Parece que en las catequesis de los miércoles promediando 1978, el papa Pablo VI se venía preguntando eso; y me encantó cómo lo desarrolla en esta, así que la copio entera del sitio del Vaticano. Lamentablemente sólo están traducidas las del 78, su ultimo año, pero realmente son catequesis que vale la pena revisar.
PABLO VIAUDIENCIA GENERAL
Miércoles 14 de junio de 1978
La oración, tarea de la Iglesia
Seguimos dominados por esa pregunta sencilla y, a la vez, fundamental, que apela a nuestro juicio práctico, pero que tiene la raíz en profundos problemas especulativos; de este juicio la mentalidad moderna extrae la orientación decisiva en orden a la religión que en la vida de nuestro mundo significa a menudo la Iglesia.
Pues bien, dicha pregunta apremia rabiosamente casi en estos términos: ¿Qué hace la Iglesia? Y en el espíritu agitado de quien plantea la pregunta ello se traduce prácticamente así: ¿Para qué sirve la Iglesia? La pregunta se hace dura y radical, materialista a renglón seguido: no hay ya sitio para la religión en la mentalidad moderna, invadida toda ella por la realidad sensible y científica, e inclinada siempre a la utilidad de lo que ocupa la atención y la actividad del hombre. Es una postura que se repite.
La Iglesia, atemorizada en un primer momento por la brutalidad invadiente de la pregunta, parece algunas veces vacilar en responder; pero luego, confortada por la propia conciencia y la propia fe, una vez más responde sencillamente: ¡La Iglesia ora!
Enseguida surge un doble interrogante, al que nosotros los creyentes deberíamos estar capacitados para dar alguna respuesta victoriosa: ¿Qué significa orar? ¿Qué utilidad tiene orar? Son preguntas elementales, pero qué agresivas y hoy qué peligrosas. Sin embargo, no debemos tener miedo, aun en el caso de que no podamos o no queramos dar ahora respuesta adecuada según razón a las objeciones tremendas que suscitan estos interrogantes en el alma humana.
Podríamos soslayar mientras tanto el carácter negativo de estos interrogantes, al ver que no atacan ningún punto peligroso para el desarrollo normal de la actividad cívica. El hombre que ora no hace daño a nadie, no frena ni obstaculiza el trabajo mental o físico del hombre; por el contrario, podríamos recordar la gran fecundidad que ha alcanzado y gozado la actividad humana a través de una fórmula que todavía está vigente dentro y al lado de la Iglesia; esta fórmula une y casi compenetra los dos momentos característicos y supremos de la actividad humana, es decir, orar y trabajar: Ora et labora que San Benito enseñó a sus discípulos, entre los que podemos contarnos nosotros y también la Iglesia toda.
Es que la Iglesia busca y encuentra su razón de ser fundamental en la relación con Dios. Y la expresión de esta relación forma esa enciclopedia del espíritu humano que llamamos oración. La descubrimos en el silencio del alma, en ese silencio interior en el que la Palabra de Dios se hace oír primero, y se formula luego en temas fundamentales que hacen dudar de los lugares comunes de nuestra mentalidad superficial; suscita la autocrítica, a la que podemos denominar despertar de la conciencia; y al mismo tiempo va infiltrando una nueva certeza dominante sobre la existencia, presencia y acción de Dios en nuestro espíritu. Es como un amanecer del sol que difunde una luz interior con la que las cosas, y en primer lugar nuestra vida, adquieren un sentido nuevo, una filosofía y una sabiduría que se impone y justifica por sí misma, terrible y amiga a un tiempo, a la que el espíritu humano siente el deber de dar el nombre de verdad. Es en fin, una experiencia en la que nuestros labios enmudecidos se abren y encuentran en sí mismos las definiciones clásicas de oración: ascensión hacia Dios, algo así como un ímpetu audaz, permeado enseguida de humildad que implora y pide socorro (cf. Dict. de Théol. XIII, 1, pág. 169 y ss.).
