Las figuras que se ven en los márgenes exteriores de la franja superior son Adán y Eva, y dos pequeñas escenas relacionadas con ellos, que trataremos conjuntamente: las de Caín y Abel. Comencemos por las dos primeras.
El tema de Adán y Eva ha sido amplísimamente tratado en la pintura, y sería de lo más interesante una visita guiada que tuviera por exclusivo centro ese motivo narrativo, pictórico y teológico. Como tendencia general, y sintetizando mucho, podría señalar que por la misma época, la pintura de ámbito italiano se centraba en el drama de la caída, más que en la figura humana de la primera pareja, mientras que la pintura del norte de Europa, a la que genéricamente podemos identificar como pintura de ámbito germánico, se decanta por investigar en la primera pareja más bien la corporeidad humana. Esta última produce entonces escenas más estáticas (como en el caso de los Adán y Eva de este políptico), pero más ricas en matices anatómicos, mientras que la otra, quizás menos detallista, es más adecuada para una interpretación bíblica de conjunto.
Veamos unos pocos ejemplos:
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A la izquierda vemos un Adán y Eva de Fra Angelico, pintura de 1430, así que casi del mismo año que la de van Eyck, una escena secundaria dentro de una de sus anunciaciones; nótese el detalle del pasto, que habla de una técnica pictórica completamente madura, y que sin embargo no parece interesado en la investigación de estos dos personajes como figuras humanas, sino como actores de un drama, que es lo propiamente representado. Lo mismo puede decirse de la figura de la derecha, una "Expulsión del Paraíso" de Giovanni di Paolo, de unos pocos años después del políptico del Cordero. |
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Como pinturas de ámbito germánico reproduciremos dos que tienen mucha relación con la de Jan van Eyck, aunque cabe aclarar que son posteriores: la de Hans Memling, a la izquierda, es de hacia 1460, y la conocida de Durero, a la derecha, del 1507:
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Veamos ahora la del políptico:
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Nótese el trabajo en los músculos de él, el vientre de ella, las posturas de los pies, etc... un verdadero estudio anatómico. La postura de las manos, especialmente la izquierda de Eva sosteniendo la rama. Una curiosidad: la fruta que tiene en su mano no es una manzana, como era ya acostumbrado pintar en la historia de la caída. Las miradas no se dirigen a un punto concreto de la escena, pero los rostros están teñidos de cierta melancolía, que contrasta enormemente con la de los rostros de los ángeles músicos, que les están más próximos.
Sobre Adán y Eva dos escenas íntimamente relacionadas con ellos, que forman una pequeña secuencia que debe leerse de izqierda a derecha: la ofrenda de Caín y Abel y la muerte de Abel a manos de Caín. Es digno de notarse, en la primera de las dos, que mientras Abel dirige su mirada hacia lo alto, llevando su ofrenda, Caín, con la suya en la mano, no mira ni a Dios ni a los dones, sino a Abel, preparando el siguiente movimiento, que será la muerte del hermano.
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