OSCÚ, miércoles, 22 junio 2005 (ZENIT.org).- La visita del cardenal Walter Kasper a Moscú busca dar «pequeños pasos» en el diálogo con el patriarcado ortodoxo.
Pero, según constata el presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, «los pequeños pasos también te llevan a la meta».
El purpurado alemán ha explicado los objetivos de su visita a la capital rusa antes de encontrarse con el metropolitano Kirill de Smolensk y Kaliningrado, presidente del Departamento para las relaciones eclesiásticas externas del Patriarcado ortodoxo de Moscú, en una entrevista concedida al semanario católico ruso «Svet Evangelia» («La luz del Evangelio»).
El metropolitano Kirill estuvo presente durante la solemne inauguración del pontificado de Benedicto XVI y en esa ocasión tuvo con él un encuentro de una media hora en el que ambos decidieron continuar el diálogo sobre los principales problemas que se dan en las mutuas relaciones.
«Ahora estamos tratando de continuar y profundizar en este diálogo --aclara el cardenal Kasper--. Tras su elección, el Papa declaró que es su principal prioridad. Y ahora estamos aquí para ver qué nuevos pasos podemos dar».
«Queremos ver qué es lo que podemos hacer juntos, qué posibilidades hay. No serán pasos cruciales, sino pequeños pasos. Pero muchos pequeños pasos también te llevan a la meta. Hay dos partes involucradas en este diálogo, y los pasos deberían darse por ambos lados».
El cardenal aclara, desmintiendo interpretaciones de medios de comunicación, que no se encontrará en esta visita con el patriarca Alejo II pues «no le pidió una reunión, dado que el trabajo sólo está empezando. De manera que no es necesario. Nuestro objetivo es discutir cuestiones técnicas muy concretas».
En la entrevista, el cardinal Kasper asegura que en este proceso de diálogo está involucrada la Iglesia católica en Rusia, pues «sin la Iglesia local el ecumenismo sería algo muy abstracto».
«He tenido una larga conversación con el arzobispo Tadeusz Kondrusiewicz. Está informado y será informado después. Y todos los pasos que hemos dado hasta ahora han sido dados con la Iglesia local», añade.
El purpurado no está afrontando los asuntos de la Iglesia greco-católica de Ucrania, pues «no es mi tarea hablar por otra Iglesia. Lo tienen que hacer ellos mismos». «En esta cuestión, el nuevo Papa tiene la misma posición de Juan Pablo II».
«No discutiremos sobre los ucranianos, sino que discutiremos sobre lo que la Santa Sede y la Iglesia ortodoxa rusa pueden hacer juntas en Europa y por Europa, por los valores cristianos en Europa. Es un campo de interés común», revela.
El cardenal espera que en el próximo otoño pueda relanzarse el diálogo internacional de la Iglesia católica con las Iglesias ortodoxas reanudando el trabajo de la Comisión teológica mixta, interrumpido en 2001, en la reunión que tuvo lugar en Baltimore (Estados Unidos).