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El Testigo Fiel
formación, reflexión y amistad en la fe, con una mirada católica ~ en línea desde el 20 de junio de 2003 ~
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«Mira que estoy a la puerta y llamo,
si alguno oye mi voz y me abre la puerta,
entraré en su casa y cenaré con él, y él conmigo...»
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San Wenceslao, mártir, memoria libre
Común de un mártir
Salterio: jueves de la primera semana
Nació en Bohemia hacia el año 907, y recibió de una tía suya una sólida formación cristiana. Alrededor del año 925 fue duque de su país, teniendo que soportar muchas dificultades en el gobierno y formación cristiana de sus súbditos. Traicionado por su hermano Boleslao, fue asesinado por unos sicarios el año 935. En seguida, fue venerado como mártir y es el patrono principal de Bohemia.
Oficio de Lecturas - versión simple · sin opciones
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Si Oficio de Lecturas es la primera oración del día se reza el Invitatorio.

(se hace la señal de la cruz sobre los labios mientras se dice:)
V/. -Señor, ábreme los labios.
R/. -Y mi boca proclamará tu alabanza.
Salmo 94: Invitación a la alabanza divina
en el rezo privado, puede decirse la antífona sólo al inicio y al fin
Ant: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

-se repite la antífona

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

-se repite la antífona

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

-se repite la antífona

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.

-se repite la antífona

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»

-se repite la antífona

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.
Si no:

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya
 
Himno
Pléyade santa y noble de mártires insignes,
testigos inmortales del Cristo victimado;
dichosos, pues sufristeis la cruz de vuestro Amado
Señor, que a su dolor vuestro dolor ha unido.

Bebisteis por su amor el cáliz de la sangre,
dichosos cireneos, camino del Calvario,
seguisteis, no dejasteis a Jesús solitario,
elevasteis vuestra cruz junto a su cruz unida.

Rebosa ya el rosal de rosas escarlatas,
la luz del sol tiñe de rojo el cielo,
la muerte estupefacta contempla vuestro vuelo,
enjambre de profetas y justos perseguidos.

Vuestro valor intrépido deshaga cobardías
de cuantos en la vida persigue la injusticia;
siguiendo vuestras huellas, hagamos milicia,
sirviendo con amor la paz de Jesucristo. Amén.
Primer Salmo
Salmo 17,31-51 - IV: Acción de gracias
Ant: La promesa del Señor es escudo para los que a ella se acogen.
Perfecto es el camino de Dios,
acendrada es la promesa del Señor;
Él es escudo para los que a él se acogen.

¿Quién es dios fuera del Señor?
¿Qué roca hay fuera de nuestro Dios?
Dios me ciñe de valor
y me enseña un camino perfecto;

Él me da pies de ciervo,
y me coloca en las alturas;
Él adiestra mis manos para la guerra,
y mis brazos para tensar la ballesta.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: La promesa del Señor es escudo para los que a ella se acogen.
Segundo Salmo
Salmo 17,31-51 - V:
Ant: Tu diestra, Señor, me sostuvo.
Me dejaste tu escudo protector,
tu diestra me sostuvo,
multiplicaste tus cuidados conmigo.
Ensanchaste el camino a mis pasos,
y no flaquearon mis tobillos;

yo perseguía al enemigo hasta alcanzarlo,
y no me volvía sin haberlo aniquilado:
los derroté, y no pudieron rehacerse,
cayeron bajo mis pies.

Me ceñiste de valor para la lucha,
doblegaste a los que me resistían;
hiciste volver la espalda a mis enemigos,
rechazaste a mis adversarios.

Pedían auxilio, pero nadie los salvaba;
gritaban al Señor, pero no les respondía.
Los reduje a polvo, que arrebataba el viento;
los pisoteaba como barro de las calles.

Me libraste de las contiendas de mi pueblo,
me hiciste cabeza de naciones,
un pueblo extraño fue mi vasallo.

Los extranjeros me adulaban,
me escuchaban y me obedecían.
Los extranjeros palidecían
y salían temblando de sus baluartes.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Tu diestra, Señor, me sostuvo.
Tercer Salmo
Salmo 17,31-51 - VI:
Ant: Viva el Señor, bendito sea mi Dios y Salvador.
Viva el Señor, bendita sea mi Roca,
sea ensalzado mi Dios y Salvador:
el Dios que me dió el desquite
y me sometió los pueblos;

que me libró de mis enemigos,
me levantó sobre los que resistían
y me salvó del hombre cruel.

Por eso te daré gracias entre las naciones, Señor,
y tañeré en honor de tu nombre:
tú diste gran victoria a tu rey,
tuviste misericordia de tu Ungido,
de David y su linaje por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Viva el Señor, bendito sea mi Dios y Salvador.
Lectura Bíblica
V/. Ábreme, Señor, los ojos.
R/. Y contemplaré las maravillas de tu voluntad.

