Sacerdote Caifás, donde se habían reunido los escribas y los ancianos.

58 Pedro le iba siguiendo de lejos hasta el palacio del Sumo Sacerdote; y, entrando dentro, se sentó con los criados para ver el final.

59 Los sumos sacerdotes y el Sanedrín entero andaban buscando un falso testimonio contra Jesús con ánimo de darle muerte,

60 y no lo encontraron, a pesar de que se presentaron muchos falsos testigos. Al fin se presentaron dos,

61 que dijeron: "Este dijo: Yo puedo destruir el Santuario de Dios, y en tres días edificarlo."

62 Entonces, se levantó el Sumo Sacerdote y le dijo: "¿No respondes nada? ¿Qué es lo que éstos atestiguan contra ti?"

63 Pero Jesús seguía callado. El Sumo Sacerdote le dijo: "Yo te conjuro por Dios vivo que nos digas si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios."

64 Dícele Jesús: "Sí, tú lo has dicho. Y yo os declaro que a partir de ahora veréis 'al hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir sobre las nubes del cielo."'

65 Entonces el Sumo Sacerdote rasgó sus vestidos y dijo: "¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la blasfemia.

66 ¿Qué os parece?" Respondieron ellos diciendo: "Es reo de muerte."

67 Entonces se pusieron a escupirle en la cara y a abofetearle; y otros a golpearle,

68 diciendo: "Adivínanos, Cristo. ¿Quién es el que te ha pegado?"

53 Llevaron a Jesús ante el Sumo Sacerdote, y se reúnen todos los sumos sacerdotes, los ancianos y los escribas.

54 También Pedro le siguió de lejos, hasta dentro del palacio del Sumo Sacerdote, y estaba sentado con los criados, calentándose al fuego.

55 Los sumos sacerdotes y el Sanedrín entero andaban buscando contra Jesús un testimonio para darle muerte; pero no lo encontraban.

56 Pues muchos daban falso testimonio contra él, pero los testimonios no coincidían.

57 Algunos, levantándose, dieron contra él este falso testimonio:

58 Nosotros le oímos decir: Yo destruiré este Santuario hecho por hombres y en tres días edificaré otro no hecho por hombres."

59 Y tampoco en este caso coincidía su testimonio.

60 Entonces, se levantó el Sumo Sacerdote y poniéndose en medio, preguntó a Jesús: "¿No respondes nada? ¿Qué es lo que éstos atestiguan contra ti?"

61 Pero él seguía callado y no respondía nada. El Sumo Sacerdote le preguntó de nuevo: "¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?"

62 Y dijo Jesús: "Sí, yo soy, y veréis "al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir entre las nubes del cielo.""

63 El Sumo Sacerdote se rasga las túnicas y dice: "¿Qué necesidad tenemos ya de testigos?

64 Habéis oído la blasfemia. ¿Qué os parece?" Todos juzgaron que era reo de muerte.

65 Algunos se pusieron a escupirle, le cubrían la cara y le daban bofetadas, mientras le decían: "Adivina", y los criados le recibieron a golpes.

54 Entonces le prendieron, se lo llevaron y le hicieron entrar en la casa del Sumo Sacerdote; Pedro le iba siguiendo de lejos.

55 Habían encendido una hoguera en medio del patio y estaban sentados alrededor; Pedro se sentó entre ellos.

66 En cuanto se hizo de día, se reunió el Consejo de Ancianos del pueblo, sumos sacerdotes y escribas, le hicieron venir a su Sanedrín

67 y le dijeron: "Si tú eres el Cristo, dínoslo." Él respondió: "Si os lo digo, no me creeréis.

68 Si os pregunto, no me responderéis.

69 De ahora en adelante, el Hijo del hombre 'estará sentado a la diestra' del poder 'de Dios."'

70 Dijeron todos: "Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?" Él les dijo: "Vosotros lo decís: Yo soy."

71 Dijeron ellos: "¿Qué necesidad tenemos ya de testigos, pues nosotros mismos lo hemos oído de su propia boca?"

//Lc 22,63-65=>Mt 26,67
63 Los hombres que le tenían preso se burlaban de él y le golpeaban;

64 y cubriéndole con un velo le preguntaban: "¡Adivina! ¿Quién es el que te ha pegado?"