La oración nos descubre un mundo espiritual vasto, espléndido. misterioso como el cielo que está sobre nuestras cabezas, y dibuja el cielo sin límites de la realidad en que vivimos, demasiadas veces ciegos, miopes e insensibles.
Aquí nos echa una mano la Palabra de Cristo que nos exhorta casi como para tranquilizarnos de que no estamos soñando: "Es preciso orar en todo momento y no desfallecer" (Lc 18, 1), después de habernos enseñado la oración que anula la distancia infinita entre estos dos términos desproporcionados e imposibles de comparar: Dios, el infinito, y el microbio hombre; y que dice como sabemos por fortuna nuestra: "Así, pues, habéis de orar vosotros: Padre nuestro, que estás en los cielos..." (Mt 6, 9 ss.).
¡Qué panorama se abre a nuestro alrededor! ¡Qué realismo cobra nuestra oración! ¡Qué confianza trepidante asume nuestro lenguaje!
Sí, ¿qué hace la Iglesia? No lo olvidéis nunca: La Iglesia —y nosotros somos la Iglesia— ora, y ora de este modo.
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«Mi corazón está vacío de verdadero saber, acógele entre tus brazos.»
Cuando en la comunidad en la que me muevo hay propuestas tipo : "Hya un grupo de personas que están a la tarea de recolectar ropa donada. Necesitamos quien de una mano clasificando, remendando, atendiendo..." y alguien responde "Yo voy a orar mucho por ustedes" ya nos miramos la cara y sabemos que con ese alguien no contamos ni para los buenos días.
La Iglesia ora. ¿Será?
buen afiche.
los cristianos emergentes son buenos críticos. tb los ateos q se precien.
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El mundo escucha de buen grado a los maestros, cuando son también testigos.
Benedicto XVI.
Depende, a veces son buenos críticos, y a veces representan la chatura de la época.
Está claro que la "eficacia" de la oración no está en el mismo plano que la eficacia de la acción. Si se piden manos para acomodar la ropa y la mano que se levanta es para decir que va a orar por los que lo hagan, está claro que la ropa seguirá ahí sin acomodarse, y encima habiendo "tentado a Dios" a que tenga que suplir nuestra indolencia.
Para esos casos, una crítica como la del afiche está muy bien, precisamente porque orar no es hacer nada... en ese mismo plano de la acción concreta.
Gracias a ello (y me gustó la picardía del papa en ese punto de la catequesis), nadie nos puede tachar de peligrosos, porque en definitiva ¿qué hacemos? ¡nada!
Sin embargo en un plano profundo y trascendente, la oración mueve al mundo, vincula la mente de Dios con la de los hombres, la palabra de Dios con él oído de los hombres, y el oído de Dios con la palabra de los hombres. Eso no es mucho para el que considera a Dios una abstracción del poder del interior humano, o un nombre mitilógico para lo aun no explorado por la ciencia, pero es muchísimo para quien sabe que la realidad se desenvuelve por capas, y que la capa profunda, trascendente, de Dios, no toca nuestro mundo más que a través del hombre y su acción.
Sin acción, la oración es un autoengaño, pero sin oración, la actividad resulta puro activismo, sin más meta que no parar para ver el sinsentido que nos rodea.
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«Mi corazón está vacío de verdadero saber, acógele entre tus brazos.»
al menos, representan la chatura de la época, claro. si nadie lo contara, hablarían las piedras.
y los demás cristianos vamos cargando a los demás con esas críticas.
es como lo de llevar unos las cruces de los otros, pero a la inversa. es decir: pon una cruz en el otro y redúcelo; luego, míralo y contémplalo y di: "dios lo ha abandonado y humillado, esperemos q venga y lo salve"; o si eres moralista y más moralista, puedes decir lo correspondiente en ese plano y en el sicológico.
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El mundo escucha de buen grado a los maestros, cuando son también testigos.
Benedicto XVI.
Ahora rellena los huecos de tu pensamiento y haz aflorar las conexiones entre las frases, así, además de enterarte tú, me entero yo..
