ASTEL GANDOLFO, lunes, 25 septiembre 2006 (ZENIT.org).- Al invitar este lunes a Castel Gandolfo a diplomáticos de veintiún países de mayoría islámica y a representantes musulmanes de Italia, Benedicto XVI era consciente de que hay gestos que dicen más que muchas palabras.
Antes de que llegara el Papa, sus huéspedes en la residencia pontificia veraniega conversaron con el cardenal Paul Poupard, presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, y con los miembros de ese dicasterio de la Santa Sede, en particular con monseñor Khaled Akasheh, jefe de la Oficina para el Islam.
Además, se unió a estas conversaciones monseñor Pietro Parolin, subsecretario de la Sección de la Secretaría de Estado para las Relaciones con los Estados.
Los 21 países representados por los diplomáticos eran: Kuwait, Jordania, Pakistán, Qatar, Costa de Marfil, Indonesia, Turquía, Bosnia-Herzegovina, el Líbano, Yemen, Egipto, Irak, Senegal, Argelia, Marruecos, Albania, Siria, Túnez, Libia, Irán y Azerbaiyán.
En la audiencia, estaba presente también el representante de la Liga de los Estados Árabes, Salid Khalid, pues la Santa Sede tiene el estatuto de observador en esta institución.
Quince musulmanes participaron en representación de los miembros de la Consulta Islámica en Italia, entre quienes se encontraba el embajador italiano Mario Scialoja, y el escritor iraquí residente en este país, Younis Tawfik.
En la audiencia también saludó al Papa el imam de la mezquita de Roma, Ali Salem Mohammed Salem y el secretario general del Centro Islámico Cultural de Italia, Abdellah Redouane.
El discurso del Papa, en el que reafirmó que el diálogo entre musulmanes y cristianos «es una necesidad vital, de la que depende en gran parte nuestro futuro», fue acogido por un aplauso.
El cardenal Poupard presentó al Santo Padre a cada uno de sus huéspedes musulmanes, entre los que había cuatro mujeres, y el Papa conversó con cada uno de ellos. El encuentro duró poco más de media hora y no faltó la foto de grupo.
Tras la audiencia, Younis Tawfik, confesó que el discurso del Papa fue «emocionante e impactante, pues no quiso retomar o recalcar la polémica de los días pasados, sino pronunciar un discurso totalmente nuevo, como si quisiera dar un giro, pasar la página, dando la impresión de continuar el camino de la Iglesia por el diálogo».
«Confirmó su estima por el islam, por los musulmanes, dándonos una lección de gran tolerancia, sobre todo cuando pasó a saludarnos uno a uno. Se detuvo el tiempo suficiente para preguntarle a cada uno quién era y para darle las gracias por haber venido a la audiencia», ha explicado el escritor iraquí a los micrófonos de «Radio Vaticano».
Para Tawfik el discurso del Papa es muy importante en este momento en que «muchas personas sólo buscan sus intereses, entre otras cosas, fomentando el odio y el enfrentamiento».
«Por el contrario, el discurso del Santo Padre ha querido evitar este enfrentamiento, ha querido invitar a todos a reflexionar sobre la importancia de la paz y los valores de la humanidad», concluyó el escritor.