aticano, 27/06/06 (ZENIT.org).- Publicamos el decreto de la Penitenciaría Apostólica por el que se concede a los fieles de todo el mundo la indulgencia plenaria con motivo del V Encuentro Mundial de las Familias, que se celebrará en Valencia, España, del 1 al 9 de julio de 2006.
Juan Pablo II, de venerada memoria, al querer proponer a la consideración de toda la Iglesia el tema de la familia, estableció que cada tres años se celebrara el Encuentro Mundial de las Familias. Le movía sobre todo la preocupación pastoral de que el argumento fuera ilustrado a través de estudios profundos, de que se defendiera a la institución familiar de los errores y de las malas costumbres que se están difundiendo hoy, y de que con la oración fuera confiada a Dios, Creador, por quien fue instituida la misma familia y de quien, en cuanto Autor del orden sobrenatural, el matrimonio de los bautizados ha sido elevado al rango de sacramento.
El Sumo Pontífice Benedicto XVI, al asumir las intenciones de su predecesor, ha establecido que clausurará con su presencia el V Encuentro Mundial de las Familias, que este año se celebrará en Valencia, del 1 al 9 de julio, pidiendo a la Santísima Trinidad que alcance un gran beneficio para la Iglesia; en particular, con la profundización en el tema que ha sido asignado, el de la familia, sede de la vida y del amor, iglesia doméstica, en la que los padres transmiten a los hijos el don inestimable de la fe.
El Santo Padre, por tanto, uniéndose de todo corazón a la convocación mundial de Valencia, ha establecido con agrado la concesión del don de la indulgencia plenaria a los fieles en los términos que a continuación se indican, deseando vivamente que participen numerosos desde todas las partes del mundo.
Que participen con fervor y atención en las diferentes iniciativas y celebraciones religiosas que allí tendrán lugar a favor de la familia, y que, una vez regresados a sus casas, fortificados por la gracia de Dios, se dediquen generosamente a conformar sus familias y las de su prójimo según las santas reglas del Evangelio.
Que ofrezcan, además, el ejemplo de una vida embellecida por las virtudes cristianas y llena de obras de piedad y caridad, bajo la protección de la Bienaventurada Virgen María y de San José, su castísimo esposo, a quienes el misterioso designio de dios confió la constitución de esa familia en la que nuestro Señor Jesucristo, hecho hombre, «crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él» (Lucas 2, 40).
Por este motivo, el Sumo Pontífice concede a los fieles la indulgencia plenaria, que se obtendrá según las condiciones acostumbradas (confesión sacramental, comunión eucarística y oración según las intenciones del mismo Sumo Pontífice), con espíritu desapegado de cualquier pecado, si participan fervientemente en alguna solemne celebración, en Valencia, en el transcurso del V Encuentro Mundial de las Familias, y en su solemne clausura.
Todos los demás fieles que no puedan participar en ese acontecimiento alcanzarán el mismo don de la indulgencia plenaria, con las mismas condiciones, en los días en los que se celebra y en el día conclusivo, si, unidos con el espíritu y el pensamiento a los fieles presentes en Valencia, recitan en familia el «Padre Nuestro», el «Credo» y otras oraciones devotas para invocar de la Divina Misericordia las finalidades antes indicadas.
Este decreto sólo tiene vigor en esta ocasión. No obstante cualquier disposición contraria.
Dado en Roma, en la sede de la Penitenciaría apostólica, el 15 de junio de 2006, en la solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo.
Cardenal James Francis STAFFORD
Penitenciario mayor
Gianfranco GIROTTI, o.f.m.conv.
Regente