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«Mi corazón está vacío de verdadero saber, acógele entre tus brazos.»
dale con los huecos!
de qué te quieres enterar?
ah! espera al 'epistemólogo', pues. él lo acabará de arreglar.
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El mundo escucha de buen grado a los maestros, cuando son también testigos.
Benedicto XVI.
acabo de leer la audiencia. me llama la atención q en un mismo párrafo aparezcan palabras como 'enciclopedia', 'despertar de la conciencia',... y un discurrir tan personal e intimista. todo en el mismo párrafo.
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El mundo escucha de buen grado a los maestros, cuando son también testigos.
Benedicto XVI.
Qué hace la Iglesia, yo creo que mucho, muchísimo; incluso muchas cosas que no son de su competencia.
Naturalmente no tomo por Iglesia únicamente a los consagrados de un modo especial, porque todo bautizado, ha sido consagrado, por el bautismo
voy a dejar a un lado, la labor espiritual, la evangelización, que es la primera misión de la Iglesia, la que sólo Ella, puede hacer, y, me voy a centrar en su labor social
En los desfavorecidos, atendidos por Caritas, por personas que no perciben ni un céntimo de euro; por cierto, a las personas que llegan; a las oficinas de este organismo de la Iglesia, no se le pregunta, por su condición social; no importa si es un rico venido a menos, o, un pobre de toda la vida, no, se le pregunta por su color político, por su moral, su condición sexual; su religión, su creencia, o, su increencia, sólo necesita estar necesitado
Y Caritas, no se hace edificios cuyas fachadas cuestan más de trescientos millones de euros
Manos Unidas, las Obras misionales pontificias, etc
Cuando hay una catástrofe, la Iglesia esta ahí, volcandose, con los damnificados, sin preguntar, si eran, o, no de los nuestros
Y, esto a nivel público, institucional, porque luego están las personas corrientes, las que actúan sin protagonismo, pero cuya labor, es también labor de la Iglesia, porque son Iglesia; son esas mujeres y hombres que ejercen la ayuda social, con el vecino, amigo, o, pariente que esta pasando una mala situación, y, lo hacen de forma callada; a veces procurando incluso que el propio destinatario no se enteré, lo hacen porque, siempre ven a Dios en el pobre, estas personas, no son de Caritas, ni de ésto ni de lo otro, son de la Iglesia, y, tal vez muchas veces, prefieran “ ir a repostar” en Misa, en la oración, antes que ir ordenar ropa, o recoger ropa a la parroquia; no, con esas personas a nivel organizativo, no se puede contar, prefieren la oración, pero es que su ayuda es silenciosa, ellas prefieren ir visitar al enfermo, al que no visita nadie, asar carne de más, y, llevar “ la prueba a la vecina anciana, que no tiene medios, o, a la madre con 3 niños, y, sin padre, o, con padre en el paro, son las mujeres a las que cuando van a visitar a su antigua señora; la señora de la casa, donde estuvieron sirviendo, se les olvida siempre, una bolsa con algo, que luego, no pueden ir buscando. Son mis heroínas, más que las señoras de los roperos, que también tienen su mérito
Después están las religiosas que atienden enfermos de sida, terminales, ancianos a los que sus parientes no quieren, lo que quieren son las herencias, y, también a esos se les atiende, por Él.
Los partidos políticos PP. PSOE, etc, y, toda su “ mangancha” prometen ayudas en campaña, pero lo que buscan todos, todos, es llenar sus bolsillos; si hay que hacer recortes no recortan sus sueldos, recortar las ayudas a los pobres; con ganar un poco menos, por ejemplo el alcalde de La Coruña, pues ya había más dinero, pero, ellos miran primero para su panza, y, favorecer, si se puede primero a los de uno, los sindicatos, no importa la orientación, y, sin entrar en casos de corrupción, a quien ayudan a los afiliados, a los amigos, y, en realidad esto es lo justo, sólo la Iglesia, ayuda, y tiende una mano, incluso, a los que son sus enemigos, porque sabe, que todo hombre que sufre es Jesús
y, ésto no es de ahora, es costumbre vieja, por eso, me parece que en lugar de preguntarnos que hace la Iglesia, cada uno, en particular en su corazón, ha de preguntarse, ¿Qué hago yo, en la Iglesia, porque soy Iglesia?
