IUDAD DEL VATICANO, 10 de noviembre de 2005 (ZENIT.org).- Después de que el lunes se encontrara con Benedicto XVI, el obispo Mark Hanson, presidente de la Federación Luterana Mundial, afrontó con Zenit los puntos que unen a luteranos y católicos y las cuestiones que siguen dividiéndolos.
--¿Tiene la sensación que las iglesias protestantes tradicionales son menos vitales que las nuevas comunidades que crecen en los Estados Unidos así como en América Latina y otros lugares?
--Obispo Hanson: Ciertamente, este fenómeno existe. Estas iglesias comunitarias están creciendo muy rápidamente.
Tienen un estilo litúrgico que no se orienta a los sacramentos sino más bien a cantar himnos de alabanza y a la predicación. Aunque son muy informales son muy atractivas para las familias suburbanas con niños, con vidas muy ajetreadas y que a menudo se han sentido alejadas de las tradiciones religiosas más formales.
Como luteranos tratamos de preguntarnos cómo ser fieles a la tradición de nuestra vida litúrgica, reconociendo al mismo tiempo que vivimos en un tiempo y en un lugar muy diferente.
Últimamente en África oriental, así como en Chile y Brasil, algunos luteranos decían que muchos miembros de nuestra Iglesia se van con los pentecostales y carismáticos por motivos de culto. Por consiguiente, pienso que tenemos que preguntarnos cómo podemos adecuarnos al contexto contemporáneo sin dejar de ser lo que nosotros creemos que somos.
Yo pienso que hay dos problemas que afectan tanto a católicos como a luteranos en el mundo: la secularización, por un lado, que quizá es más clara en Europa, y el fundamentalismo por otro. Tenemos que hablar juntos sobre cómo responder a ambos desafíos.
La secularización intenta convencerme de que finalmente yo soy el centro del mundo y mis preocupaciones primarias deben ser disfrutar y consumir, y fuera de mí no hay vida.
El fundamentalismo, por otro lado, intenta ofrecer una respuesta diferente: una existencia muy rígida que enfoca en el más allá. Pienso que luteranos y católicos pueden ofrecer una alternativa.
--¿Cuál es la razón principal de la división que todavía hoy se da entre luteranos y católicos?
--Obispo Hanson: Yo pienso que es la manera de entender la Iglesia y el ministerio, porque hasta que no resolvamos las preguntas teológicas sobre nuestra comprensión de la Iglesia y los ministerios no conseguiremos compartir la Eucaristía. Y éstas no son cuestiones fáciles.
Hicimos un gran progreso con la justificación y creo que nos dio valentía. Algunos luteranos creyeron que una vez firmada la Declaración sobre la Doctrina de la Justificación ya compartiríamos la Eucaristía rápidamente. Sabemos ahora que esto no va a ocurrir. Aunque tenemos un nivel de acuerdo en una cuestión que ya no tiene por qué dividirnos, no hemos alcanzado el acuerdo completo.
Como mencioné al Papa Benedicto XVI, luteranos y católicos hablan diferentemente sobre la Eucaristía pero los dos creen que Cristo está presente en el pan y el vino y en la Palabra, y este es un acuerdo muy significativo.
Tenemos que hablar más sobre esto ahora: ¿cómo y quién hace a Cristo presente en la Eucaristía? Ahí es donde nos encontramos con las diferencias.
El Papa Benedicto XVI tiene razón cuando nos recuerda la llamada de la Palabra de Dios en el mundo y la necesidad de dar testimonio de ésta.
Tenemos que afrontar los problemas de la pobreza y de los derechos humanos. Cuando estuve aquí, en Roma hace dos años y me encontré con el Papa Juan Pablo II, la guerra en Irak había comenzado dos días antes y ambos, unidos, nos pronunciamos de manera muy franca contra esa guerra. Como líderes religiosos, debemos continuar dialogando para responder a la guerra y a la violencia.