AHORE, lunes, 23 mayo 2005 (ZENIT.org).- El arzobispo de Lahore (Pakistán), monseñor Lawrence John Saldanha, ha mostrado su aprecio por el decreto de líderes religiosos musulmanes del país, que condenan las acciones de los terroristas suicidas.
«También nosotros como católicos somos contrarios a estos actos de violencia --afirmó el prelado--. La vida es un don sagrado y no podemos quitarla a placer porque Dios lo prohíbe».
«Este tipo de decretos deberían emitirse para todos los países», sugirió, según recoge «AsiaNews».
El martes pasado, 58 religiosos musulmanes de diferentes escuelas de pensamiento emitieron una «fatwa» (edicto religioso) según la cual los terroristas suicidas van contra la enseñanza islámica y no están previstos como instrumento para la «yihad» («guerra santa»).
Dichos religiosos especificaron que el decreto se dirige sólo a la situación pakistaní con el fin de aclarar la errónea idea difundida por algunas organizaciones religiosas acerca del «lavado de cerebro» de los «kamikazes» y su creencia de que irán al paraíso.
«Esta propaganda --dicen-- da una mala imagen del islam; con el decreto deseamos evitar que gente inocente se convierta en instrumento en manos de los enemigos del islam».
Como ha referido el mufti Muneebur Rehman, presidente del «Tanzeemul Madaris» de Pakistán ?un órgano representativo de seminarios religiosos de diferentes escuelas de pensamiento--, «cualquiera que participe en un ataque suicida pensando tener las bendiciones de Dios no será considerado musulmán».
El decreto añade que matar a un inocente es punible con la muerte.
«El Papa Juan Pablo II promovió la civilización de la vida y del amor --recuerda monseñor Saldaña-- y nosotros debemos hacer lo mismo; el suicidio es la civilización de la muerte».
El prelado además recalcó la oposición de la Iglesia hacia otras formas de asesinato, como el aborto y la eutanasia.
Muneebur Rehman subrayó además que el islam condena la colocación de bombas, ataques a mezquitas u otros centros de culto e incluso lugares públicos. «Matar a un ser humano es ajeno al islam», declaró. Aseguró que ninguna institución religiosa que se diga musulmana puede impartir doctrina de este tipo.
Según datos de la agencia del PIME (Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras), desde 1980 en Pakistán han muerto más de 4 mil personas en los enfrentamientos entre chiíes y suníes. El año pasado se registraron 160 muertos.
El 75% de los 155 millones de habitantes de Pakistán son musulmanes suníes; el 20% son chiíes. Los cristianos representan el 2,5%; de ellos alrededor de 1,2 millones son católicos.