onclusiones de un encuentro sin precedentes organizado por el patriarcado de Moscú y el Vaticano
VIENA, viernes, 5 mayo 2006 (ZENIT) - «Creemos que los cristianos, al anunciar la esperanza de la resurrección de Cristo, unidos a personas de otros credos y convicciones, pueden ayudar a vivir en una sociedad con cimientos éticos, justa y pacífica», han afirmado los participantes en su mensaje final.
Ha sido la primera vez que un organismo de la Santa Sede organizaba un simposio de estas características en colaboración con el patriarcado ortodoxo de Moscú.
El simposio ha sido presidido por el cardenal Paul Poupard, presidente Consejo Pontificio de la Cultura y por el metropolita de Smolensk y Kaliningrado, Kirill, presidente del Departamento para las Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú.
En la iniciativa han participado expertos de todo el viejo continente, laicos y religiosos, escogidos conjuntamente por los dos organismos que han convocado la iniciativa.
En las conclusiones del encuentro, presentadas este viernes por el padre Bernard Ardura, secretario del Consejo Pontificio de la Cultura, se constata la crisis actual que experimenta el proceso de unión europeo a causa del fracaso en la adopción del Tratado constitucional de la Unión Europea.
Ahora bien, para los católicos y ortodoxos, «la crisis que desgarra a Europa es de orden cultural: su identidad cristiana se está diluyendo. La situación de los pueblos europeos se caracteriza por una duda profunda del hombre sobre él mismo: sabe qué es lo que puede hacer, pero no sabe quién es».
Esta crisis, reconocieron los participantes, tiene «consecuencias demográficas dramáticas: el rechazo de los hijos, las uniones sin futuro o el matrimonio a prueba, las uniones homosexuales, el rechazo a compartir la vida con una persona en el matrimonio».
«Todo esto es un auténtico suicidio demográfico europeo, en nombre del egoísmo y del hedonismo», se dijo en las conclusiones.
Para responder a estos desafíos, los participantes han «acordado dar un papel importante a la entusiasmante misión de la educación y de la formación».
«Toda educación es descubrimiento de una herencia que suscita el amor y el reconocimiento. De este modo, podremos contribuir a redescubrir las raíces cristianas»», explican.
Católicos y ortodoxos han insistido en la formación de los cristianos «para presentar los valores cristianos de manera comprensible: de esto depende la pastoral de la cultura».
«No anteponer nada al amor de Cristo» es el lema que se ha propuesto para «encontrar caminos de sinergia, de testimonio común de la fe para una generosa nueva evangelización de Europa, ese gigante económico, enano espiritual».
Según los participantes este «testimonio común concierne especialmente a los campos afectados por la destrucción de la familia, a la bioética, y a los dominios de la doctrina social de la Iglesia».
El encuentro ha tenido lugar gracias a la ayuda de la Fundación «Pro Oriente», con sede en Viena, y a la generosidad de la Bradley Fondation de Estados Unidos.