OMBAY, 20/10/04 (ZENIT.org).- El pasado domingo fueron reconvertidos al hinduismo trescientos tribales en el distrito de Sindurgh --en el Estado de Orissa (India centro-oriental)-- durante una ceremonia pública tras la cual fueron obsequiados con alimentos y vestidos nuevos.
Así lo ha confirmado monseñor Alphonse Bilung, obispo de Rourkela --la diócesis donde ha tenido lugar el acto--, a la agencia del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras (PIME) «AsiaNews».
«Los medios de comunicación han hablado de 80 familias ?que han regresado? al hinduismo, pero la verdad es que se trata de 336 personas, reconvertidas a la fuerza y con promesas», explica el prelado.
Según alerta, «los grupos fundamentalistas mienten e inflan las cifras de reconvertidos para inspirar temor entre los tribales y jactarse de sus éxitos».
El prelado pudo hablar con el sacerdote de la parroquia en la que ocurrieron las reconversiones. El párroco relató que el domingo por la tarde, a pocos kilómetros de la iglesia católica, se celebró una gran concentración de hindúes.
Tribales de tres pueblos diferentes de más de 100 kilómetros de distancia fueron llevados en jeeps y camiones al lugar donde se celebró la ceremonia de reconversión al hinduismo, Sindurgh.
Según explica monseñor Bilung, «los grupos fundamentalistas, muy activos en Orissa, crean una situación muy difícil para los tribales cristianos que viven entre los hindúes».
«Los integristas les amenazas con consecuencias terribles si acuden a la iglesia a celebraciones religiosas», denuncia. Hay que tener en cuenta que «los tribales dependen en gran parte de la mayoría hindú en cuanto a trabajo, por ejemplo en las minas de hierro» en Rourkela, aclara el prelado.
El Decreto de Libertad de Religión (OFRA, en sus siglas en inglés), una ley en vigor en Orissa para prevenir cualquier conversión forzada, se utiliza frecuentemente como arma legal para amenazar a los tribales, en su mayoría analfabetos y fáciles de manipular por parte de los integristas hindúes, explica la agencia del PIME.
Orissa está gobernado por el «Bharatiya Janata Party» (BJP) --derrotado en la elecciones federales del pasado abril--, que promueve una ideología nacionalista y mono-religiosa y es respaldado por movimientos fundamentalistas contrarios al servicio social y programas de desarrollo que promueve la Iglesia.
En la región se han verificado en los últimos años diversos episodios de violencia hacia las minorías religiosas y comunidades cristianas a fin de «devolver» al hinduismo a los convertidos al cristianismo.
En la diócesis de Rourkela, «la Iglesia está muy comprometida en programas de promoción social, ha abierto muchos dispensarios que proporcionan asistencia médica a los tribales» y «lleva ayuda y medicinas incluso a las regiones más remotas de la diócesis», aparte de que «dispone de 200 escuelas que acogen a niños de todas las castas y religiones», describe monseñor Bilung.
El «Vishwa Hindu Parishad» (VHP) --ala religiosa del BJP-- y el «Rashtriya Swayamsevak Sangh» (RSS) --grupo paramilitar hindú--, conocidos por su ideología contraria a las minorías religiosas, están muy activos en el Estado.
Son frecuentes las persecuciones contra los misioneros cristianos y la OFRA también se presta a menudo a ser utilizada contra la actividad misionera de la Iglesia.
«Me pregunto si estos grupos fundamentalistas han tenido el permiso del gobernador de Rourkela para reconvertir a los tribales, porque la ley también se les aplica a ellos», apuntó el obispo Bilung.
El pasado septiembre, en el pueblo de Sarat --distrito de Mayurbhanj--, 76 tribales cristianos «volvieron a abrazar» el hinduismo en una ceremonia organizada por el VHP. El grupo fundamentalista presentó el evento como «el regreso a casa [al hinduismo] del pueblo tribal».