Las iglesias han estado abarrotadas y de nuevo la presencia cristiana volvía a su tierra milenaria expulsada en 2013 por el Estado Islámico. Las imágenes de los templos llenos significa a juicio del Patriarca Sako que “a pesar de la preocupante situación en la que vivimos en Irak, los cristianos mantienen viva nuestra memoria cristiana y nos dan una esperanza cierta. Jesús es el centro de estos acontecimientos, su cuerpo fue destrozado y luego resucitado, esta es la fuerza que nos impulsa a una nueva vida. Incluso en las horas más oscuras, su resurrección como el sol se eleva sobre nosotros y sobre la humanidad”.
Cerca de 40.000 cristianos han regresado a sus hogares en las aldeas de Nínive y esta Semana Santa los pueblos y las iglesias han recobrado así la vida y la esperanza de la Resurrección.
Esta Semana Santa el Nuncio de su Santidad en Irak y Jordania, Mons. Alberto Ortega se ha desplazado hasta el norte de Irak para acompañar a este pueblo cristiano. D. Alberto Ortega participó en la procesión del Domingo de Ramos en Qaraqosh y visitó muchas comunidades cristianas en Mosul, Karamles, Bartella… Así como a los todavía desplazados en Erbil, la capital del Kurdistán iraquí.
“Hemos visto huérfanos, viudas, personas sin techo… capaces de superar el dolor porque han encontrado a alguien que ha compartido con ellos el dolor, los ha amado y les ha dado esperanza” ha añadido el Patriarca de la Iglesia caldea.
Desde la derrota del Daesh, en diciembre de 2016, poco a poco miles de familias desplazadas en el Kurdistán han ido volviendo a sus lugares de origen en la Llanura de Nívine. Ayuda a la Iglesia Necesitada está colaborando en la reconstrucción de más de 13.000 casas y 350 edificios de las iglesias locales.