Si La Iglesia se dividió cual es la verdadera
Este era el titular que no leí, porque me llego con el título publicado en Religión en libertad.
Yo le preguntaría al autor del mismo, si yo tengo un pedazo de seda, y, lo cortó o lo rasgo a la mitad, cuál de los dos trozos es de seda, no cabe duda que los dos, a lo mejor si la tela tenía dibujos, uno tiene más dibujos que otro, pero de seda son los dos, como si hago añicos un plato, todos los trozos son del mismo material
Recordé el viejo libro de la escuela, “la enciclopedia” que decía, que los demás cristianos, las demás Iglesias eran trozos ramas desgajadas, del árbol de La Iglesia original, y, que si un árbol era de oro, sus ramas también.
También a ese libro, debo después de Dios mi vocación ecuménica.
Por eso me alegra ver tantas cosas buenas que compartimos con los otros cristianos, y, tanto que tenemos que aprender de ellos y a la inversa.
A la pregunta, habría que responder que en un lado y, otro hay mucha verdad, aunque La Verdad absoluta solo la tiene Dios
Un abrazo
Maite
“Tenemos que llevar la cruz detrás de Jesús, no ir delante robando cámara”
Me parece interesante lo que señalas. Es verdad que la imagen de la túnica desgarrada es muy impactante para mostrar el dolor de Cristo al ver desgarrada su verdad entre distintas denominaciones.
De todos modos el problema de la verdad de la Iglesia es algo muy complejo, que no se resuelve con la fórmula de que cada denominación se ha quedado con "un poco" de verdad, y la verdad vendría a ser la que tienen todas en conjunto.
Este problema lo viene pensando la teología desde hace muchísimo tiempo.
Por ejemplo, un filósofo ruso profundamente preocupado por la cuestión de la verdad de la Iglesia, Vladimir Soloviev, de principios de siglo XX (nadie sabe a ciencia cierta si murió católico u ortodoxo, hay argumentos para una y otra postura), elaboró una teoría teológica para pensar la cuestión de la verdad de la Iglesia en la verdad de las iglesias. Lo resumiré con mucha imprecisión porque lo hago de memoria y acudiendo a mis recuerdos de estudiante de eclesiología quizás en cuarto o quinto de carrera, pero sirva al menos como una primera referencia:
Para mi recuerdo de Soloviev, las diversas iglesias se engarzan entre sí como anillos de un gusano (pongamos uno de seda, que es más simpático que uno de una manzana): cada uno de ellos contiene la totalidad de la verdad de Cristo, pero para encontrarla debe profundizar en su propia fe, y al cabo de esa vuelta a la propia esencia cada Iglesia encuentra al mismo Cristo, donde "habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad" (Colosenses 2,9)
Yo creo que en algo de esto pensaban los Padres Conciliares al acuñar la fórmula que encontró el Vaticano II para salir del atolladero dogmático de la "iglesia verdadera", en el famoso nº 8 de la Constitución Lumen Gentium:
«Esta Iglesia, establecida y organizada en este mundo como una sociedad, subsiste en la Iglesia católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él [13] si bien fuera de su estructura se encuentren muchos elementos de santidad y verdad que, como bienes propios de la Iglesia de Cristo, impelen hacia la unidad católica.»
Los lefebvristas y allegados rechinan los dientes con esa fórmula, y es posiblemente el punto central de su rechazo al CVII, por encima incluso de la excusa del rito renovado. ¿Por qué "subsiste en" y no directamente "es"? Sonaría tan bonito "Esta Iglesia, establecida y organizada en este mundo como una sociedad, es la Iglesia católica..."
Aunque básicamente la fórmula "subsiste en" dice lo mismo que "es", abre la puerta a percibir y expresar una distancia entre cualquier realización histórica concreta de la Iglesia, y la verdad de su esencia, que, como dijera Soloviev, solo la pueden alcanzar las iglesias ahondando en la verdad de ellas mismas, nunca está a la vista.
Al pensar la verdad de la esencia de la Iglesia como una subsistencia en nuestra Iglesia visible, queda patente que es posible que también "subsista en" otras iglesias, sin necesidad de confundir unas con otras, sino como un desafío de apropiarse de la verdad impresa en la esencia de sí mismo, y confrontar con las otras para, desde esa apropiación de la esencia, poder caminar juntas hacia una unión visible.
