Tranquilidad en Roma en cuanto al último documento firmado por Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, a través del que el 31 octubre abría a personas transexuales la puerta a bautizarse y, «en determinadas circunstancias», ser padrinos de Bautismo. «Es necesario desinflar el debate y bajarlo a la realidad, llevarlo al plano de la vida de cada persona. Jesús ha encontrado a cada persona con su historia y no les pone etiquetas», considera Andrea Bozzolo, rector de la Pontificia Universidad Salesiana. Como experto en teología fundamental de los sacramentos, teología del matrimonio y pastoral familiar, explica a Alfa y Omega que, tras este anuncio, la esencia del sacramento permanece idéntica. «Nosotros acogemos a personas, no a ideologías», recalca.
«El Papa repite con insistencia que la Iglesia es la madre de todos, no la comunidad de los mejores. El documento del dicasterio expresa exactamente esta lógica», opina el salesiano. Reconoce que aborda «una cuestión sensible, pero las respuestas que da son prudentes». Para Bozzolo, «hoy la Iglesia no dice “Dios no tiene interés por ti”, eso sería una traición al Evangelio». Y anima a dar acogida a estas personas sin entrar en debates políticos. «No debemos dejarnos condicionar por los medios de comunicación, que tienen sus propios intereses».
Según el rector de la Pontificia Universidad Salesiana, uno de los aspectos clave del texto es que «la condición transexual no se considere un impedimento para convertirse en cristiano». A su juicio, «aunque la disforia de género pueda conducir a alguna persona a tomar la decisión compleja y sufrida» de someterse a una reasignación de sexo, «este hecho no la excluye para siempre de la Iglesia».
Aunque el documento de Doctrina de la Fe no cierra la puerta a que las personas transexuales u homosexuales ejerzan como padrinos de Bautismo, Bozzolo señala que esta decisión «es controvertida» y no siempre es aconsejable. «Quienes apoyan abiertamente ideologías que contradicen la doctrina de la Iglesia no podrían representarla», advierte. Y recuerda que, «en el caso de que una persona no sea idónea para asumir esta tarea, puede asistir al bautizado como testigo del acto bautismal».
En cuanto a la posibilidad de que parejas homosexuales consten como los padres durante el Bautismo de sus hijos adoptados o nacidos por gestación subrogada, Bozzolo matiza que, si bien sería posible, «es realmente necesario valorarlo caso por caso». Y recalca que «la respuesta que hay que dar a las situaciones complejas no puede consistir solamente en un manual de reglas. Solo la escucha de las personas y el acompañamiento sabio y prudente permiten el discernimiento necesario», añade.
Cómo evitar el escándalo
Una de las condiciones en que más insiste el documento del Dicasterio para la Doctrina de la Fe al abrir la recepción del Bautismo a personas transexuales y al pronunciarse sobre su papel como padrinos es que no suponga «riesgo de generar escándalo público o desorientación entre los fieles». Bozzolo reconoce que «la relación entre la comunidad y las situaciones pastorales controvertidas siempre es muy delicada». El teólogo recomienda no resolver estas polémicas «en términos meramente jurídicos» sino con «una perspectiva más amplia que el Papa Francisco ya propuso en Amoris laetitia».
Según el salesiano, «la comunidad eclesial debe vivir como una verdadera familia que se hace cargo de los problemas de sus hermanos». Opina que «hasta que no nos dejemos interpelar en nuestro corazón por las dificultades de un miembro de nuestra comunidad, no encontraremos una vía practicable». Y considera que, cuando una comunidad lo hace «sin orgullo ni autosuficiencia, se vuelve capaz de acompañar las situaciones más controvertidas».
Para Bozzolo, el otro componente clave es abordar estos procesos con tiempo. «Los escándalos se ven favorecidos por las improvisaciones», recalca. Aclara que muchas tensiones pueden desaparecer si el receptor del Bautismo completa un catecumenado previo de dos o tres años. «Se trata de un tiempo en el que es posible realizar un auténtico acompañamiento que permite profundizar en el anuncio cristiano, educar en la conversión del corazón y en la vida comunitaria», señala el rector, quien añade que «el Bautismo no es un gesto aislado sino un sacramento que despliega todo su sentido en una etapa de pasos graduales».
Claves
-«Nosotros acogemos a personas, no a ideologías».
-«Aunque la disforia de género conduzca a alguna persona a una decisión compleja, esta no la excluye para siempre de la Iglesia».
-«El sacramento del Bautismo no es repetible, tiene carácter constitutivo».
-«Quienes apoyan ideologías que contradicen la doctrina de la Iglesia no podrían representarla».
-«La comunidad eclesial debe vivir como una familia que se hace cargo de sus hermanos».
-«En un catecumenado de dos o tres años es posible un auténtico acompañamiento que permite educar en la conversión del corazón».
-El salesiano explica que el documento es riguroso al recalcar que cualquier persona que se bautice sin arrepentimiento por los pecados graves que haya cometido en el pasado recibe «el carácter sacramental» aunque no «la gracia santificante». Es decir, pasa a convertirse en cristiano, si bien debido a sus resistencias internas no recibe todos los dones que Dios podría darle. Una persona que se bautice sin arrepentirse «se encuentra en una situación de ruptura con Dios, pero no debe ser nuevamente bautizado» ya que «el sacramento del Bautismo no es repetible; es como la confirmación o la ordenación sacerdotal: tiene carácter constitutivo». Según el documento, si acaba aceptando todo el magisterio de la Iglesia, esto «es una causa inmediata que dispone a recibir la gracia».