Dios te salve María,
llena eres de gracia
El Señor es contigo,
bendita tu eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María Madre de Dios,
ruega por nosotros pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén
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El 19 de abril de 2020, este milagro de la Virgen ha cumplido 5 siglos, y la localidad valenciana de Cocentaina ha celebrado su fiesta, recordando el momento en que la imagen de la Virgen que los condes guardaban en la capilla de su palacio lloró el 19 de abril de 1520, acontecimiento recogido con todo detalle por un acta notarial en valenciano 5 meses tras los hechos, en la que los testigos (el sacerdote y otros notables que lo vieron e investigaron) describieron el suceso con solemnes juramentos.
No es habitual que un acta notarial con diversidad de testigos dé fe de un hecho milagroso, pero es bien sabido que en la España del siglo XVI no escaseaba ni la burocracia ni el papeleo.
“Yo celebraba la dicha Misa de la Navidad de la Sacratísima Virgen María […] y habiendo asumido el Cuerpo Precioso de Nuestro Redentor Jesucristo en la última post-comunio, que fue de Conceptione Virginis Mariae, miré la dicha imagen de la Sacratísima Virgen María, que estaba con la cara cubierta por un velo de hilo y seda. Vi la cara de la dicha imagen cubierta toda de sudor. Entonces me paré y miré mejor qué era”, declaró bajo juramento el sacerdote, Onofre Zatorre, hombre culto ("Bachiler en Artes").
El sacerdote esperó a que terminase la misa. “Y tomé entonces la dicha imagen y levanté el velo para mirar mejor ese sudor, cuyo velo estaba sobre la dicha imagen todo cosido, y rompí el velo en presencia del dicho Faxardo, y con el cuarto dedo de la mano izquierda toqué una gota de sudor, que estaba bajo el ojo izquierdo, y la dicha gota se extendió a modo de señal del dedo, y queda el vestigio del dedo en la cara de la imagen”, especifica el acta notarial.
Ante el notario Luis Johan Alzamora, “por autoridad Apostólica y Real escribano del Magnífico Consejo de Cocentayna”, se arrodillaron ante el altar y juraron por Dios, con la mano sobre los Evangelios, que es verdad lo que dice el “reverendo mosén Onofre Zatorre, presbítero Bachiller en Artes”, don Guillem Roiz de Corella, y Gostanti Fajardo y otros testigos.
Especifican también que el párroco interrogó a Fajardo y se constató que la capilla del palacio de los condes solía estar cerrada con llave, “y que ni él ni nadie más había abierto la iglesia sino cuando llegó el dicho mosén Onofre para decir la misa”.
Los testigos declararon ante el escribano que el sacerdote miró detrás de la imagen “para ver si por ventura la madera tenía alguna miel que produjese ese sudor”. También examinaron la imagen los maestros Diego de Peralta (organista) y Jerónimo Prisco (carpintero) y juraron con las manos sobre los Evangelios “que dicho sudor no procedía de la madera sino que está en la cara de la imagen, que es cosa de milagro”. Aparece mencionado también como testigo “Mestre Francisco Lleuzina, Mestre en sacra Theología, que al dicho milagro había venido”. El escribano firma el documento “a XII de Septembre Any MDXX” (es decir, el 12 de septiembre de 1520).
La parroquia de Cocentaina se construyó poco después de la reconquista por parte del rey Jaime I, en el siglo XIII, y se dedicó desde el principio a la Asunción de la Virgen. La imagen llegó a Cocentaina en 1450, un regalo del papa Nicolás V a Eiximén (Jemén) Roís de Corella, que había luchado en las guerras de Italia y acababa de ser nombrado conde por el rey aragonés Alfonso el Magnánimo. Se guardaba por lo tanto en la capilla del palacio, no en la parroquia.
La imagen de Nuestra Señora del Milagro de Cocentaina es una tabla de madera, que mide treinta y un centímetros de alta por veintiséis de ancha, con elegante marco de plata artisticamente repujado y enriquecido con piedras preciosas, con el busto de María Santísima pintado sobre fondo de oro, cincelado con adornos de buen gusto ; rostro de color trigueño , toca blanca y manto azul oscuro sobre la cabeza. Al pie de la Santa Imagen figura una inscripción, en la cual se leen estas palabras valencianas: Mare de Déu (Madre de Dios).
Cocentaina celebra la fiesta cada 19 de abril, destacando su doble vertiente mariana y eucarística (la imagen lloró durante la misa, con motivo de la misa). Miles de vecinos (mayores, jóvenes y niños) vitorean a la Mare de Déu del Miracle llamándola "Mareta" ("madrecita") mientras se traslada la imagen de su capilla en el convento a la parroquia.
A los pies del anda, el sacerdote la entregó al presidente de la Pía Unión de la Mare de Déu del Miracle, que son quienes realizan la fiesta. Éste, antes de colocarla en el trono del anda, la mostró a las monjas del Convento que desde hace siglos custodian la imagen. Las andas son una obra de arte portada por veinticuatro hombres, los maseros, mientras se canta «Benvinguda regina del cel» y se sueltan palomas.
La Pía Unión de la Virgen del Milagro fomenta esta devoción también desde su web: www.virgendelmilagro.es, que incluye más material gráfico e histórico, como la transcripción completa del acta notarial en valenciano.
Texto publicado originalmente en Cari Filii