1 También por este tiempo, Rodón, oriundo de Asia y dis¬cípulo en Roma, como él mismo cuenta, de Taciano, al que ya co¬nocemos por lo anterior (HE IV 16,7.29), compuso diferentes libros y se alineó también con los demás contra la herejía de Marción. Cuenta que en su tiempo ésta se hallaba dividida en diversos pareceres, describe a los causantes de la ruptura y refuta con rigor las falsas doctrinas imaginadas por cada uno de ellos.
2 Escucha, pues, lo que escribe: «Por esto discrepan también entre sí, porque reivindican doc¬trinas inconsistentes. Efectivamente: de su rebaño es Apeles, vene¬rado por su conducta y por su ancianidad, quien sí confiesa un solo principio, pero dice que los profetas proceden del espíritu contrario, y obedece a los preceptos de una virgen poseída del de¬monio llamada Filomena.
3 »Otros, en cambio, igual que el mismo piloto Marción, introdujeron dos principios. De sus filas vienen Potito y Basifico.
4 »También éstos siguieron al lobo del Ponto y, al no encon¬trar, como él tampoco, la división de las cosas, dieron media vuelta hacia lo fácil y proclamaron dos principios, escuetamente y sin demostración. Y otros, partiendo a su vez de éstos, vinieron a dar en lo peor y suponen no ya sólo dos, sino incluso tres naturalezas; su jefe y patrono es Sinero, según dicen los que están al cargo de su escuela».
5 Escribe también el mismo autor que incluso llegó a tratar a Apeles; dice así: «Porque al viejo Apeles, cuando tuvo trato con nosotros, se le convenció de que estaba diciendo muchas cosas equivocadamente, y a partir de entonces solía repetir que no convenía examinar por entero las razones, sino que cada cual se quedara con su propia creencia; declaraba, efectivamente, que se salvaban los que tenían puesta su esperanza en el Crucificado, con tal solamente de que sean hallados con buenas obras. Mas, como ya hemos dicho, declaraba que para él, de todos, el asunto más oscuro era el que a Dios se refiere. Y es que decía, lo mismo que nuestra doctrina, que sola¬mente hay un principio».
6 Luego, después de exponer todo el parecer de éste, sigue diciendo: «Como yo le preguntara: ¿De dónde sacas esta prueba o cómo puedes tú decir que hay un principio? Explícanoslo. Contestó que las profecías se refutaban a sí mismas porque nada han dicho en¬teramente verdadero, ya que discrepan, son engañosas y unas a otras se contradicen. En cuanto a cómo hay un solo principio, decía que lo ignoraba, que así, sin más, se sentía movido.
7 »Entonces yo le conjuré a que me dijese la verdad, y él juró que estaba diciendo la verdad: que no sabía cómo existe un solo Dios increado °, pero que él lo creía. Yo entonces me eché a reír y le acusé de decir que es maestro y no saber, sin embargo, dominar lo que enseña».
8 El mismo autor, dirigiéndose a Calistión en la misrtia obra, confiesa que él mismo fue discípulo de Taciano en Roma y dice también que Taciano preparó un libro de Problemas; como Taciano prometiera hacer ver mediante ellos lo oscuro y oculto de las divinas Escrituras, el propio Rodón anuncia a su vez que va a exponer en un libro especial las soluciones de los problemas de aquél. Se conserva también de él un Comentario sobre el Hexameron.