NTROD, domingo, 23 julio 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI hizo un apremiante llamamiento al alto el fuego inmediato en Oriente Medio este domingo, día en el que la Iglesia universal celebró por indicación del mismo Papa la Jornada de oración y penitencia por la paz en Oriente Medio.
El pontífice renovó asimismo su petición de permitir las ayudas humanitarias a las poblaciones afectadas y de comenzar las negociaciones con la ayuda de la comunidad internacional.
El llamamiento del pontífice fue escuchado por miles de peregrinos y residentes en Les Combes (Introd), en plenos Alpes italianos, donde pasa unos días de descanso hasta el 28 de julio.
Antes de rezar la oración del Ángelus, el Papa se dirigió a «las partes en conflicto» para que exigirles que «adopten inmediatamente el alto el fuego y permitan el envío de ayudas humanitarias, y para que, con el apoyo de la comunidad internacional, se busquen caminos para comenzar las negociaciones».
El 20 de julio, ante el recrudecimiento de la violencia, el Papa había convocado a través de un comunicado emitido por la Santa Sede una Jornada de oración y penitencia por la paz en Oriente Medio, que ha contado con la adhesión no sólo de las comunidades católicas del mundo, sino también de cristianos de otras confesiones, y de creyentes de otras religiones.
El obispo de Roma aprovechó su encuentro con los peregrinos para reafirmar la posición de la Santa Sede en este conflicto que defiende «el derecho de los libaneses a la integridad y a la soberanía de su país, el derecho de los israelíes a vivir en paz en su Estado, y el derecho de los palestinos a tener una Patria libre y soberana».
Benedicto XVI aseguró que se siente «particularmente cerca de las inermes poblaciones civiles, injustamente golpeadas en un conflicto en el que no son más que víctimas: tanto de las de Galilea, obligadas a vivir en los refugios; como de la gran multitud de los libaneses, que una vez más, ven destruido su país y han tenido que dejarlo todo y tratar de salvarse en otro lugar».
El Papa elevó una «dolorosa oración para que la aspiración a la paz de la gran mayoría de las poblaciones pueda realizarse cuanto antes, gracias al empeño común de los responsables».
Asimismo hizo un llamamiento «a todas las organizaciones caritativas a que manifiesten concretamente esas poblaciones la solidaridad común».
El Papa se despidió pidiendo oraciones para que «las queridas poblaciones de Oriente Medio sean capaces de abandonar el camino de enfrentamiento armado y de construir, con la audacia del diálogo, una paz justa y duradera».
Ha sido el último Ángelus que Benedicto XVI dirigirá en estas vacaciones desde los Alpes. El próximo domingo elevará esta oración desde la residencia pontificia de Castel Gandolfo, a unos 30 kilómetros de Roma.