ONDRES, sábado, 7 enero 2006 (ZENIT.org).- El gasto en animales domésticos está por las nubes. Los propietarios de mascotas en el Reino Unido gastarán cerca de 85 millones de libras (150 millones de dólares) en regalos de Navidad para sus mascotas, informaba el 19 de noviembre el periódico Scotsman. La cifra viene de una encuesta llevada a cabo por Churchill Insurance. La firma estimaba que cerca de un 70% de los propietarios de mascotas comprarán regalos para sus animales este año.
Y para los propietarios que planeen salir de vacaciones, siempre está la opción de un hotel para mascotas. En Japón se ha abierto recientemente un hotel de cinco estrellas para animales, informaba el 1 de diciembre el periódico británico Guardian.
Las mascotas pueden también encontrar hoteles en Estados Unidos. PetSmart ha instalado una cadena de 20 hoteles para mascotas en sus almacenes, según un reportaje del 3 de agosto en Financial Times.
«Gastamos en nuestras mascotas como si no hubiera un mañana», comentaba Rachel Jonson en el semanal británico Spectator el 8 de octubre, «y nos prodigamos con ellas a un nivel de cuidados y comodidad que los ancianos de nuestras residencias sólo pueden envidiar». De hecho, observaba, hay una equiparación de estatus entre los propietarios y sus mascotas, o, como se llaman cada vez más, sus «compañeros animales».
Pero incluso con seguro, los propietarios de mascotas hacen frente a fuertes gastos. Los honorarios de veterinarios suben una media del 12% al año, y los costes del seguro están subiendo, informaba el 27 de abril el periódico británico Telegraph. Las primas para perros van de 50 a 500 libras (88 a 881 dólares) al año, dependiendo de la raza y la edad del animal, y del nivel de cobertura.
Niños en necesidad
Muchos niños no están tan bien cuidados. El 14 de diciembre, UNICEF hacía público su informe titulado «El Estado Mundial de la Infancia 2006: Excluidos e Invisibles». En una rueda de prensa en Londres, la Directora Ejecutiva de UNICEF, Ann Veneman, comentaba, «no puede haber un progreso duradero si seguimos descuidando a los niños que están más en necesidad – el más pobre y el más vulnerable, el explotado y el abusado».
El informe explicaba que los niños están desproporcionadamente representados entre los pobres, puesto que los países menos desarrollados tienden a tener las poblaciones más jóvenes. Los niños pobres tienen más probabilidades de carecer de educación y, como resultado, de la oportunidad de generar unos ingresos decentes que podrían permitirles escapar de la pobreza en el futuro.
Según el informe, más de 1.000 millones de niños sufren de uno o más formas de carencias extremas de privación de una nutrición adecuada, agua potable, instalaciones sanitarias decentes, servicios de salud, abrigo, educación e información.
El Catecismo de la Iglesia Católica tiene algunas directrices útiles sobre la cuestión de cuánta atención y recursos debemos dedicar a las mascotas, y a los humanos. En el número 2416 dice que debemos ser amables con los animales puesto que son criaturas de Dios.
Pero el número 2418 advierte que es «indigno invertir en ellos sumas que deberían remediar más bien la miseria de los hombres». Además, explica el texto, se puede amar a los animales, «pero no se puede desviar hacia ellos el afecto debido únicamente a los seres humanos».