65 Y le insultaban diciéndole otras muchas cosas.

24 Anás entonces le envió atado al Sumo Sacerdote Caifás.

//Jn 18,15-16.18=>Mt 26,58
15 Seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Este discípulo era conocido del Sumo Sacerdote y entró con Jesús en el atrio del Sumo Sacerdote,

16 mientras Pedro se quedaba fuera, junto a la puerta. Entonces salió el otro discípulo, el conocido del Sumo Sacerdote, habló a la portera e hizo pasar a Pedro.

18 Los siervos y los guardias tenían unas brasas encendidas porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos calentándose.

Negaciones de Pedro

69 Pedro, entretanto, estaba sentado fuera en el patio; y una criada se acercó a él y le dijo: "También tú estabas con Jesús el Galileo."

70 Pero él lo negó delante de todos: "No sé qué dices."

71 Cuando salía al portal, le vio otra criada y dijo a los que estaban allí: "Este estaba con Jesús el Nazoreo."

72 Y de nuevo lo negó con juramento: "¡Yo no conozco a ese hombre!"

73 Poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro: "¡Ciertamente, tú también eres de ellos, pues además tu misma habla te descubre!"

74 Entonces él se puso a echar imprecaciones y a jurar: "¡Yo no conozco a ese hombre!" Inmediatamente cantó un gallo.

75 Y Pedro se acordó de aquello que le había dicho Jesús: "Antes que el gallo cante, me habrás negado tres veces." Y, saliendo fuera, rompió a llorar amargamente.

66 Estando Pedro abajo en el patio, llega una de las criadas del Sumo Sacerdote

67 y al ver a Pedro calentándose, le mira atentamente y le dice: "También tú estabas con Jesús de Nazaret."

68 Pero él lo negó: "Ni sé ni entiendo qué dices", y salió afuera, al portal, y cantó un gallo.

69 Le vio la criada y otra vez se puso a decir a los que estaban allí: "Este es uno de ellos."

70 Pero él lo negaba de nuevo. Poco después, los que estaban allí volvieron a decir a Pedro: "Ciertamente eres de ellos pues además eres galileo."

71 Pero él, se puso a echar imprecaciones y a jurar: "¡Yo no conozco a ese hombre de quien habláis!"

72 Inmediatamente cantó un gallo por segunda vez. Y Pedro recordó lo que le había dicho Jesús: "Antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres." Y rompió a llorar.

56 Una criada, al verle sentado junto a la lumbre, se le quedó mirando y dijo: "Este también estaba con él."

57 Pero él lo negó: "¡Mujer, no le conozco!"

58 Poco después, otro, viéndole, dijo: "Tú también eres uno de ellos." Pedro dijo: "Hombre, no lo soy!"

59 Pasada como una hora, otro aseguraba: "Cierto que éste también estaba con él, pues además es galileo."

60 Le dijo Pedro: "¡Hombre, no sé de qué hablas!" Y en aquel momento, estando aún hablando, cantó un gallo,

61 y el Señor se volvió y miró a Pedro, y recordó Pedro las palabras del Señor, cuando le dijo: "Antes que cante hoy el gallo, me habrás negado tres veces."

62 Y, saliendo fuera, rompió a llorar amargamente.

17 La muchacha portera dice a Pedro: "¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?" Dice él: "No lo soy."

25 Estaba allí Simón Pedro calentándose y le dijeron: "¿No eres tú también de sus discípulos?" Él lo negó diciendo: "No lo soy."

26 Uno de los siervos del Sumo Sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja, le dice: "¿No te vi yo en el huerto con él?"

27 Pedro volvió a negar, y al instante cantó un gallo.

Jesús llevado ante Pilato

1 Llegada la mañana, todos los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo celebraron consejo contra Jesús para darle muerte.

2 Y después de atarle, le llevaron y le entregaron al procurador Pilato.

1 Pronto, al amanecer, prepararon una reunión los sumos sacerdotes con los ancianos, los escribas y todo el Sanedrín y, después de haber atado a Jesús, le llevaron y le entregaron a Pilato.