Un abrazo
Maite
“ Si oyereis, hoy su voz no endurezcáis el corazón”
¿Que hago yo, en la Iglesia?
Nuestra respuesta deberia ser: dar testimonio de la Fe que tengo en Dios.
Ora et labora, esto significa que primero debes orar, tener una gran vida de oracion, y luego debes actuar de manera directamente proporcional a tu Fe.
O sea, no puedes decir que sufres de disonancia cognitiva y por eso dices una cosa y haces otra. Si crees en el Señor, si verdaderamente eres Fiel Cristiano, que realmente todos vean que tu practicas lo que predicas.
El Papa Paulo VI, en su Audiencia General del miércoles 14 de Junio de 1978 nos habla que la oración es la tarea de la Iglesia. ¿Que hace la Iglesia? pregunta el Papa, y luego el mismo responde: no lo olviden nunca: la Iglesia, y nosotros somos la Iglesia, ora, ora de este modo... Padre Nuestro que estas en el cielo....
Gracias por traer este tema Abel, en realidad, antes de hacer cualquier actividad hemos de elevar nuestros ojos al cielo y hemos de decirle a nuestro Dios: santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu Reino, hagase tu voluntad en la tierra como en el cielo, el pan nuestro de cada día danoslo hoy y perdona nuestras ofensas asi como tambien nosotros perdonamos a los que nos ofendes, no nos dejes caer en tentacion, mas libranos del mal.
memento semper ascender
Me acabo de leer el hilo entero.
Siempre logra conmoverme, el papa Paulo VI, a quien canonizaría sin dudar junto a Juan XXIII...
Pero también he disfrutado mucho con los aportes de Abel y de Maite.
Iba a decir que "nada por añadir", pero sí, voy a añadir algo: orar de verdad requiere mayor voluntad y aliento que clasificar ropas y organizar cosas en la parroquia, labor también necesaria. Nos cuesta menos esforzarnos por aquello que produce frutos visibles y tangibles, que aquello que no te permite "constatar" o demostrar / te, que realmente has hecho algo útil...
Por esto es muy importante que dejando de lado la obtención de frutos tangibles, nos pongamos en conexión con Dios en la oración y en todo momento, y que esa conexión no sea "cerrada", sino abierta a irradiarse como amor y comunión hacia todos, creyentes o no, buenos o no, "como el Padre del cielo hace llover por igual sobre justos o injustos"...
De vez en cuando, para que no caigamos en el desánimo de nuestra debilidad, Dios nos da un atisbo de que Él está ahí, acompañando nuestro esfuerzo, porque incluso "cuando nosotros no somos fieles el sigue fiel, ya que no puede negarse a si mismo"...
Incluso si toda la vida la pasamos al nivel de los aprendices.... No abandonar el empeño y dejar que Dios se ocupe del resto. Y eso vale para la oración y para todo...
¿A quién iremos, Señor? Solo tú tienes palabras de vida eterna
Nos cuesta menos esforzarnos por aquello que produce frutos visibles y tangibles
Certísimo!
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«Mi corazón está vacío de verdadero saber, acógele entre tus brazos.»
La oración es omnipotente. Y algún santo dijo las condiciones para que así sea: que se pida algo bueno y lo que se debe, y que quien lo pida también sea bueno. O algo así era.
No voy a minusvalorar la oración ni a despreciarla. Lejos de mí, máxime practicándola y sabiendo lo que es (en mi medida).
Pero el caso es que me hacía esa pregunta: qué hace la Iglesia?
