IUDAD DEL VATICANO, domingo, 9 julio 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI manifestó a través de un mensaje su dolor al recibir la noticia del dramático accidente aéreo acaecido en la noche entre el sábado y el domingo en Irkutsk (Siberia), en el que han fallecido al menos 124 personas.
El Santo Padre confiesa en un telegrama, enviado a las autoridades civiles y religiosas en su nombre por el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado, que su pesar es todavía más profundo al saber que entre las víctimas y entre los heridos hay numerosos niños.
Los pequeños se disponían a pasar unos días de vacaciones en el Baikal, la mayor reserva de agua dulce del planeta y uno de los destinos turísticos más importantes de Rusia.
El Santo Padre, que al recibir la noticia se encontraba en Valencia, con motivo de la clausura del V Encuentro Mundial de las Familias, expresa «su espiritual cercanía a las familias afectadas por el trágico suceso».
Al mismo tiempo «eleva al Señor de la vida fervorosas oraciones de sufragio por el eterno descanso de las almas de los difuntos e invoca el consuelo del Cielo para quienes lloran a sus seres queridos».
Por último, el Papa «formula vivos auspicios de pronta curación a los heridos», e «invoca las confortantes bendiciones de Dios» para todos los afectados por el drama.
El accidente tuvo lugar durante la maniobra de aterrizaje del Airbus de la compañía «Sibir», con unos 200 ocupantes a bordo, al chocar contra un edificio en el aeropuerto siberiano.
Al cierre de esta edición, se desconocía la suerte de algunos ocupantes, entre los que se encuentra el jefe del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antigua KGB) en Irkutsk, Serguéi Koriakov, y varios extranjeros, en su mayoría chinos.