66 En cuanto se hizo de día, se reunió el Consejo de Ancianos del pueblo, sumos sacerdotes y escribas, le hicieron venir a su Sanedrín

1 Y levantándose todos ellos, le llevaron ante Pilato.

Muerte de Judas

3 Entonces Judas, el que le entregó, viendo que había sido condenado, fue acosado por el remordimiento, y devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y a los ancianos,

4 diciendo: "Pequé entregando sangre inocente." Ellos dijeron: "A nosotros, ¿qué? Tú verás."

5 Él tiró las monedas en el Santuario; después se retiró y fue y se ahorcó.

6 Los sumos sacerdotes recogieron las monedas y dijeron: "No es lícito echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque son precio de sangre."

7 Y después de deliberar, compraron con ellas el Campo del Alfarero como lugar de sepultura para los forasteros.

8 Por esta razón ese campo se llamó "Campo de Sangre", hasta hoy.

9 Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: '"Y tomaron las treinta monedas de plata, cantidad en que fue apreciado aquel a quien pusieron precio algunos hijos de Israel,'

10 'y las dieron por el Campo del Alfarero, según lo que me ordenó el Señor."'

Jesús ante Pilato

11 Jesús compareció ante el procurador, y el procurador le preguntó: "¿Eres tú el Rey de los judíos?" Respondió Jesús: "Sí, tú lo dices."

12 Y, mientras los sumos sacerdotes y los ancianos le acusaban, no respondió nada.

13 Entonces le dice Pilato: "¿No oyes de cuántas cosas te acusan?"

14 Pero él a nada respondió, de suerte que el procurador estaba muy sorprendido.

15 Cada Fiesta, el procurador solía conceder al pueblo la libertad de un preso, el que quisieran.

16 Tenían a la sazón un preso famoso, llamado Barrabás.

17 Y cuando ellos estaban reunidos, les dijo Pilato: "¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, el llamado Cristo?",

18 pues sabía que le habían entregado por envidia.

19 Mientras él estaba sentado en el tribunal, le mandó a decir su mujer: "No te metas con ese justo, porque hoy he sufrido mucho en sueños por su causa."

20 Pero los sumos sacerdotes y los ancianos lograron persuadir a la gente que pidiese la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús.

21 Y cuando el procurador les dijo: "¿A cuál de los dos queréis que os suelte?", respondieron: "¡A Barrabás!"

22 Díceles Pilato: "Y ¿qué voy a hacer con Jesús, el llamado Cristo?" Y todos a una: "¡Sea crucificado!" -

23 "Pero ¿qué mal ha hecho?", preguntó Pilato. Mas ellos seguían gritando con más fuerza: "¡Sea crucificado!"

24 Entonces Pilato, viendo que nada adelantaba, sino que más bien se promovía tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la gente diciendo: "Inocente soy de la sangre de este justo. Vosotros veréis."

25 Y todo el pueblo respondió: "¡Su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!"

26 Entonces, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarle, se lo entregó para que fuera crucificado.

2 Pilato le preguntaba: "¿Eres tú el Rey de los judíos?" Él le respondió: "Sí, tú lo dices."

3 Los sumos sacerdotes le acusaban de muchas cosas.

4 Pilato volvió a preguntarle: "¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan."

5 Pero Jesús no respondió ya nada, de suerte que Pilato estaba sorprendido.

6 Cada Fiesta les concedía la libertad de un preso, el que pidieran.

7 Había uno, llamado Barrabás, que estaba encarcelado con aquellos sediciosos que en el motín habían cometido un asesinato.

8 Subió la gente y se puso a pedir lo que les solía conceder.

9 Pilato les contestó: "¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos?"

10 (Pues se daba cuenta de que los sumos sacerdotes le habían entregado por envidia.)

11 Pero los sumos sacerdotes incitaron a la gente a que dijeran que les soltase más bien a Barrabás.

12 Pero Pilato les decía otra vez: "Y ¿qué voy a hacer con el que llamáis el Rey de los judíos?"

13 La gente volvió a gritar: "¡Crucifícale!"

14 Pilato les decía: "Pero ¿qué mal ha hecho?" Pero ellos gritaron con más fuerza: "¡Crucifícale!"

15 Pilato, entonces, queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuera crucificado.

2 Comenzaron a acusarle diciendo: "Hemos encontrado a éste alborotando a nuestro pueblo, prohibiendo pagar tributos al César y diciendo que él es Cristo Rey."

