OMA, sábado, 9 julio 2005 (ZENIT.org).- «Violencia, imposiciones, persecuciones» es cómo Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) ha descrito la situación de la libertad religiosa en el mundo en el 2004. El 30 de junio la sección italiana de AIN publicaba su informe anual sobre el tema. Presentó el informe en una conferencia de prensa en el palacio que hospeda el parlamento italiano.
Entre quienes hablaron durante la presentación se contaba el cardenal Renato Martino, presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz. Además estaba el presidente de la cámara del parlamento, Pier Ferdinando Casini.
El informe de AIN ha cubierto todos los países del mundo. Entre los países a examen estaban las antiguas repúblicas soviéticas, donde todavía se encuentran estrictos controles sobre la religión.
En estas repúblicas, dice el informe, «la influencia ejercida por el ateísmo ideológico sobre los funcionarios del estado es todavía extremadamente poderosa». En Bielorrusia, por ejemplo, «el estricto control del Estado sobre toda expresión de culto tiende a sofocar los sentimientos religiosos de la gente». Pero aunque inicialmente el presidente Alexander Lukashenko pareció ponerse del lado de la Iglesia ortodoxa, más adelante prometió que asistiría y cooperaría con la Iglesia católica, observaba AIN.
En la república de Georgia ha habido mejoras con el nuevo presidente Mikheil Saakashvili, que sustituyó a Eduard Shevardnadze en el 2004. Desde el cambio ha habido un descenso en el número de ataques violentos contra los grupos religiosos minoritarios. Pero sigue habiendo problemas para la Iglesia católica en cuanto a la devolución de las propiedades confiscadas durante el periodo soviético. La mayoría de las propiedades fueron entregadas por el gobierno a la Iglesia ortodoxa de Georgia.
Símbolos prohibidos
En Europa occidental, AIN comentaba que Francia ha experimentado una nueva ola de secularismo, con la puesta en práctica de una nueva ley que prohíbe el uso de símbolos religiosos en las escuelas. Algunas autoridades locales en Alemania han puesto en práctica medidas similares.
El informe indicaba que esta política está pensada para combatir la aparición del extremismo islámico. Pero, añadía, «estas disposiciones no parece que sean verdaderamente eficaces».
En Bélgica, el resurgimiento del antisemitismo parece deberse principalmente a la hostilidad antiisraelí por parte de los grupos de inmigrantes islámicos, más que por los neo-nazis.
En Grecia, donde la Iglesia ortodoxa goza del predominio, la Iglesia católica, junto con otras denominaciones, es tratada como una institución privada. Durante las últimas elecciones, el arzobispo católico de Atenas, Nikolaos Foskolos, apeló a los candidatos, pidiéndoles el reconocimiento jurídico de la Iglesia y que se levantaran las restricciones aplicadas a los católicos. Entre estas restricciones están la necesidad de obtener el permiso, del ordinario ortodoxo local, para construir una iglesia.
En Turquía, el respeto por las minorías religiosas «sigue siendo totalmente insatisfactorio», indica el informe. Se niega de manera efectiva a los cristianos el acceso a los puestos institucionales civiles y militares, y es prácticamente imposible construir iglesias. Además, las confesiones no islámicas no tienen reconocimiento civil y no se les permite así poseer nada.
El 21 de junio del 2004, el primer ministro turco, Recep Tayyp Erdogan, recibió a los obispos católicos del país, que presentaron dos peticiones: reconocimiento jurídico para la iglesia, y la creación de un comité mixto para preparar y poner en práctica este estatus jurídico futuro.
Las Américas
El informe indicaba que en general la Iglesia católica en las Américas está libre de obstáculos legislativos. Cuba y Venezuela, sin embargo, son casos excepcionales y son citados por algunas violaciones de los derechos humanos básicos.
Algunos países son citados por problemas debido a la hostilidad por parte de grupos locales a las actividades de organizaciones evangélicas. En Bolivia, por ejemplo, una multitud de nativos quechua destruyeron una iglesia evangélica en una remota aldea de los Andes.
