El opúsculo ¿Quién es el rico que se salva? es una homilía sobre Marcos 10,17-31. No parece, sin embargo, que sea un sermón realmente pronunciado en una función religiosa pública. En él se ve cómo resolvía Clemente las dificultades de [...]
sus oyentes a propósito de una interpretación demasiado literal de los preceptos evangélicos. El Pedagogo deja entrever que Clemente tenía entre sus oyentes gente acomodada. Esta homilía da a entender lo mismo. Clemente opina que el precepto del Señor: "Vete, vende cuanto tienes y dalo a los pobres," no quiere decir que la riqueza por sí sola excluye a uno del reino de los cielos. Para salvarse no es necesario desprenderse de todo lo que uno posee. Clemente interpreta las palabras del Señor como una exhortación a mantener el corazón alejado de todo deseo de dinero y libre de todo apego desordenado al mismo. Si todos los cristianos renunciaran a sus propiedades, no habría quien socorriera a los pobres. Lo que importa es la actitud del alma, no el hecho de que uno sea menesteroso o pudiente. Debemos desprendernos de la pasión, no de las riquezas. No son éstas, sino el pecado, el que excluye a uno del reino de los cielos. Al final, Clemente cuenta la leyenda del apóstol Juan y del joven que cayó en manos de ladrones, para probar que incluso los mayores pecadores pueden salvarse si hacen verdadera penitencia. (Quasten)