3 Pilato le preguntó: "¿Eres tú el Rey de los judíos?" Él le respondió: "Sí, tú lo dices."

4 Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente: "Ningún delito encuentro en este hombre."

5 Pero ellos insistían diciendo: "Solivianta al pueblo, enseñando por toda Judea, desde Galilea, donde comenzó, hasta aquí."

13 Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los magistrados y al pueblo

14 y les dijo: "Me habéis traído a este hombre como alborotador del pueblo, pero yo le he interrogado delante de vosotros y no he hallado en este hombre ninguno de los delitos de que le acusáis.

15 Ni tampoco Herodes, porque nos lo ha remitido. Nada ha hecho, pues, que merezca la muerte.

16 Así que le castigaré y le soltaré."

17 (Y debía soltarles uno cada fiesta) Omitido por BJ.

18 Toda la muchedumbre se puso a gritar a una: "¡Fuera ése, suéltanos a Barrabás!"

19 Este había sido encarcelado por un motín que hubo en la ciudad y por asesinato.

20 Pilato les habló de nuevo, intentando librar a Jesús,

21 pero ellos seguían gritando: "¡Crucifícale, crucifícale!"

22 Por tercera vez les dijo: "Pero ¿qué mal ha hecho éste? No encuentro en él ningún delito que merezca la muerte; así que le castigaré y le soltaré."

23 Pero ellos insistían pidiendo a grandes voces que fuera crucificado y sus gritos eran cada vez más fuertes.

24 Pilato sentenció que se cumpliera su demanda.

25 Soltó, pues, al que habían pedido, el que estaba en la cárcel por motín y asesinato, y a Jesús se lo entregó a su voluntad.

28 De la casa de Caifás llevan a Jesús al pretorio. Era de madrugada. Ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse y poder así comer la Pascua.

29 Salió entonces Pilato fuera donde ellos y dijo: "¿Qué acusación traéis contra este hombre?"

30 Ellos le respondieron: "Si éste no fuera un malhechor, no te lo habríamos entregado."

31 Pilato replicó: "Tomadle vosotros y juzgadle según vuestra Ley." Los judíos replicaron: "Nosotros no podemos dar muerte a nadie."

32 Así se cumpliría lo que había dicho Jesús cuando indicó de qué muerte iba a morir.

33 Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le dijo: "¿Eres tú el Rey de los judíos?"

34 Respondió Jesús: "¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?"

35 Pilato respondió: "¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?"

36 Respondió Jesús: "Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí."

37 Entonces Pilato le dijo: "¿Luego tú eres Rey?" Respondió Jesús: "Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz."

38 Le dice Pilato: "¿Qué es la verdad?" Y, dicho esto, volvió a salir donde los judíos y les dijo: "Yo no encuentro ningún delito en él.

39 Pero es costumbre entre vosotros que os ponga en libertad a uno por la Pascua. ¿Queréis, pues, que os ponga en libertad al Rey de los judíos?"

40 Ellos volvieron a gritar diciendo: "¡A ése, no; a Barrabás!" Barrabás era un salteador.

4 Volvió a salir Pilato y les dijo: "Mirad, os lo traigo fuera para que sepáis que no encuentro ningún delito en él."

5 Salió entonces Jesús fuera llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Díceles Pilato: "Aquí tenéis al hombre."

6 Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron: "¡Crucifícalo, crucifícalo!" Les dice Pilato: "Tomadlo vosotros y crucificadle, porque yo ningún delito encuentro en él."

7 Los judíos le replicaron: "Nosotros tenemos una Ley y según esa Ley debe morir, porque se tiene por Hijo de Dios."

8 Cuando oyó Pilato estas palabras, se atemorizó aún más.

9 Volvió a entrar en el pretorio y dijo a Jesús: "¿De dónde eres tú?" Pero Jesús no le dio respuesta.

10 Dícele Pilato: "¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo poder para soltarte y poder para crucificarte?"

