Melozzo da Forlì, también llamado Michelozzo degli Ambrogi, fue un vigoroso pintor del renacimiento italiano, discípulo directo de Piero della Francesca -influencia notable sobre todo en el uso de la perspectiva-, aunque también con ascendientes de la pintura flamenca -notable ante todo en los marcados rasgos que da a sus figuras-.
Terminado su período formativo, Melozzo se traslada a Roma en 1475, entrando al servicio del Pontífice, en ese tiempo Sixto IV (de 1474 a 1481).
Entre los trabajos que se le encargan está, en 1480, la decoración del ábside de la Iglesia de los Santos Apóstoles en Roma; en ella pinta un grandioso fresco de la ascención de Jesús. En 1711 el fresco fue destruido, sin embargo, muchas partes pudieron ser salvadas.
En la actualidad, los fragmentos -muy conocidos y apreciados- de los «ángeles músicos» que formaban parte de ese fresco, se encuentran en la sala IV de la Pinacoteca Vaticana, mientras que el Cristo Triunfante, que formaba el centro del fresco, trasladado como lo demás a otro soporte, se encuentra ahora en el Palacio del Quirinal, sede del gobierno italiano.
En este fragmento, que se contempla en la actualidad como cuadro autónomo, podemos ver a Jesús desde una perspectiva llamada "sotto in sú", es decir, visto desde abajo, lo que hace a la figura ancha y la vez magnifiscente. Este modo de usar la perspectiva es sobre todo conocido por las obras de Mantegna (como puede verse en la "Lamentación sobre Cristo muerto", en la Galería de ETF).
La ascensión está representada, podríamos decir, desde el punto de vista de la llegada al cielo, donde lo rodean miríadas de figuras angélicas. Es una representación de lo más original si tenemos en cuenta que lo habitual era ceñirse al relato de Hechos y representar más bien la escena a la altura de los apóstoles, de tal modo que en muchos cuadros de la Ascensión sólo se ven los pies de Jesús.