os acontecimientos del día miércoles 20 de abril están dando lugar a una peligrosa perplejidad social y política. El heroico esfuerzo realizado en estos días por el pueblo ecuatoriano y muy especialmente por el pueblo de Quito no puede ser aprovechado para conducirnos al caos y a la anarquía.
Por esto, la Iglesia ecuatoriana reafirma y reitera su convicción de que la sucesión presidencial debe encauzarse dentro de las normas constitucionales, a fin de evitar nuevas violencias y nuevos atropellos.
Corresponde a las Fuerzas Armadas, dentro de sus deberes constitucionales, cooperar activamente en la consolidación del estado de Derecho. Confiamos en que todos los medios de comunicación continúen contribuyendo a la tranquilidad, a la armonía y a la reconciliación nacionales. Pedimos a ecuatorianas y ecuatorianos tener la claridad y la serenidad necesarias para crear caminos adecuados de concertación. En momentos difíciles como éstos, todos arrimemos el hombro para que el esfuerzo realizado no se eche a perder.
Invitamos al pueblo católico del Ecuador a intensas jornadas de oración, a fin de que Dios ilumine el futuro inmediato de la Patria.
Quito, a 20 de abril de 2005
La Presidencia y la Secretaría General de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana.