AN GALLO, jueves, 19 mayo 2005 (ZENIT.org).- El benedictino inglés Edmund Power, de 52 años, es el nuevo abad de la Abadía de San Pablo Extramuros, confiada a los benedictinos.
El Papa Benedicto XVI hizo su primera visita a la basílica en la que está enterrado el apóstol Pablo el día siguiente a su inicio solemne de pontificado, como signo de la comunión entre san Pedro y san Pablo, fundadores de la Iglesia de Roma.
Zenit ha entrevistado al nuevo abad, quien aclara que la comunidad que se encarga de la basílica sigue siendo benedictina «como en los últimos mil trescientos años» y explica algunas de las actividades de promoción del ecumenismo que desea llevar a cabo.
--La comunidad monástica de San Pablo Extramuros, ¿se ha convertido en intercongregacional, como algunos han dicho, o sigue siendo benedictina?
--Abad Power: Para nosotros los benedicitinos «intercongregacional» tendría un sentido técnico, pues la Confederación OSB (Orden de san Benito, ndt.) está formada por veinte congregaciones OSB, y cada una se conforma por un grupo de monasterios, ya sea a nivel nacional o internacional.
En este sentido, la respuesta es sí: tenemos nuevos monjes que proceden de diferentes congregaciones OSB, pero la comunidad sigue siendo totalmente benedictina; al igual que en los últimos mil trescientos años, San Pablo sigue siendo un monasterio benedictino.
--Benedicto XVI vino a la abadía después de la elección. ¿Qué significado tiene esta visita?
--Abad Power: La Iglesia de Roma se fundó sobre dos grandes apóstoles, Pedro y Pablo, no sobre uno ni sobre el otro, sino sobre los dos juntos. Es algo que a veces se olvida, dada la importancia de san Pedro y del Vaticano.
El Santo Padre decidió reconocer de nuevo este antiguo lazo, tomando posesión de la Basílica de San Pablo junto (de hecho al día siguiente) de la de San Pedro. Las catedrales del obispo de Roma son las cuatro basílicas patriarcales: San Pedro, San Pablo, San Juan de Letrán (ésta es propiamente la catedral de la diócesis de Roma), y Santa María la Mayor.
El Papa vino a San Pablo, por tanto, para venerar al apóstol y tomar posesión de la cátedra, por tanto, no vino en primer lugar para visitar a los monjes de la Abadía. Ahora bien, obviamente, la comunidad monástica, en calidad de «capítulo» de la Basílica, le dio la bienvenida.
--San Pablo es un lugar de encuentro ecuménico, ¿qué actividades desarrollarán?
--Abad Power: La Basílica de San Pablo, apóstol de las gentes, es tradicionalmente el lugar en el que se tienen las grandes celebraciones de carácter ecuménico del Santo Padre. El monaquismo es siempre un punto intenso de contacto entre católicos y ortodoxos, pues expresa una espiritualidad antigua, amplia y común, y no es prerrogativa exclusiva de occidente u oriente.
Por nuestra experiencia concreta los ortodoxos, por ejemplo, se sienten bastante «cómodos» en nuestro contexto. Naturalmente no queremos restringir nuestras relaciones sólo a los ortodoxos; también buscamos contactos con los anglicanos y protestantes.
Estamos al inicio de nuestro proyecto, pero quisiera ver tres niveles de actividad:
1. encuentros periódicos a nivel de estudio-discusión;
2. compartir la oración y el servicio espiritual, así como social;
3. acogida en general: de hecho, la hospitalidad es un elemento central de la Regla de san Benito.
Un pequeño ejemplo concreto será la gran fiesta romana de los santos Pedro y Pablo (29 de junio). Hemos previsto, como todos los años, actividades religiosas y culturales en la zona de San Pablo, entre otras, la gran procesión por las calles de las cadenas de san Pablo. Participan miles de personas, será en la noche del 28 de junio.
Este año queremos reflexionar en la imagen de las cadenas como símbolo de las «cadenas» de amor que unen a todos los que siguen a Cristo; hemos invitado a que haya una participación ecuménica en la celebración.
--Personalmente, ¿cuál es su sueño, ahora que comienza su servicio como abad?
--Abad Power: Que nuestra comunidad internacional crezca en el amor fraterno, buscando siempre con deseo ferviente la visión del rostro de Dios.
Al mismo tempo, queremos colaborar con el compromiso evangélico de la Iglesia, en particular, en el contexto de la Basílica, que es un gran santuario internacional y un lugar contemplativo de encuentro con Dios, así como punto de referencia para muchos romanos. Que nuestra búsqueda espiritual sea motivo de inspiración para muchas personas.