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El Testigo Fiel
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«Mira que estoy a la puerta y llamo,
si alguno oye mi voz y me abre la puerta,
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Martes, II semana de Adviento, feria
Hora Intermedia (Tercia)
Inicio

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya
 
Himno
El mundo brilla de alegría.
Se renueva la faz de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Esta es la hora
en que rompe el Espíritu
el techo de la tierra,
y una lengua de fuego innumerable
purifica, renueva, enciende, alegra
las entrañas del mundo.

Esta es la fuerza
que pone en pie a la Iglesia
en medio de las plazas
y levanta testigos en el pueblo,
para hablar con palabras como espadas
delante de los jueces.

Llama profunda,
que escrutas e iluminas
el corazón del hombre:
restablece la fe con tu noticia,
y el amor ponga en vela la esperanza,
hasta que el Señor vuelva.

o bien:



Tu poder multiplica
la eficacia del hombre,
y crece cada día, entre sus manos,
la obra de tus manos.

Nos señalaste un trozo de la viña
y nos dijiste: «Venid y trabajad.»

Nos mostraste una mesa vacía
y nos dijiste: «Llenadla de pan.»

Nos presentaste un campo de batalla
y nos dijiste: «Construid la paz.»

Nos sacaste al desierto con el alba
y nos dijiste: «Levantad la ciudad.»

Pusiste una herramienta en nuestras manos
y nos dijiste: «Es tiempo de crear.»

Escucha a mediodía el rumor del trabajo
con que el hombre se afana en tu heredad.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Por los siglos. Amén.

o bien:



El trabajo, Señor, de cada día
nos sea por tu amor santificado,
convierte su dolor en alegría
de amor, que para dar tú nos has dado.

Paciente y larga es nuestra tarea
en la noche oscura del amor que espera;
dulce huésped del alma, al que flaquea
dale tu luz, tu fuerza que aligera.

En el alto gozoso del camino,
demos gracias a Dios, que nos concede
la esperanza sin fin del don divino;
todo lo puede en Él quien nada puede. Amén.
Salmodia
utilizar salmodia complementaria
Salmo 118,49-56: VII (Zain)
Ant: Los profetas anunciaron que el Salvador nacería de la Virgen María.
Recuerda la palabra que diste a tu siervo,
de la que hiciste mi esperanza;
este es mi consuelo en la aflicción:
que tu promesa me da vida;
los insolentes me insultan sin parar,
pero yo no me aparto de tus mandatos.

Recordando tus antiguos mandamientos,
Señor, quedé consolado;
sentí indignación ante los malvados,
que abandonan tu voluntad;
tus leyes eran mi canción
en tierra extranjera.

De noche pronuncio tu nombre,
Señor, y, velando, tus preceptos;
esto es lo que a mí me toca:
guardar tus decretos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 52: Necedad de los pecadores
Todos pecaron, y todos están privados de la gloria de Dios (Rm 3,23)
Dice el necio para sí:
«No hay Dios»
Se han corrompido cometiendo execraciones,
no hay quien obre bien.

Dios observa desde el cielo
a los hijos de Adán,
para ver si hay alguno sensato
que busque a Dios.

Todos se extravían
igualmente obstinados,
no hay uno que obre bien,
ni uno solo.

Pero ¿no aprenderán los malhechores
que devoran a mi pueblo como pan
y no invocan al Señor?

Pues temblarán de espanto,
porque Dios esparce los huesos del agresor,
y serán derrotados,
porque Dios los rechaza.

¡Ojalá venga desde Sión
la salvación de Israel!
Cuando el Señor cambie la suerte de su pueblo,
se alegrará Jacob y gozará Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 53,3-6.8-9: Petición de auxilio
El profeta pide verse libre de sus enemigos por el nombre del Señor (Casiano)
Oh Dios, sálvame por tu nombre,
sal por mí con tu poder.
Oh Dios, escucha mi súplica,
atiende a mis palabras;

porque unos insolentes se alzan contra mí,
y hombres violentos me persiguen a muerte,
sin tener presente a Dios.

Pero Dios es mi auxilio,
el Señor sostiene mi vida.

Te ofreceré un sacrificio voluntario,
dando gracias a tu nombre, que es bueno;
porque me libraste del peligro,
y he visto la derrota de mis enemigos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Los profetas anunciaron que el Salvador nacería de la Virgen María.
utilizar salmodia habitual
Salmo 119: Deseo de la paz
Ant: Los profetas anunciaron que el Salvador nacería de la Virgen María.
Estad firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración (Rm 12,12)
En mi aflicción llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,
de la lengua traidora.

¿Qué te va a dar o a mandarte Dios,
lengua traidora?
Flechas de arquero,
afiladas con ascuas de retama.

¡Ay de mí, desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo viviendo
con los que odian la paz;
cuando yo digo: «Paz»,
ellos dicen: «Guerra».

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 120: El guardián del pueblo
Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el bochorno (Ap 7,16)
Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.

El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.

El Señor te guarda de todo mal,
Él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 121: La ciudad santa de Jerusalén
Os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo (Hb 12,22)
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,

según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios».

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Los profetas anunciaron que el Salvador nacería de la Virgen María.
Lectura Bíblica
Lectura del libro del profeta Jeremías
Jr 23,5
Mirad que llegan días -oráculo del Señor- en que suscitaré a David un vástago legítimo: reinará como rey prudente, hará justicia y derecho en la tierra.
V/. Los gentiles temerán tu nombre, Señor.
R/. Los reyes del mundo, tu gloria.
Final

Oremos:

Señor y Dios nuestro, que has manifestado tu salvación hasta los confines de la tierra, concédenos esperar con alegría la gloria del nacimiento de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. Bendigamos al Señor.
R/. Demos gracias a Dios
 
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