OMA, martes, 27 septiembre 2005 (ZENIT.org).- El martes pasado concluyó el Quinto Congreso Ecuménico Europeo sobre China, con un llamamiento a no suprimir las diversas realidades sociales y cristianas presentes en el país asiático, con vistas un camino común de unidad.
Este ha sido el principal mensaje del Congreso, celebrado del 16 al 20 de septiembre en Roma, en el Pontificio Ateneo San Anselmo, con más de 150 participantes de dieciséis países europeos.
Las cinco jornadas de encuentros e intercambios sirvieron para «debatir sobre la realidad que tanto China como Europa están destinadas a afrontar en el campo económico, cultural y sobre todo religioso, con especial relevancia para lo que es inherente al cristianismo», se lee en un comunicado conclusivo.
«Diversos en la unidad es el tema que ha marcado el esfuerzo de afrontar la realidad, de la apertura de China, considerada también en sentido cristiano una realidad no homogénea y la necesidad de crear encuentros ecuménicos europeos abiertos a la discusión y a la reflexión».
«Diversos en la unidad, porque la diversidad es una realidad --sigue diciendo la nota--. Tanto en China, como fuera en las Iglesias, hay diversidades reales en la sociedad, en el crecimiento que China está experimentando y que denota un despegue de las regiones occidentales y meridionales que tienen un desarrollo excepcional».
«Estas diversidades no deben verse como anomalías sino como partes integrantes de una realidad que va entendida y conducida hacia la unidad», afirma el Congreso organizado por el grupo alemán de la Comisión Ecuménica para China.
«Lo que en estos días ha estado en la mira de todos los participantes, también como cristianos, ha sido una colaboración entre las partes para marcar un camino hacia la unidad sin cancelar las diversidades presentes en la esfera china».
El comunicado afirma que estos cinco días han servido para reflexionar sobre la «búsqueda de nuevos desafíos a los cuales las Iglesias cristianas chinas están llamadas a hacer frente».
Estaban presentes muchos representantes de los grupos que, dentro de la Iglesia católica, de las Iglesias protestantes y de las ortodoxas en Europa, trabajan por China y por la profundización de los contactos con las Iglesias chinas. En especial, estaban presentes 19 exponentes de las diversas comunidades cristianas y chinos que viven en Roma junto a otros venidos de China.
Las intervenciones que han expresado «diversas realidades de separaciones o de todos modos de diversidad», han subrayado «la voluntad de trabajar unidos para seguir el camino evangélico hacia un trabajo unitario por el bien del testimonio cristiano de las iglesias y de la sociedad china».
«El gran ausente ha sido la delegación oficial china, el Consejo Cristiano Chino, invitado a participar por la Comisión organizadora, que por motivos políticos del Gobierno chino no ha tenido permiso para salir del territorio», lamentan los organizadores.
«Esto ha sido sentido por los participantes como un signo de división y no de diversidad. Una división que existe y resiste entre política y realidad de las iglesias en China», añaden.
El comunicado afirma por último que la próxima edición del Congreso Ecuménico Europeo sobre China se celebrará dentro de tres años, en una sede todavía no decidida, aunque se han propuesto entre otras Noruega, Escocia y Suiza.
Mientras tanto, la actual Comisión recogerá durante seis meses la documentación producida en estos días, antes de pasar el testigo a la Comisión organizadora del próximo encuentro. Las precedentes ediciones del Congreso tuvieron lugar en Bad Saarow (Alemania), 1991; Londres, 1994; Stavanger (Noruega), 1998 y Dalgan Park (Irlanda), 2002.