11 Respondió Jesús: "No tendrías contra mí ningún poder, si no se te hubiera dado de arriba; por eso, el que me ha entregado a ti tiene mayor pecado."

12 Desde entonces Pilato trataba de librarle. Pero los judíos gritaron: "Si sueltas a ése, no eres amigo del César; todo el que se hace rey se enfrenta al César."

13 Al oír Pilato estas palabras, hizo salir a Jesús y se sentó en el tribunal, en el lugar llamado Enlosado, en hebreo Gabbatá.

14 Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia la hora sexta. Dice Pilato a los judíos: "Aquí tenéis a vuestro Rey."

15 Ellos gritaron: "¡Fuera, fuera! ¡Crucifícale!" Les dice Pilato: "¿A vuestro Rey voy a crucificar?" Replicaron los sumos sacerdotes: "No tenemos más rey que el César."

16 Entonces se lo entregó para que fuera crucificado. Tomaron, pues, a Jesús,

Coronación de espinas

27 Entonces los soldados del procurador llevaron consigo a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la cohorte.

28 Le desnudaron y le echaron encima un manto de púrpura;

29 y, trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha una caña; y doblando la rodilla delante de él, le hacían burla diciendo: "¡Salve, Rey de los judíos!";

30 y después de escupirle, cogieron la caña y le golpeaban en la cabeza.

31 Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y le llevaron a crucificarle.

16 Los soldados le llevaron dentro del palacio, es decir, al pretorio y llaman a toda la cohorte.

17 Le visten de púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la ciñen.

18 Y se pusieron a saludarle: "¡Salve, Rey de los judíos!"

19 Y le golpeaban en la cabeza con una caña, le escupían y, doblando las rodillas, se postraban ante él.

20 Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron la púrpura, le pusieron sus ropas y le sacan fuera para crucificarle.

2 Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le vistieron un manto de púrpura;

3 y, acercándose a él, le decían: "Salve, Rey de los judíos." Y le daban bofetadas.

La Crucifixión

32 Al salir, encontraron a un hombre de Cirene llamado Simón, y le obligaron a llevar su cruz.

33 Llegados a un lugar llamado Gólgota, esto es, "Calvario",

34 le dieron a beber vino mezclado con hiel; pero él, después de probarlo, no quiso beberlo.

35 Una vez que le crucificaron, se repartieron sus vestidos, echando a suertes.

36 Y se quedaron sentados allí para custodiarle.

37 Sobre su cabeza pusieron, por escrito, la causa de su condena: "Este es Jesús, el Rey de los judíos."

38 Y al mismo tiempo que a él crucifican a dos salteadores, uno a la derecha y otro a la izquierda.

21 Y obligaron a uno que pasaba, a Simón de Cirene, que volvía del campo, el padre de Alejandro y de Rufo, a que llevara su cruz.

22 Le conducen al lugar del Gólgota, que quiere decir: Calvario.

23 Le daban vino con mirra, pero él no lo tomó.

24 Le crucifican y se reparten sus vestidos, echando a suertes a ver qué se llevaba cada uno.

25 Era la hora tercia cuando le crucificaron.

26 Y estaba puesta la inscripción de la causa de su condena: "El Rey de los judíos."

27 Con él crucificaron a dos salteadores, uno a su derecha y otro a su izquierda.

26 Cuando le llevaban, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le cargaron la cruz para que la llevará detrás de Jesús.

27 Le seguía una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y se lamentaban por él.

28 Jesús, volviéndose a ellas, dijo: "Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos.

29 Porque llegarán días en que se dirá: ¡Dichosas las estériles, las entrañas que no engendraron y los pechos que no criaron!

30 Entonces se pondrán a 'decir a los montes: ¡Caed sobre nosotros! Y a las colinas: ¡Cubridnos!'

31 Porque si en el leño verde hacen esto, en el seco ¿qué se hará?"

32 Llevaban además otros dos malhechores para ejecutarlos con él.

33 Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron allí a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.

34 Jesús decía: "Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen." Se repartieron sus vestidos, echando a suertes.

38 Había encima de él una inscripción: "Este es el Rey de los judíos."

17 y él cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario, que en hebreo se llama Gólgota,

18 y allí le crucificaron y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio.

