ATISBONA, martes, 17 mayo 2005 (ZENIT.org).- El obispo de Ratisbona, monseñor Gerhard Ludwig Müller, en la actualidad uno de los teólogos alemanes de mayor prestigio, considera que Dietrich Bonhoeffer (1906-1945), el pastor luterano ahorcado hace 60 años por su oposición al nazismo, sigue ofreciendo pistas importantes para el ecumenismo.
Bonhoeffer, teólogo de gran reconocimiento mundial, dejó escritos como «La Iglesia y la cuestión judía», «El precio de la gracia», y «Resistencia y sumisión».
El pastor, señala monseñor Müller en esta entrevista concedida a Zenit, sigue siendo «un ejemplo» de ecumenismo, pues «siempre intentó orientar su mirada hacia Cristo, quien nos ha regalado la Iglesia».
El obispo Müller, quien ha sido catedrático de Teología en la Universidad de Munich y profesor invitado en la Facultad de Teología de San Dámaso de Madrid, profundizó en su tesis doctoral en algunos de los aspectos centrales de la teología de Bonhoeffer.
--¿Dietrich Bonhoeffer es un personaje suficientemente conocido en la Iglesia católica?
--Monseñor Müller: Dietrich Bonhöeffer es un ejemplo para todos los cristianos, por su testimonio de vida de fe y su valiente compromiso de enfrentamiento a los poderosos del «Tercer Reich», que propagaban antivalores en contra de la dignidad del hombre.
En el ámbito de la Iglesia católica, la atención por sus obras y su vida está ampliamente extendida.
--¿Qué es lo más impactante para usted de sus «Meditaciones desde la cárcel»?
--Monseñor Müller: Sus meditaciones y poesías desde la cárcel son ejemplos llenos de luz de su confianza en Dios.
También en las horas de oscuridad puedo confiar en Dios, él siempre está a nuestro lado.
Es difícil hacer una selección de sus textos. Todos ellos son de una gran riqueza y dan testimonio de una entrega incondicional al amor de Dios, a pesar de la situación de encarcelamiento.
--La fe cristiana fue el motor de resistencia de este mártir protestante. ¿Cómo era la relación con Jesucristo de Bonhoeffer?
--Monseñor Müller: La gratitud a Dios y a Jesucristo siempre son el centro de sus escritos que culminan en la frase: «Jesucristo y todo aquello que encontramos en él, es la primera y última razón de toda gratitud».
Nuestra relación con Cristo fue para él el único sostén a lo largo de la vida. Bonhoeffer se reconocía a sí mismo y la vida misma como un regalo que había recibido del Señor.
--¿Piensa que profundizar en el testimonio de los mártires puede ser un buen camino para el ecumenismo que el Papa Benedicto XVI tanto propugna?
--Monseñor Müller: El ecumenismo es una tarea especial para la Iglesia y todos debemos trabajar por ella desde nuestro testimonio creyente.
No cabe duda de que Bonhoeffer puede ser un ejemplo en ello, dado que siempre intentó orientar su mirada hacia Cristo, quien nos ha regalado la Iglesia.