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Buscador simple (o avanzado)
El buscador «simple» permite buscar con rapidez una expresión entre los campos predefinidos de la base de datos. Por ejemplo, en la biblioteca será en título, autor e info, en el santoral en el nombre de santo, en el devocionario, en el título y el texto de la oración, etc. En cada caso, para saber en qué campos busca el buscador simple, basta con desplegar el buscador avanzado, y se mostrarán los campos predefinidos. Pero si quiere hacer una búsqueda simple debe cerrar ese panel que se despliega, porque al abrirlo pasa automáticamente al modo avanzado.

Además de elegir en qué campos buscar, hay una diferencia fundamental entre la búsqueda simple y la avanzada, que puede dar resultados completamente distintos: la búsqueda simple busca la expresión literal que se haya puesto en el cuadro, mientras que la búsqueda avanzada descompone la expresión y busca cada una de las palabras (de más de tres letras) que contenga. Por supuesto, esto retorna muchos más resultados que en la primera forma. Por ejemplo, si se busca en la misma base de datos la expresión "Iglesia católica" con el buscador simple, encontrará muchos menos resultados que si se lo busca en el avanzado, porque este último dirá todos los registros donde está la palabra Iglesia, más todos los registros donde está la palabra católica, juntos o separados.

Una forma de limitar los resultados es agregarle un signo + adelante de la palabra, por ejemplo "Iglesia +católica", eso significa que buscará los registros donde estén las dos palabras, aunque pueden estar en cualquier orden.
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La búsqueda no distingue mayúsculas y minúsculas, y no es sensible a los acentos (en el ejemplo: católica y Catolica dará los mismos resultados).

¿Una canonización aprueba las visiones del santo?

24 de mayo de 2024
Cuando la Iglesia realiza la canonización de una persona, busca ver si vivió una vida de virtud heroica, no si tuvo revelaciones privadas.
S. Gemma Galgani

Puede ser tentador pensar que cuando la Iglesia Católica realiza la canonización de una persona, automáticamente aprueba todo lo que esa persona dijo o hizo durante su vida en la tierra. Sin embargo, no es así, ya que una canonización no aprueba todo lo que el santo hizo. El principal requisito para ser santo es haber llevado una vida virtuosa.

El Catecismo de la Iglesia Católica ofrece una breve explicación de los principales criterios de la Iglesia durante el proceso de canonización:

“Al canonizar a algunos fieles, es decir, al proclamar solemnemente que practicaron una virtud heroica y vivieron en fidelidad a la gracia de Dios, la Iglesia reconoce la fuerza del Espíritu de santidad que hay en ella y sostiene la esperanza de los creyentes proponiéndoles a los santos como modelos e intercesores”. (CIC 828)

De hecho, los santos cometieron con frecuencia errores en su vida, como explica san Gregorio Magno en una de sus homilías:

“No niego que soy culpable, pues veo mi torpeza y mi negligencia. Tal vez mi mismo reconocimiento de fracaso me gane el perdón de un juez comprensivo. Cuando vivía en una comunidad monástica podía mantener mi lengua alejada de temas ociosos y dedicar mi mente casi continuamente a la disciplina de la oración. Desde que asumí sobre mis hombros la carga del cuidado pastoral, he sido incapaz de mantenerme constantemente recogido porque mi mente está distraída por muchas responsabilidades.”

Revelaciones privadas

Este mismo principio guía la opinión de la Iglesia sobre las revelaciones o visiones privadas de un santo en particular.

Muchos santos escribieron que fueron testigos de cosas milagrosas o que tuvieron éxtasis divinos que les dejaron sin habla.

Cuando la Iglesia canoniza a una persona así, no aprueba automáticamente estas revelaciones.

Un documento reciente del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, las Normas para el discernimiento de presintos fenómenos sobrenaturales, lo explica claramente:

Por otra parte, incluso cuando se concede un Nihil obstat para los procesos de canonización, esto no implica una declaración de autenticidad de eventuales fenómenos sobrenaturales presentes en la vida de una persona, como se puso de manifiesto, por ejemplo, en el decreto de canonización de santa Gema Galgani: («[Pio XI] ha querido de buena gana detenerse en las virtudes heroicas de esta doncella tan inocente como penitente, sin que, sin embargo, por el presente decreto (lo que no suele ocurrir nunca) se emita un juicio sobre los carismas preternaturales de la Sierva de Dios»). (No. 13)

Los católicos no tienen prohibido creer en tales revelaciones, pero no están obligados por la Iglesia.

No estamos obligados a creer en ellas

Una de las razones es que las revelaciones privadas, aunque no contradigan la fe católica, no tienen el mismo peso que la revelación pública, como la Biblia.

Nunca estamos obligados a creer una revelación privada, ya sea revelada a un gran número de personas, como en Fátima, o a una sola persona, como la devoción a la Divina Misericordia.

Los católicos no tienen prohibido creer en tales revelaciones, pero no están obligados por la Iglesia. La clave es que debemos imitar las virtudes heroicas del santo, sin fijarnos solo en sus visiones milagrosas.

fuente: Aleteia
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