Santísima Virgen María, ante cuya imagen
inclinaron su bandera y doblaron
reverentes su rodilla
los fundadores de nuestra Patria
Protege siempre a este pueblo
nacido a tu sombra bienhechora.
Haz ¡Oh Madre!
que en nuestros hogares florezcan
la religión y todas las virtudes cristianas.
Haz que veamos el reinado de Cristo,
que es el de la verdad y la justicia.
Alcánzanos estas gracias y la de la eterna salvación,
de tu hijo Jesucristo que con el Padre y el Espíritu Santo
vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén
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El origen de esta advocación de la Virgen de los Treinta y Tres está ligado a la gesta libertadora de los próceres Uruguayos.
La devoción no tuvo en su origen ningún acontecimiento extraordinario, ninguna señal que va más allá del orden natural de las cosas. Está sí originada en un consenso popular, en un sentido de fe
En el antiguo pueblo de Pintado, hoy Villa Vieja, a unos veinte kilómetros al oeste de la ciudad de Florida, en la república del Uruguay, se erigió a fines del siglo XVIII una capilla que recibió el nombre de Capilla del Pintado.
En ella se rendía culto a una Virgencita, que según los informes más probables, había sido enviada por los jesuitas desde Paraguay a mediados del mismo siglo.
Cuando a principios del siguiente siglo, el vecindario del Pintado logró la construcción de una parroquia, los principales pobladores, se consagraron a su Patrona la Inmaculada, bajo la advocación de Nuestra Señora de Luján.
Su primer párroco, el presbítero Santiago Figueredo, en vista de la pobreza y aridez de aquellos terrenos resolvió trasladar la parroquia a otro lugar más cómodo y propicio para el culto de la Virgen. Acudió al Cabildo de Montevideo y una vez obtenido el permiso, los vecinos del Pintado se trasladaron a la que hoy es la ciudad de Florida.
En este lugar se construyó otra capilla y se colocó a la Virgen de Luján. Al pie de esa imagen el 25 de mayo de 1825 se inició la lucha por la independencia de Uruguay.
El mismo año los jefes orientales inclinaron la bandera tricolor ante la imagen de la Virgen, llamada desde entonces la Virgen de los Treinta y Tres.
El 25 de agosto los convencionales del Congreso de la Florida después de suscribir el acto de la independencia en un rancho situado al lado de la Iglesia de la Virgen, se dirigieron a Ella y arrodillados al pie de la sagrada imagen, le pidieron que fortaleciera sus corazones y les diera valor para llevar a feliz término sus anhelos de emancipación.
El triunfo coronó sus esfuerzos y la devoción a la Virgen de los 33 quedó ligada a la libertad de Uruguay.
La sagrada imagen fue coronada canónicamente tras la autorización del Beato Juan XXIII mediante el breve Magna Dei bominumque Mater, del 8 de marzo de 1961, el 11 de noviembre de 1961. El 21 de noviembre de 1962, el mismo Juan XXIII, y por el breve Nobilis Uruquarianorum terra, la proclamó Patrona del Uruguay.
En calidad de Reina y Madre de todo Uruguay, la sagrada imagen de María Inmaculada recorrió en peregrinación todo el territorio nacional.
Como broche de oro de esa visita de la Madre a todos sus hijos, el 25 de agosto de 1975, la imagen y su santuario fueron declarados Monumento Histórico por el gobierno uruguayo.