UNICH, domingo, 10 septiembre 2006 (ZENIT.org).- La búsqueda de la unidad entre los cristianos se convirtió en un argumento central de la visita que realizó este sábado Benedicto XVI al presidente de Alemania, Horst Köhler, y a la canciller de ese país, Angela Merkel, en el primer día de su visita pastoral a Baviera.
Tras el encuentro privado con Merkel, que tuvo lugar en la tarde, en el Residenz, la residencia real de Munich, la canciller reveló a los periodistas con una amplia sonrisa que el Papa se mostró «muy abierto» a la hora de tocar la cuestión del ecumenismo.
La canciller, hija de un pastor protestante de la Antigua República Democrática Alemana, dijo: «Hemos hablado del ecumenismo en Alemania y he reafirmado que, ante tantas personas que ya no están ligadas a la fe cristiana en Alemania, es aún más importante encontrar caminos en el ecumenismo, sin descuidar lo que constituye la diferencia entre nosotros».
El presidente Köhler, que también en el mismo Residenz se había encontrado poco antes con el Papa, había afrontado esa cuestión directamente en su discurso de bienvenida a Benedicto XVI en el aeropuerto internacional de Munich.
«Las Iglesias alemanas tienen fuerzas y energías que enriquecen a todo el país. Sé que no se puede acabar con un trazo de pluma con casi quinientos años de desarrollos teológicos y de prácticas religiosas diferentes y sé que precisamente en los últimos cincuenta años se ha dado un intenso acercamiento».
«Como cristiano protestante, expreso la esperanza de que continúe esta evolución», confesó el presidente.
En el discurso pronunciado en la ceremonia de bienvenida, el Papa respondió: «usted, querido señor presidente de la República, con sus palabras ha interpretado los pensamientos de mi corazón: si bien quinientos años no se pueden eliminar simplemente de manera burocrática o con discursos inteligentes, nos empeñaremos con el corazón y la razón para converger mutuamente».
Según reveló Merkel, en su encuentro privado con el Papa también se tocó la cuestión de las raíces cristianas del viejo continente.
«Hemos hablado de Europa y, como a mí me sucede, la cuestión de los valores de Europa es algo muy importante para el Santo Padre», añadió.