orum Libertas, 10/04/06 (España)
“¿Cuál fue la primera Universidad de España?” sería en el Trivial una buena candidata a pregunta de color marrón, que son las de literatura y cultura en este juego de preguntas. Si se hiciera a votaciones es probable que Salamanca obtuviera la mayoría, seguida de la Complutense y la de Santiago. ¿Cuál fue en realidad?
Palencia también existe
Alrededor de la Catedral de Palencia se fundó una escuela en el siglo XI. Con el paso de los años adquiriría renombre en todo los territorios reconquistados para acabar logrando un singular esplendor a finales del s. XII. Los cimientos para la que sería la primera Universidad de la historia de España estaban puestos.
De ello se percata don Tello Téllez, Obispo de la ciudad, que da un impulso definitivo a la institución educativa entre los años 1208 y 1214, preparándola para poder recibir la aprobación pontificia de Honorio III en 1221. De esta manera se convertía también en una de las primeras de Europa, después de Bolonia, París, Oxford y Monpellier.
La pena es que la vida de esta Universidad languideció en un espacio relativamente breve de tiempo, desapareciendo a finales del mismo siglo XIII.
Salamanca coge el relevo
Al rey Alfonso IX de León no le sentó bien que sus vecinos de Castilla se le adelantaran en la creación de una Universidad así que echó mano de la escuela más eminente del Reino de León para tomarla como base de la futura Universidad. Corría el año 1219 y por entonces destacaba por encima de las demás una escuela que también estaba vinculada a la Iglesia: la escuela catedralicia de Salamanca.
Fernando III el Santo compartió la misma inquietud cultural que su padre y predecesor (Alfonso IX) y confirmó el Estudio General de Salamanca en 1943. El camino quedó despejado para que la Universidad de Salamanca obtuviera una consolidación definitiva tanto del poder real (Alfonso X el Sabio en 1254) como del poder eclesiástico (Alejandro IV en 1255).
Si uno acude a la página web de la propia Universidad, ésta afirma ser “la más antigua de las universidades hispanas existentes”, es decir, la más antigua de las que existen hoy día, pero no la más antigua de todas, honor que siempre ostentará la de Palencia.
También es interesante comentar su famoso lema: “Quod natura non dat, Salmantica non praestat” (Lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo añade). Esta sentencia ha pasado a engrosar los dichos de la sabiduría popular y en ocasiones es consuelo para los esforzados profesores cuando éstos no consiguen que sus alumnos adquieran los conocimientos necesarios.
Y muchas más hasta llegar a las 63 actuales
Entre las Universidades que uno se imagina como más antiguas está la de Santiago de Compostela. La ciudad fue un foco de cultura desde antes del 1100 gracias al prestigio de su escuela capitular (centro para la formación de clérigos vinculado a la Catedral).
Sin embargo ésta escuela no fue el embrión de la futura universidad. Un notario compostelano llamado Lope Gómez de Marzoa, con el apoyo del abad de San Martín Pinario, creó en 1495 una escuela para pobres conocida como Estudio de Gramática, instalada en unas dependencias del monasterio de San Paio de Antealtares. Éste fue la verdadera semilla que permitiría al Arzobispo de la ciudad (Alonso III de Fonseca) crear la Universidad a principios del siglo XVI.
La Universidad de Valladolid es anterior a la compostelana ya que en el 1346 obtiene del papa Clemente VI la concesión de todas las facultades salvo la de Teología. En Catalunya es Jaume II el que impulsa la creación del primer Estudio General, que fue el de la ciudad de Lleida, en 1300. Obtuvo del papa Bonifacio VIII los mismos privilegios que Toulose.
¿Y la famosa Complutense? El Rey Sancho IV de Castilla creó un Estudio General en Alcalá de Henares en el año 1293. No obstante no sería erigida como Universidad hasta 1499, cuando el Cardenal Cisneros la fundó mediante Bula Pontificia concedida por el Papa Alejandro VI. En el curso 1509-1510 ya funcionaban cinco Facultades: Artes y Filosofía, Teología, Derecho Canónico, Letras y Medicina.
Es sabido que la Universidad es uno de los motores de la sociedad española actual: lugar de investigación, de intercambio de ideas y de formación de los futuros líderes.
Todo este dinamismo extraordinario tiene en su origen una vinculación clara e inequívoca con la fe cristiana. La justicia exige reconocerlo y no olvidar que nuestra comunidad tiene unas claras raíces cristianas, aunque nos empeñemos en “disimularlas”.