Esto es, por supuesto, algo muy distinto a un cristianismo "transdenominacional" (que también existe y tiene sus propios teólogos), que vendría a querer decir que si el cristianismo es de verdad tiene que romper con cualquier forma particular de Iglesia.
Nosotros más bien creemos que Cristo sí fundó una Iglesia visible, particular, histórica, pero esa misma Iglesia se ha roto, y entonces no puede alcanzar su catolicidad más que en el trabajo de recomponer la unidad rota, pero no recomponerla sumando, ni recomponerla pegando pedazos, sino recomponerla viviendo la verdad de la caridad, que es recibir al otro en el misterio de su otredad.
Como hizo Dios a la pareja humana, en la que el otro no es nunca igual a uno, y solo puede ser uno a condición de que no sean uno (en el misterio de dos personas que no se funden en una para ser una sola carne). O como hizo a la familia humana, que desde el principio se abre en una diversidad de pueblos particulares, con sus tentaciones de avasallamiento mutuo o de mutua mezcolanza, y que sin embargo pueden superar y llegar a ser verdaderamente una humanidad una en la diversidad de naciones.
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La creación es la esposa de Cristo, y nosotros su regalo de bodas.
Cierto, los lefrevistas rechazan sobre todo, “el subsiste” aunque seguramente rechazarían el Concilio igual, aunque dijese es, si no llamaba a las demás herejes y cismáticos.
Me gusta lo que dice Soloviev. Ese engarce de las Iglesias entre sí, que también podemos ver como el engranaje de los huesos y músculos del cuerpo.
Si lo miramos bien, La Iglesia ha ido creciendo, está creciendo desde Pentecostés, y, desde entonces hubo divergencias que son buenas, y, hubo separaciones, aunque las más fuertes sean las del siglo XI, y, del XVI, sin juicios morales, que todo el mundo sabe, que los buenos somos los católicos, faltaría más.
El caso es que esa ruptura nos hizo daño, perdimos cosas muy buenas que se fueron con los otros, aunque en cierto modo siguiesen también
Luego cada Iglesia, Comunidad, siguió su rumbo, y, El Espíritu Santo, que no tiene contrato de exclusividad con La Iglesia de Roma, siguió soplando, actuando
Las Iglesias Ortodoxas, y, las Reformadas, La anglicana con sus dos ramas, y, las episcopalianas que derivan de ella, etc, han avanzado en la teología, en el estudio y, exegesis de La Biblia, y, eso es bueno para todos
En La Iglesia Católica de Roma, El Concilio se paralizo, a veces da la impresión viendo y leyendo algunas cosas que hemos retrocedido, aunque gracias a Dios no es asi
También nosotros tenemos muchas cosas buenas, que hemos de compartir que no imponer con los otros hermanos, pero también hay otras que a nivel particular si se quiere hasta de iglesia, no se pueden poner a la altura de la Revelación pública
Y, que desde luego, la barca de Pedro tiene algas, y, piedrecitas pegadas, que no son de la barca, es decir añadidos que no son de La Iglesia que fundo Jesús, es decir de las que fundaron los Apostoles.
Y, vuelvo al principio, La Iglesia verdadera subsiste en La Iglesia Católica, en cuanto ella, conecta con la primitiva, porque La Iglesia que adora los curas, no es la Iglesia de Cristo, pero creo también subsiste también en las demás Iglesias y, Comunidades
Cuál es pues la verdadera, la que Cristo tiene en su Corazón humano, la que sus hermanos menores, hemos roto en mil pedazos.
Un abrazo
Maite
“Orar y ayudar a los que oran, con insistencia y Fe en que Dios nos dará su Reino, que nos escucha, aunque parezca a veces, que se esta echando una siesta.”
Exactamente! es una tarea continua de volver a la esencia, y volver a los orígenes.
Y sí, lamentablemente tienes razón en que los lefevbristas rechazarían igual el Concilio, aunque no tuviera la fórmula "subsiste en", porque para algunos seres humanos lo verdadero no admite ningún movimiento, ningún cambio, creo que en el fondo no admiten lo verdadero-humano que Jesús mostró como predilección de Dios.
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La creación es la esposa de Cristo, y nosotros su regalo de bodas.