OMA, lunes, 31octubre 2005 (ZENIT.org).- La laicidad necesita inspirarse inspiración en la regla de oro presente en las religiones: «Ama al otro como a ti mismo; no hagas al otro lo que no quieres que te haga a ti».
Es la propuesta de monseñor Piero Coda, presidente de la Asociación de Teólogos Italianos, lanzada el pasado viernes en el Palacio Valentini, sede del Consejo Provincial de Roma, con motivo del último viernes del mes de Ramadán, cuarta Jornada del Diálogo Islámico-cristiano.
Monseñor Piero Coda recordó que la laicidad no es una nueva cultura «sino que es la condición para la convivencia de todas las culturas».
Según él, «la laicidad expresa más que un método un contenido».
«La situación en que vivimos nos empuja a reconocer que el diálogo entre las religiones reviste un preciso significado civil», aseveró monseñor Coda. Por ello, consideró, es necesario «reconocer en el otro un portador de valores positivos».
Para don Giovanni Cereti, teólogo y ecumenista y miembro de la Conferencia Mundial de las Religiones para la Paz es importante ver que si bien la opinión pública ve «las religiones como causas de guerra y división» éstas son en realidad «fuentes de paz».
El profesor de Ecumenismo en la Facultad Pontificia del Marianun invitó a profundizar en el sentido de la declaración del Concilio Vaticano «Nostra Aetate» sobre las relaciones de la Iglesia católica con las demás religiones, que acaba de cumplir 40 años.
Por otra parte, el embajador del Reino Unido en Italia, Ivor Roberts, hizo referencia al proyecto de su país para prevenir el terrorismo e presentó propuestas para ayudar a las mezquitas a evitar extremismos.
En este sentido pidió «crear leyes que penalicen la incitación al odio religioso y racial y que afirmen claramente que la exaltación al terrorismo no es una legítima expresión política».
Por parte musulmana intervino el doctor Abdellah Redouane, secretario general del Centro Islámico Cultural en Italia.
Se refirió a distintos niveles de diálogo y convivencia --«de hecho, estructural, política e internacional-- y resaltó que a veces «los emigrantes son el centro privilegiado de la xenofobia la cual termina rechazando la convivencia, sembrando sólo odio, ignorancia y hasta sentido de superioridad».
Una voz femenina llegó de parte de los hijos de la Reforma. La pastora Maria Bonafede, moderadora de la llamada «Tavola Valdese», resaltó que el diálogo que promueven desde su confesión religiosa «se realiza en la convivencia y la construcción de sentido en la relación de unos con otros».
La Jornada del Diálogo Islámico-cristiano terminó en esta ocasión con una visita guiada a la Gran Mezquita de Roma. Los asistentes, entre ellos Zenit, pudieron visitar esta enorme mezquita, así como varios ejemplares del Corán en la Biblioteca de la misma.