Castigo de la soberbia y de las injusticias de Israel
Lectura del libro del profeta Isaías
Is 9,7-10,4 (del lecc. par-impar)
El Señor ha lanzado una amenaza contra Jacob, que caerá sobre Israel.
La entenderá el pueblo entero, Efraín y los habitantes de Samaría, que andan diciendo con soberbia y presunción:
«Si se han caído los ladrillos, construiremos con sillares; si han cortado los sicómoros, los sustituiremos por cedros».
El Señor levantará a sus enemigos contra él, e incitará a sus adversarios:
Al Oriente Siria, los filisteos a Occidente: devorarán a Israel de un bocado. Y con todo, su ira no se aplaca y su mano sigue extendida.
Porque el pueblo no se ha vuelto a quien lo castigaba, ni ha buscado al Señor del universo, el Señor cortará de Israel cabeza y cola, palmera y junco en un solo día.
El anciano y el noble son la cabeza, y el profeta, maestro de mentiras, es la cola.
Los que guían a este pueblo lo extravían, y los guiados perecen.
Por eso, el Señor no se apiada de los jóvenes, no tiene compasión de huérfanos y viudas; porque todos son impíos y perversos, y toda boca profiere necedades. Y con todo, su ira no se aplaca y su mano sigue extendida.
Se propaga la maldad como un incendio que consume zarzas y cardos: arde en la espesura del bosque y se enrosca en columnas de humo.
Por la ira del Señor del universo arde el país, y el pueblo es pasto del fuego: ninguno se apiada de su hermano; destroza a la derecha, y sigue hambriento, devora a la izquierda, y no se sacia. Cada uno devora la carne de su prójimo:
Manasés a Efraín, Efraín a Manasés, juntos, los dos contra Judá. Y con todo, su ira no se aplaca y su mano sigue extendida.
¡Ay de los que establecen decretos inicuos, y publican prescripciones vejatorias, para oprimir a los pobres en el juicio y privar de su derecho a los humildes de mi pueblo, haciendo de la viuda su botín y despojando a los huérfanos!
¿Qué haréis cuando tengáis que rendir cuentas, cuando la devastación llegue de lejos? ¿A quién acudiréis buscando auxilio, y dónde dejaréis vuestra fortuna?
No les quedará más que encorvarse con los prisioneros y caer entre los muertos. Y con todo, su ira no se aplaca y su mano sigue extendida.
Lm 2,1
R/. ¡Cómo ha cubierto de oscuridad el Señor en su cólera a la hija de Sión! Ha precipitado del cielo a la tierra el esplendor de Israel.
V/. No se ha acordado del estrado de sus pies en el día de su ira.
R/. Ha precipitado del cielo a la tierra el esplendor de Israel.
Lectura Patrística
Cuando un rey juzga lealmente a los desvalidos, su trono está siempre firme
De la Leyenda primera paleoslava
(Edición M. Weingart, Praga 1934, 974-983)
Al morir su padre Bratislao, los habitantes de Bohemia eligieron por duque a Wenceslao. Por la gracia de Dios, era hombre de una fe íntegra. Auxiliaba a todos los pobres, vestía a los desnudos, alimentaba a los hambrientos, acogía a los peregrinos, conforme a las enseñanzas evangélicas. No toleraba que se cometiera injusticia alguna contra las viudas, amaba a todos los hombres, pobres y ricos, servía a los ministros de Dios, embellecía muchas iglesias.
Pero los hombres de Bohemia se ensoberbecieron y persuadieron a su hermano menor, Boleslao, diciéndole:
«Wenceslao conspira con su madre y con sus hombres para matarte».
Wenceslao acostumbraba ir a todas las ciudades para visitar sus iglesias en el día de la dedicación de cada una de ellas. Entró, pues, en la ciudad de Boleslavia, un domingo, coincidiendo con la fiesta de los santos Cosme y Damián. Después de oír misa, quería regresar a Praga, pero Boleslao lo retuvo pérfidamente, diciéndole:
«¿Por qué has de marcharte, hermano?»
A la mañana siguiente, las campanas tocaron para el oficio matutino. Wenceslao, al oír las campanas, dijo:
«Loado seas, Señor, que me has concedido vivir hasta la mañana de hoy».
Se levantó y se dirigió al oficio matutino. Al momento, Boleslao lo alcanzó en la puerta. Wenceslao lo miró y le dijo:
«Hermano, ayer nos trataste muy bien».
Pero el diablo, susurrando al oído de Boleslao, pervirtió su corazón; y, sacando la espada, Boleslao contestó a su hermano:
«Pues ahora quiero hacerlo aún mejor».
Dicho esto, lo hirió con la espada en la cabeza. Wenceslao, volviéndose a él, le dijo:
«¿Qué es lo que intentas hacer, hermano?»
Y, agarrándolo, lo hizo caer en tierra. Vino corriendo uno de los consejeros de Boleslao e hirió a Wenceslao en la mano. Éste, al recibir la herida, soltó a su hermano e intentó refugiarse en la iglesia, pero dos malvados lo mataron en la puerta. Otro, que vino corriendo, atravesó su costado con la espada. Wenceslao expiró al momento, pronunciando aquellas palabras:
«A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu».
R/. El justo germinará como una azucena y florecerá eternamente ante el Señor.
V/. Plantado en la casa del Señor, crecerá en los atrios de nuestro Dios.
R/. Y florecerá eternamente ante el Señor.
Final

Oremos:

Señor, Dios nuestro, que inspiraste a tu mártir san Wenceslao preferir el reino de los cielos al reino de este mundo, concédenos, por sus ruegos, llegar a negarnos a nosotros mismos para seguirte a ti de todo corazón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. Bendigamos al Señor.
R/. Demos gracias a Dios
 
En el rezo comunitario de ETF acostumbramos añadir:
V/. Desde la salida del sol hasta su ocaso...
R/. Bendigamos el nombre del Señor.
 
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