1 En cuanto al fruto de los afanes literarios de Serapión, es natural que se hayan conservado también otras obras entre otras personas, pero a nosotros no han llegado más que éstas: A Domno, uno que en tiempo de la persecución había caído de la fe de Cristo para dar en la superstición judía; y A Poncio y Cárico, varones eclesiásticos ambos, y otras cartas a otras personas;
2 y otro tratado que compuso Acerca del llamado Evangelio de Pedro; lo escribió refutando las falsedades que en éste se dicen, por causa de algunos de la iglesia de Rosos que, con la excusa de la dicha Escritura, se habían desviado hacia enseñanzas heterodoxas. Bueno será ofrecer de este libro algunas sentencias en las cuales presenta él su opinión acerca de aquel libro; escribe así:
3 «Porque también nosotros, hermanos, aceptamos a Pedro y a los demás apóstoles como a Cristo, pero como hombres de experiencia que somos, rechazamos los falsos escritos que llevan sus nombres, pues sabemos que no se nos han transmitido semejantes escritos.
4 »Porque yo mismo, hallándome entre vosotros, suponía que todos os ateníais a la recta fe, y sin haber leído el Evangelio que ellos me presentaban con el nombre de Pedro, dije: 'si es sólo eso lo que parece apocaros, que se lea'. Mas ahora que me he enterado, por lo que me han dicho, de que su pensamiento se ocultaba en cierta herejía, me daré prisa por estar de nuevo con vosotros; de manera que, hermanos, esperadme en breve.
5 »Por lo que hace a nosotros, hermanos, hemos comprendido a qué herejía pertenecía Marciano, el cual se contradecía y no sabía lo que hablaba (lo aprenderéis por lo que os he escrito).
6 »Efectivamente, gracias a otros que practicaron este mismo Evangelio, es decir, gracias a los sucesores de los que lo iniciaron, a los cuales llamaremos docetas (porque la mayor parte de su pensamiento pertenece a esta enseñanza), por habérnoslo prestado ellos, hemos podido leerlo detenidamente, y hemos hallado la mayor parte conforme a la recta doctrina del Salvador, pero también algunas cosas que se distinguen y que os hemos sometido». Esto sobre Serapión.