19 Pilato redactó también una inscripción y la puso sobre la cruz. Lo escrito era: "Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos."

20 Esta inscripción la leyeron muchos judíos, porque el lugar donde había sido crucificado Jesús estaba cerca de la ciudad; y estaba escrita en hebreo, latín y griego.

21 Los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: "No escribas: "El Rey de los judíos", sino: "Este ha dicho: Yo soy Rey de los judíos"."

22 Pilato respondió: "Lo que he escrito, lo he escrito."

23 Los soldados, después que crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos, con los que hicieron cuatro lotes, un lote para cada soldado, y la túnica. La túnica era sin costura, tejida de una pieza de arriba abajo.

24 Por eso se dijeron: "No la rompamos; sino echemos a suertes a ver a quién le toca." Para que se cumpliera la Escritura: 'Se han repartido mis vestidos, han echado a suertes mi túnica.' Y esto es lo que hicieron los soldados.

Jesús en cruz ultrajado

39 Los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza y diciendo:

40 "Tú que destruyes el Santuario y en tres días lo levantas, ¡sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios, y baja de la cruz!"

41 Igualmente los sumos sacerdotes junto con los escribas y los ancianos se burlaban de él diciendo:

42 "A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse. Rey de Israel es: que baje ahora de la cruz, y creeremos en él.

43 Ha puesto su confianza en Dios; que le salve ahora, si es que de verdad le quiere; ya que dijo: "Soy Hijo de Dios.""

44 De la misma manera le injuriaban también los salteadores crucificados con él.

29 Y los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza y diciendo: "¡Eh, tú!, que destruyes el Santuario y lo levantas en tres días,

30 sálvate a ti mismo bajando de la cruz!"

31 Igualmente los sumos sacerdotes se burlaban entre ellos junto con los escribas diciendo: "A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse.

32 El Cristo, el Rey de Israel!, que baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos." También le injuriaban los que con él estaban crucificados.

35 Estaba el pueblo mirando; los magistrados hacían muecas diciendo: "A otros salvó; que se salve a sí mismo si él es el Cristo de Dios, el Elegido."

36 También los soldados se burlaban de él y, acercándose, le ofrecían vinagre

37 y le decían: "Si tú eres el Rey de los judíos, ¡sálvate!"

Muerte de Jesús

45 Desde la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona.

46 Y alrededor de la hora nona clamó Jesús con fuerte voz: '"¡Elí, Elí! ¿lemá sabactaní?",' esto es: '"¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?"'

47 Al oírlo algunos de los que estaban allí decían: "A Elías llama éste."

48 Y enseguida uno de ellos fue corriendo a tomar una esponja, la empapó en vinagre y, sujetándola a una caña, le ofrecía de beber.

49 Pero los otros dijeron: "Deja, vamos a ver si viene Elías a salvarle."

50 Pero Jesús, dando de nuevo un fuerte grito, exhaló el espíritu.

51 En esto, el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo; tembló la tierra y las rocas se hendieron.

52 Se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos difuntos resucitaron.

53 Y, saliendo de los sepulcros después de la resurrección de él, entraron en la Ciudad Santa y se aparecieron a muchos.

54 Por su parte, el centurión y los que con él estaban guardando a Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba, se llenaron de miedo y dijeron: "Verdaderamente éste era Hijo de Dios."

55 Había allí muchas mujeres mirando desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle.

56 Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.

33 Llegada la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona.

34 A la hora nona gritó Jesús con fuerte voz: "Eloí, Eloí, ¿lema sabactaní?", - que quiere decir - "¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?"

35 Al oír esto algunos de los presentes decían: "Mira, llama a Elías."

36 Entonces uno fue corriendo a empapar una esponja en vinagre y, sujetándola a una caña, le ofrecía de beber, diciendo: "Dejad, vamos a ver si viene Elías a descolgarle."

37 Pero Jesús lanzando un fuerte grito, expiró.

38 Y el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo.

39 Al ver el centurión, que estaba frente a él, que había expirado de esa manera, dijo: "Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios."

