ISBOA, martes, 15 de noviembre de 2005 (ZENIT.org).- Para afrontar la oleada de violencia que se ha desencadenado en Francia en las últimas semanas, el arzobispo de París, monseñor André Vingt-Trois, considera que la sociedad francesa tiene que suscitar «nuevas mediaciones».
«No nos encontramos ante hechos reprochables a una categoría de personas, no existen representantes de estos grupos con los que podamos sentarnos para discutir sobre la situación», constató el prelado al intervenir en el Congreso Internacional para la Nueva Evangelización clausurado en Lisboa este domingo.
Por este motivo, sugirió, es necesario «promover mediaciones».
Este objetivo «no es tarea de la policía», sino de las instancias intermedias, «en las Iglesias, en las asociaciones, y en las obras sociales», observó monseñor Vingt-Trois.
«Si nos vemos obligados a imponer el toque de queda para que nuestros niños no estén durante la noche en la calle, significa que hay alguien que no hace bien su trabajo», denunció.
Retomando algunas de las conclusiones de la asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal, el arzobispo de París defendió una «laicidad de participación», es decir, una concepción de la laicidad que no promueva «la ignorancia recíproca» entre Iglesia y Estado, sino el diálogo.
En este sentido, Vingt-Trois lamentó que el poder tenga la tentación de negar «espacio público al cristianismo» para no tener que dar el mismo espacio al islam.
«No puedo admitir la visión sociológica que habla de un enfrentamiento de civilizaciones», confesó, asegurando que cristianos y musulmanes son capaces de «promover un cambio».