OS ÁNGELES/MÉXICO, martes, 28 marzo 2006 (ZENIT.org-El Observador).- Tras un fin de semana marcado por intensas movilizaciones de hispanos en numerosas capitales de Estados Unidos, contra la llamada «Ley Sensenbrenner» sobre inmigrantes; representantes de la Iglesia católica en México en ese país y de la Santa Sede han manifestado su rechazo a esta iniciativa por considerar que viola los derechos humanos.
Las votaciones en el Senado de Estados Unidos para enfrentar las modificaciones a la ley de migración comenzaron este lunes y se prevé que se extiendan a lo largo de la semana, por lo menos hasta el jueves, cuando el presidente George W. Bush de los Estados Unidos y el presidente Vicente Fox de México se reúnan en Cancún, en el marco de la conferencia anual trilateral, en la que también participará Canadá.
Existen tres opciones sobre las cuales tendrá que decidir el Senado de Estados Unidos. Una es la opción republicana o «Ley Sensenbrenner» que implica la erección de un muro fronterizo con México de aproximadamente mil kilómetros y la criminalización de los inmigrantes por el mero hecho de estar en un país extranjero de manera ilegal.
La segunda es la de la amnistía moderada que defienden los demócratas, encabezados por los senadores Edward Kennedy y John McCain, y, finalmente, la opción que ha manejado el presidente Bush de no amnistía pero sí regularización laboral.
Mientras tanto, la Iglesia católica en Estados Unidos está haciendo presión abiertamente para que se respeten los derechos humanos de los inmigrantes y de sus familias y a favor de una reforma migratoria integral.
El periodista Andrés Openhaimer señaló este lunes --en el noticiario radiofónico matutino del Grupo Imagen-- que 70 diócesis de Estados Unidos se han comprometido en una campaña directa en favor de los inmigrantes y que esto hace cambiar el panorama en EE UU, pues, señaló Openhaimer, «la Iglesia católica pesa mucho en la opinión pública de ese país».
Este domingo la Confederación de Obispos Católicos de California se pronunció a favor de una reforma migratoria completa; una reforma que incluya la legalización que ha sido ganada por los trabajadores indocumentados con su esfuerzo, según dijeron los obispos californianos en un comunicado tras la marcha que congregó el sábado a más de 500 mil personas en Los Ángeles.
La reforma migratoria debe concebirse según estos obispos buscando un programa de trabajadores temporales y una política de reunificación con sus familias.
Este domingo el diario más importante de la costa oeste de Estados Unidos, «Los Angeles Times», exhortó por sorpresa a los senadores que discuten la reforma migratoria a que impulsen una reforma que dé marcha atrás a la criminalización de los indocumentados y --tal como lo ha pedido el arzobispo de Washington, Theodore E. McCarrick, a nombre de la Iglesia católica en Estados Unidos-- reconozca la importancia y necesidad de los inmigrantes mexicanos, centroamericanos y sudamericanos en el desarrollo económico de los estados de la Unión Americana.
Por su parte, el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano y obispo de León, José Guadalupe Martín Rábago, exigió al presidente de México, Vicente Fox, que pida a su contraparte estadounidense, George W. Bush, respeto de los derechos humanos de los mexicanos que trabajan en los Estados Unidos.
El prelado dijo este domingo en una conferencia de prensa que éste no es el momento «de construir muros, sino de levantar puentes que permitan la integración de países para el desarrollo mutuo, para beneficio de las poblaciones de uno y otro lado».
En ese mismo sentido se pronunció el canciller de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales de la Santa Sede, el obispo argentino monseñor Marcelo Sánchez Orondo, de visita en México para participar en el coloquio organizado por esta Academia y la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, coloquio sobre migración internacional que lleva por nombre «La Dimensión Humana de la Globalización», clausurado este martes en la capital del país.
Monseñor Sánchez Orondo reveló que existen en el mundo 400 millones de migrantes y defendió su libertad para movilizarse.
«El hombre --dijo-- no nace pegado a una tierra: Nace con dos piernas para caminar. Todos los hombres han caminado siempre, todos los pueblos han sido migrantes. No se les pueden cerrar las puertas. Es contra el orden natural, contra el orden cristiano y tanto más a los que trabajan pues todos tenemos derecho al trabajo», concluyó el prelado argentino, no sin antes resaltar que en Roma existe seria preocupación por la «Ley Sensenbrenner».