Por Andrea Randle, encargada de noticias, y cofundadora del sitio.
En el Testigo Fiel estamos de fiesta. Cumplimos un año más desde aquel 20 de junio del 2003 en que por puro entusiasmo y sin aventurar lo que llegaríamos a ser hoy, nos lanzamos en cuerpo y alma a hacer este portal.
Comprendíamos que el ciberespacio era «el lugar» y «el futuro» de un mundo cada vez mas globalizado, en donde se daban las condiciones ideales para que personas de diferentes páises pudieran compartir la misma fe, los ideales, modos de expresarse, de pensar y de sentir. No sólo compartir la religión o la espiritualidad, que de suyo es lo que más nos convoca, sino el arte, el pensamiento, la cultura, las experiencias, la vida misma!
En ese primer intento lo que nos impulsaba a armar un sitio -según mi modo de ver las cosas y en restropectiva- era conseguir:
- un lugar donde pudiéramos expresar nuestra fe, nuestro sentir religioso, sin pretender ser la voz cantante ni modelo a seguir, ni erigirnos en Magisterio. Pero sí fieles a Nuestra Santa Madre Iglesia,
- un sitio en donde se pudiera participar sin juzgar desde lo moral la vida o estado espiritual del otro, teniendo por certeza que sólo ese "lugar" le compete a Dios Padre,
- un ámbito donde, desde la libertad de espíritu, pudieramos hacer amistad -que en definitiva hemos hecho y las seguimos haciendo, Pero sobre todo...
- un lugar en donde uno pueda crecer en la fe sabiendo que Dios Uno y Trino inspira todo lo bueno.
Resumir 7 años desde aquel 20 de junio es casi imposible. Muchas personas han pasado por el sitio, muchas quedan desde entonces, otras se han ido, año tras año se van agregando más. Son muchas las personas que desde su anonimato entran a diario para rezar el Oficio, escribir intenciones de oración, rezar el Rosario, leer las noticias que se eligen, buscar en la Biblia, investigar en la biblioteca, consultar el Santoral, ofrecerle una rosa a María Santísima, etc, etc. Porque para los que no lo saben y para los despistados, este Portal ofrece (¡y sí: me pongo la camiseta del sitio!) lo que pocos portales. Ofrece y mucho. Y de lo que creemos que es bueno.
Agradecimientos:
En primer lugar al verdadero Testigo Fiel, Nuestro Señor Jesucristo, a María Santísima y a la Providencia que nos animan a continuar.
En segundo lugar al dueño del portal, don Abel Della Costa, por sus continuos desvelos por mejorar día a dia y embellecer el sitio, por sus conocimientos de Biblia, por su mirada profunda en tantos temas, por las horas y horas dedicadas al Oficio Divino, al santoral, a todo, pero sobre todo por su amistad.
Y también a todos los que participan en los foros y que contribuyen con sus particularidades a enriquecernos, a divertirnos también, que un santo triste es un triste santo, con sus ocurrencias, sus fortalezas, consejos, ocurrencias y por que no con las discusiones que allí se dan.
A Todos los que nos visitan y para aquellos que nos alientan en el libro de visitas: ¡Felices 7 Años!
Vamos por más.
por Abel Della Costa, cofundador de ETF, encargado de secciones.
Desde que la Biblia le echa broncas a David por hacer el censo del pueblo (2Sam 24), le tengo cierta prevención religiosa a las estadísticas, y me digo lo que le dice Joab al rey: «Que Yahveh tu Dios multiplique el pueblo cien veces más de lo que es y que los ojos de mi señor el rey lo vean. Mas ¿para qué quiere esto mi señor el rey?» En efecto, uno planta, otro riega, pero es Dios quien da el crecimiento, así que ¿para qué interesarse en el número de destinatarios?
Sin embargo, visto sin ánimo de triunfalismo, sólo por constatarlo y gozarnos de esa misteriosa acción de Dios que cotidianamente nos agrega «sitiófilos» (o como se deba decir), es sorprendente que en sólo siete años una obra hecha tan a pulso haya llegado a consolidarse en 20.000 visitantes cada mes, y siga creciendo.
No faltan ocasiones y situaciones de desánimo. Me pregunto muy frecuentemente si sirve para algo hacer esto, si alguien lee lo que se escribe, si a alguien aprovecha lo que lee... en fin, las preguntas que se hace cualquier ser humano cuando constata la debilidad intrínseca de cualquier obra hecha por hombres. Pero así como la Iglesia está entramada entre los hombres, sujeta a las debilidades de los hombres, y siempre está a punto de disolverse entre los hombres, así también las obras de «pequeña iglesia» que ocurren en ella.
Y eso -no más pero tampoco menos- es lo que es El Testigo Fiel, pequeña iglesia dentro de la Iglesia, uva en el racimo, realización concreta (por tanto provisoria y débil) del ideal de comunión de y en Jesús. Seguramente se podría «institucionalizar» más esta pequeña comunidad virtual, hacerla más reconocible como obra dentro de la Iglesia. Podría ser algo bueno, y estuve personalmente comprometido un tiempo en apuntar hacia ello; sin embargo también es necesario, y por tanto bueno, que en la Iglesia haya estas realidades más espontáneas, más informales, con menos sabor de institución. Hace poco alguien, con ánimo de denigrar al foro, decía que parecemos «un grupo de amigos», y más allá del mal tono y del mensaje que esa persona quería transmitir, creo que no sólo acertó, sino que me dio nuevos ánimos pensar que aun después de siete años seguimos pareciendo lo que somos: un grupo de amigos. Sólo que no necesariamente un grupo de amigos con nombres y rostros conocidos, sino miles de amigos en ETF que se mantienen en su anonimato y su callada presencia cotidiana.
Recibo, por ejemplo, muchísimos mails con pequeñas cuestiones, a veces preguntas de los temas que se tratan en el sitio, a veces corrección de errores, sobre todo de la complicada liturgia, o en fin, mails de diversas cuestiones, y en muchos de ellos, en la mayoría, hay algo que me llama gratamente la atención: se dirijen a mí como si me conocieran, ¡y es que realmente me conocen! porque soy uno de los pocos que tenemos nombre reconocible en ETF (y eso porque no hay más remedio que que algunos lo tengan).
Grupo de amigos, sin ruidosos bombos y platillos, con su nombre escondido, casi anónimos... si es que casi estoy recitando las características de una comunidad conforme al Evangelio. Eso, que es mucho, y ninguna otra cosa, es lo que por mi parte quiero agradecer después de estos siete años.