El año pasado también se registraron ataques contra miembros del clero. En Brasil, tres misioneros fueron secuestrados. En Chile, un sacerdote italiano, Faustino Gazzieri, fue asesinado el 24 de julio en la catedral de Santiago. El asesino, Rodrigo Enrique Orias Gallardo, resultó ser un miembro de una secta satánica.
La situación de violencia y violación de los derechos humanos y religiosos en Colombia es extremadamente grave, indica el informe. Durante el 2004, más de 3.000 civiles han sido asesinados por razones políticas, mientras que al menos 600 han desaparecido y 2.200 han sido secuestrados. Entre las personalidades de la Iglesia secuestradas el año pasado se encuentra el obispo de Yopal, Misael Vacca Ramírez.
La Iglesia católica ha establecido un programa pastoral de cuidado de los refugiados, y ha alcanzado acuerdos con las diócesis en los países fronterizos, especialmente las de Ecuador, adonde los campesinos han huido buscando auxilio. AIN comentaba que la Iglesia es la única institución presente en muchas zonas rurales y también tiene a su cargo las organizaciones no gubernamentales más importantes en el campo de los derechos humanos.
En Cuba la situación de la Iglesia católica es grave. El informe cita una entrevista del cardenal Jaime Ortega del año pasado, que lamentaba que el gobierno haya ignorado sistemáticamente las súplicas de la Iglesia. El cardenal explicaba que no hay una persecución material real de los católicos, sino una forma más sutil, que intenta relegar todas las actividades y manifestaciones religiosas a los márgenes de la sociedad y la política. La Iglesia, de hecho, no tiene acceso a la prensa. No se permite la enseñanza de la religión católica en las escuelas estatales. Y es imposible abrir colegios privados católicos.
En Guatemala, Mons. Álvaro Ramazzini, obispo de San Marcos, recibió amenazas de muerte debido a sus actividades de apoyo a los derechos del pueblo indígena que trabaja en las minas abiertas en la diócesis, informaba AIN. Posteriormente, el 31 de julio, un sacerdote diocesano, el padre Eusebio Manuel Sazo Urbina, fue tiroteado y asesinado en la capital. Algunas informaciones de medios relacionan su asesinato con la labor que realizaba de apoyo al desarrollo de esta comunidad, que ha sido vista con hostilidad por bandas criminales.
Problemas en Asia
«Durante el 2004, la libertad religiosa sufrió violaciones graves y sistemáticas en China», indica el informe. El gobierno de Pekín permite la actividad religiosa sólo de las asociaciones registradas. Concibe la religión estando al servicio de la seguridad del estado y del progreso de la nación. Así, la libertad de creencia no es un derecho innato de la gente sino una concesión del estado.
La nueva legislación nacional sobre religión ha traído pocas mejorías reales. Contiene disposiciones que permiten al gobierno arrestar y encarcelar como criminales comunes a quienes actúen fuera de las organizaciones controladas.
No obstante, las iglesias siguen atrayendo en el país a un número cada vez más grande de seguidores. Además, las conversiones a grupos cristianos han aumentado entre profesores, intelectuales y estudiantes.
Durante el 2004 hubo una serie de detenciones de católicos clandestinos que practicaban su fe fuera de las asociaciones reconocidas. Se ha informado de arrestos, intimidaciones, participación obligatoria en cursos de adoctrinamiento e interrogatorios en las regiones de Fujian, Zhejiang, Mongolia interior, Henan y especialmente en Hebei.
En Corea del Norte, durante los últimos 50 años han desaparecido 300.000 cristianos, indicaba el informe. Los creyentes están obligados a registrarse en organizaciones controladas por el Partido Comunista. Quienes no lo hagan se enfrentan a frecuentes y brutales persecuciones. Todavía falta mucho para que la libertad de religión sea global.