No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido;
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor; muéveme el verte
clavado en esa cruz y escarnecido;
muéveme el ver tu cuerpo tan herido;
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, al fin, tu amor, y en tal manera,
que, aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y, aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera;
pues, aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera. Amén.
Salmo 118,57-64: VIII (Heth)
Ant: Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora, habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo.
Mi porción es el Señor;
he resuelto guardar tus palabras;
de todo corazón busco tu favor:
ten piedad de mí, según tu promesa;
he examinado mi camino,
para enderezar mis pies a tus preceptos.
Con diligencia, sin tardanza,
observo tus mandatos;
los lazos de los malvados me envuelven,
pero no olvido tu voluntad;
a media noche me levanto para darte gracias
por tus justos mandamientos.
Me junto con tus fieles,
que guardan tus decretos;
Señor, de tu bondad está llena la tierra;
enséñame tus leyes.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 54,2-15.17-24 - A: Oración ante la traición de un amigo
Dios mío, escucha mi oración,
no te cierres a mi súplica;
hazme caso y respóndeme,
me agitan mis ansiedades.
Me turba la voz del enemigo,
los gritos del malvado:
descargan sobre mí calamidades
y me atacan con furia.
Se me retuercen dentro las entrañas,
me sobrecoge un pavor mortal,
me asalta el temor y el terror,
me cubre el espanto,
y pienso: "¡Quién me diera alas de paloma
para volar y posarme!
Emigraría lejos,
habitaría en el desierto,
me pondría en seguida a salvo de la tormenta,
del huracán que devora, Señor;
del torrente de sus lenguas."
Violencia y discordia veo en la ciudad:
día y noche hacen la ronda
sobre sus murallas;
en su recinto, crimen e injusticia;
dentro de ella, calamidades;
no se apartan de su plaza
la crueldad y el engaño.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Si mi enemigo me injuriase,
lo aguantaría;
si mi adversario se alzase contra mí,
me escondería de él;
pero eres tú, mi compañero,
mi amigo y confidente,
a quien me unía una dulce intimidad:
Juntos íbamos entre el bullicio
por la casa de Dios.
Pero yo invoco a Dios,
y el Señor me salva:
por la tarde, en la mañana, al mediodía,
me quejo gimiendo.
Dios escucha mi voz:
su paz rescata mi alma
de la guerra que me hacen,
porque son muchos contra mí.
Dios me escucha, los humilla
el que reina desde siempre,
porque no quieren enmendarse
ni temen a Dios.
Levantan la mano contra su aliado,
violando los pactos;
su boca es más blanda que la manteca,
pero desean la guerra;
sus palabras son más suaves que el aceite,
pero son puñales.
Encomienda a Dios tus afanes,
que él te sustentará;
no permitirá jamás que el justo caiga.
Tú, Dios mío, los harás bajar a ellos
a la fosa profunda.
Los traidores y sanguinarios
no cumplirán ni la mitad de sus años.
Pero yo confío en ti.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora, habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo.
Lectura de la primera carta a Timoteo
1Tm 2,4-6
Dios, Salvador nuestro, quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Pues Dios es uno, y uno solo es el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, que se entregó en rescate de todos: éste es el testimonio en el tiempo apropiado.