Pienso que esa pregunta tendría diferente respuesta antes y después del último Concilio. El Concilio Vaticano segundo parece que se podría resumir como el Concilio de la apertura al Mundo en cuanto hábitat el hombre, no en cuanto a enemigo del alma, y que el laico redescubra su papel en el mismo.
Se supone que ahora la mentalidad es más abierta y los laicos, en vez de estar a refugio seguro, salimos fuera (como dijo Jesús a Lázaro) y nos colocamos junto con los demás para construir un mundo mejor y tal.
Así, en vez de responder pensando en la jerarquía o en los religiosos y demás realidades oficiales, como puede ser Cáritas, también pensamos en los laicos de a pie (que también oramos), los laicos que hacen carrera política, los laicos que dirigen empresas, os laicos curritos de base que pueden sindicarse,... etc. etc.
Dice el mismo Pablo VI en la carta apostólica Octogésima Adveniens de 14 de mayo de 1971:
"47. El paso al campo de la política expresa también una exigencia actual de la persona: mayor participación en las responsabilidades y en las decisiones. Esta legítima aspiración se manifiesta sobre todo a medida que aumenta el nivel cultural, se desarrolla el sentido de la libertad y la persona advierte con mayor conocimiento cómo, en el mundo abierto a un porvenir incierto, las decisiones de hoy condicionan ya la vida del mañana."
Quizás esto algún día sea realidad. Pero por el momento el panorama es bastante lamentable. Y estaréis de acuerdo que decir esto no es ser cenizo ni de estar fuera de madre.
Dicho esto me vuelvo a preguntar: que hace la Iglesia?
Lo qe hace la Iglesia es callar y guardar la ropa; estar en connivencia con el poder establecido y permanecer en silencio ante sus injusticias.
Es decir, lo que mejor sabe hacer puesto que ya viene haciéndolo desde largo. Al fin y al cabo, si los religiosos deben obediencia a sus superiores, los laicos también debemos obediencia a los obispos de las diócesis.
Con esto sigo diciento que la Iglesia (militante) hace oración. Y también digo que como por los frutos se conocen las obras, por las obras podemos intuir por dónde va la oración de los Pastores de la Iglesia.
Cuando yo lo miré a Rutilio muerto, pensé: si lo mataron por hacer lo que hacía, me toca a mí andar por el mismo camino. Cambié, sí, pero también es que volví de regreso.
(Testimonio de César Jerez, en López Vigil, M., Piezas para una retrato,
UCA Edi-tores, San Salvador, 1993)
Rutilio era un sacerdote muerto por celebrar una Santa Misa de campaña en una ermita, parece ser.
Orar y esperar todo de Dios y no hacer nada, no es orar, eso es pereza.
(Homilía del 20-8-1979)
El que esté en conflictos con el pueblo sí estará en conflicto conmigo.
(Homilía del 20 de agosto de 1978)
Qué fácil era seguir como Pedro, huir como andan huyendo hoy muchos cristianos. Es más fácil esconderse. “No hay que crear conflictos; prudencia, hay que ser más prudentes”. Pero Cristo no fue de ese parecer y, a quien le aconsejó no meterse en el peligro, lo llamó Satanás, lo llamó escándalo.
(Homilía del 3 de septiembre de 1978)
Es lástima no poder confiar en la noticia del periódico o de la televisión porque todo está comprado, ama-ñado y no se dice la verdad.
(Homilía del 2 de abril de 1978)
Quienes creen que mi predicación es política, que provoca la violencia, como si yo fuera el causante de todos los males de la república, olvidan que la palabra de la Iglesia no está inventando los males que ya existen, sino iluminándolos.
(Homilía del 16 de marzo de 1980)
Que este cuerpo inmolado y esta sangre sacrificada por los hombres nos alimente también para dar nuestro cuerpo y nuestra sangre al sufrimiento y al dolor, como Cristo, no para sí…
(Homilía póstuma. 24 de marzo de 1980)
Óscar Arnulfo Romero. De cura conservador a rojo subversivo y peligroso.