IUDAD DEL VATICANO, domingo, 12 junio 2005 (ZENIT.org).- Benedicto XVI anunció este domingo que en octubre tendrá un encuentro de catecismo con niños italianos que acaban de hacer la Primera Comunión para subrayar la importancia para toda la comunidad cristiana del sacramento de la Eucaristía.
Con evidente satisfacción en el rostro, el pontífice adelantó este encuentro que tendrá lugar en el mismo momento en el que obispos de todo el mundo estén reunidos en Roma para participar en el sínodo con el que concluirá el Año de la Eucaristía.
Dirigiéndose a los más de 40.000 peregrinos presentes a mediodía en la plaza de San Pedro del Vaticano, el Santo Padre explicó que «los padres están llamados a hacer que sus hijos redescubran el valor y la importancia de la respuesta a la invitación de Cristo que convoca a toda la familia cristiana a la misa dominical».
«En este camino educativo, una etapa particularmente significativa es la Primera Comunión, auténtica fiesta para la comunidad parroquial, que acoge por primera vez a sus hijos más pequeños en la mesa del Señor», aclaró.
Entre quienes escuchaban al sucesor de Pedro había grupos venidos de los cinco continentes, grupos escolares de viaje de fin de año escolar a Roma, comunidades religiosas, y autobuses de peregrinación de enfermos.
El obispo de Roma reconoció que con el objetivo de «subrayar la importancia de este acontecimiento para la familia y para la parroquia, el 15 de octubre próximo, si Dios quiere, tendré en el Vaticano un encuentro especial de catequesis para los niños, en particular de Roma y del Lacio --la región de Italia central a la que pertenece Roma, ndr.--, que durante este año han recibido la Primera Comunión».
Para Benedicto XVI esta iniciativa «será una circunstancia oportuna y bella para confirmar el papel esencial que tiene el Sacramento de la Eucaristía en la formación y crecimiento espiritual de los niños».
Antes de concluir su intervención pronunciada desde la ventana de su estudio, puso se encomendó a la Virgen María «para que nos enseñe a amar cada vez más a Jesús, meditando constantemente en su Palabra y adorando su presencia eucarística, y nos ayude a hacer que las jóvenes generaciones descubran la "perla preciosa" de la Eucaristía, que da auténtico y pleno sentido a la vida».