40 Había también unas mujeres mirando desde lejos, entre ellas, María Magdalena, María la madre de Santiago el menor y de Joset, y Salomé,

41 que le seguían y le servían cuando estaba en Galilea, y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.

44 Era ya cerca de la hora sexta cuando, al eclipsarse el sol, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona.

45 El velo del Santuario se rasgó por medio

46 y Jesús, dando un fuerte grito, dijo: "Padre, 'en tus manos pongo mi espíritu"' y, dicho esto, expiró.

47 Al ver el centurión lo sucedido, glorificaba a Dios diciendo: "Ciertamente este hombre era justo."

48 Y todas las gentes que habían acudido a aquel espectáculo, al ver lo que pasaba, se volvieron golpeándose el pecho.

49 Estaban a distancia, viendo estas cosas, todos sus conocidos y las mujeres que le habían seguido desde Galilea.

//Lc 23,36=>Mt 27,48
36 También los soldados se burlaban de él y, acercándose, le ofrecían vinagre

28 Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dice: '"Tengo sed."'

29 Había allí una vasija llena de vinagre. Sujetaron a una rama de hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca.

30 Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: "Todo está cumplido." E inclinando la cabeza entregó el espíritu.

Sepultura de Jesús

57 Al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que se había hecho también discípulo de Jesús.

58 Se presentó a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato dio orden de que se le entregase.

59 José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia

60 y lo puso en su sepulcro nuevo que había hecho excavar en la roca; luego, hizo rodar una gran piedra hasta la entrada del sepulcro y se fue.

61 Estaban allí María Magdalena y la otra María, sentadas frente al sepulcro.

42 Y ya al atardecer, como era la Preparación, es decir, la víspera del sábado,

43 vino José de Arimatea, miembro respetable del Consejo, que esperaba también el Reino de Dios, y tuvo la valentía de entrar donde Pilato y pedirle el cuerpo de Jesús.

44 Se extraño Pilato de que ya estuviese muerto y, llamando al centurión, le preguntó si había muerto hacía tiempo.

45 Informado por el centurión, concedió el cuerpo a José,

46 quien, comprando una sábana, lo descolgó de la cruz, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro que estaba excavado en roca; luego, hizo rodar una piedra sobre la entrada del sepulcro.

47 María Magdalena y María la de Joset se fijaban dónde era puesto.

50 Había un hombre llamado José, miembro del Consejo, hombre bueno y justo,

51 que no había asentido al consejo y proceder de los demás. Era de Arimatea, ciudad de Judea, y esperaba el Reino de Dios.

52 Se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús

53 y, después de descolgarle, le envolvió en una sábana y le puso en un sepulcro excavado en la roca en el que nadie había sido puesto todavía.

54 Era el día de la Preparación, y apuntaba el sábado.

55 Las mujeres que habían venido con él desde Galilea, fueron detrás y vieron el sepulcro y cómo era colocado su cuerpo,

38 Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos, pidió a Pilato autorización para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se lo concedió. Fueron, pues, y retiraron su cuerpo.

39 Fue también Nicodemo - aquel que anteriormente había ido a verle de noche - con una mezcla de mirra y áloe de unas cien libras.

40 Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en vendas con los aromas, conforme a la costumbre judía de sepultar.

41 En el lugar donde había sido crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el que nadie todavía había sido depositado.

42 Allí, pues, porque era el día de la Preparación de los judíos y el sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús.

Custodia del sepulcro

62 Al otro día, el siguiente a la Preparación, los sumos sacerdotes y los fariseos se reunieron ante Pilato

63 y le dijeron: "Señor, recordamos que ese impostor dijo cuando aún vivía: "A los tres días resucitaré."

64 Manda, pues, que quede asegurado el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vengan sus discípulos, lo roben y digan luego al pueblo: "Resucitó de entre los muertos", y la última impostura sea peor que la primera."

65 Pilato les dijo: "Tenéis una guardia. Id, aseguradlo como sabéis."

66 Ellos fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y poniendo la guardia.

© El Testigo Fiel - 2003-2024 - www.eltestigofiel.org - puede reproducirse libremente, mencionando la fuente.
Sitio realizado por Abel Della Costa - Versión de PHP: 7.2.34