Bendita sea tu pureza
y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza.
A ti, celestial Princesa,
Virgen sagrada Maria,
te ofrezco desde este día
alma, vida y corazón.
Mírame con compasión,
no me dejes, Madre mía.
¡Oh! María, sin pecado concebida,
rogad por nosotros que recurrimos a Vos.
Virgen de Copacabana, que con traje de ñusta auxilias a tus devotos de Bolivia. Ruega por nosotros.
Este santuario forma parte del grupo de los santuarios que fueron testimonio de la primera evangelización de América Latina, con una característica peculiar, ya que se levanta sobre un antiguo templo dedicado al Sol y a la Luna, al que acudían los peregrinos Coyas e Incas.
Después de la cristianización surgieron problemas entre las diversas clases sociales, los cuales se resolvieron gracias a que un indio de nombre Francisco Tito Yupanqui talló una imagen de la Candelaria, la cual, junto con la creación de la Cofradía de la Candelaria provocó la unidad en la fe común.
El trabajo realizado por Tito Yupanqui fue toda una aventura.
Decidió tallar una imagen de la Candelaria, que resultó un poco burda, pero que el párroco decidió colocar a un lado del altar.
Al año siguiente el párroco fue trasladado a otro lugar, y el recién llegado decidió removerla dadas sus condiciones.
El hecho hizo que Tito Yupanqui se sintiera humillado y decidiera aprender a esculpir imágenes sagradas, para lo cual marchó a Potosí..
Poco después elaboró otra imagen en pintura, pero tampoco resultó algo que se pudiese considerar una obra de arte.
El obispo, al verla, le prohibió que hiciera más imágenes.
Pero ello no impidió que con el paso del tiempo, la Providencia decidiera que fuera esta imagen la que se venerara en el santuario.
Su belleza radica en el proyecto divino de honrar a la Madre de Dios valiéndose de medios desproporcionados, destacando la intervención sobrenatural y premiando el amor filial de un indígena para con la Virgen María.
Es una efigie de poco mas de cuatro pies modelada enteramente en pasta de maguey y terminada en estuco.
Con el paso del tiempo los fieles donaron, para adorno de la imagen, gran cantidad de valiosas joyas y el templo se llenó de regalos y tesoros. Riqueza que fue posteriormente saqueada por generales, presidentes y dictadores de turno.
A pesar de ello, la "Coyeta", como la llaman los quechuas y los aimaraes; lleva al cuello, en las manos y el pecho, ricas alhajas y de sus orejas cuelgan valiosos pendientes de piedras preciosas obsequiados por sus devotos . El cuerpo de la imagen está totalmente laminado en oro fino y en sus ropajes se reproducen los colores y las vestiduras propias de una princesa inca. . Su pelo es largo sobre sus hombros.
El templo actual data de 1805 y durante el pontificado de Pío XI , el 1 de Agosto de 1925, año del primer Centenario de la República, la Virgen de Copacabana es coronada como Reina de Bolivia.
Es típico del santuario, basílica desde 1949, que los que lo visitan salgan de él caminando hacia atrás, con la intención de no darle la espalda a su querida patrona.