ADRID, viernes, 27 octubre 2006 (ZENIT.org).- La vida religiosa es buena noticia y tiene que estar en los medios. Es la convicción de David Jiménez Herrero, carmelita descalzo, que dirige desde este mes la agencia de noticias IVICON, de la Conferencia Española de Religiosos (CONFER). Sustituye en el cargo al franciscano conventual Luis Esteban Larra.
David Jiménez es licenciado en Ciencias Eclesiásticas y en Periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca.
El nuevo director tiene 30 años y fue ordenado sacerdote en 2001. Ha trabajado en medios de comunicación como la COPE y ha sido subdirector de la revista «Teresa de Jesús» y responsable de Internet de la Provincia de Castilla de los carmelitas descalzos.
En esta entrevista aborda la cuestión de la comunicación en las congregaciones religiosas y recuerda la importancia de la teología de la comunicación y de la actualidad del mensaje cristiano.
--¿Qué espera aportar a esta nueva etapa de la agencia de noticias IVICON?
--Jiménez: La idea que hay en este momento en CONFER y en el Departamento de Medios de Comunicación, es la de potenciar la agencia de noticias IVICON.
IVICON nació ante la necesidad de hacer presente a la Vida Religiosa en al amplio mundo de los Medios de Comunicación. La Vida Religiosa es noticia, buena noticia, y como tal debe estar presente.
Por eso, espero que mi trabajo en IVICON suponga un paso más en el crecimiento de la agencia.
Los servicios diarios de información, junto a la producción propia de entrevistas, reportajes, crónicas,… son algunos de las metas a alcanzar.
En definitiva, consolidar IVICON como agencia y fuente para los medios de información de la Vida Religiosa Española, a la vez que proporcionar una imagen nueva y actualizada de la Vida Religiosa.
--¿Tiene la sensación que la vida consagrada está ausente de los medios de comunicación, incluso católicos?
--Jiménez: Ausente no sería la palabra exacta, pero sí que su presencia es bastante deficitaria.
Normalmente los grandes titulares que aparecen en los medios acerca de la Vida Religiosa se enmarcan en dos grandes tópicos: por un lado, informaciones muy institucionalizadas (del tipo de nombramientos de religiosos para tareas de gobierno, en una congregación o en la curia vaticana), y por otro aquellas que recogen algún punto oscuro o incluso morboso (declaraciones comprometidas, posturas de vanguardia,…).
Ciertamente esto es una pobreza. La Vida Religiosa es mucho más que eso, y me atrevería a decir que hay muchos aspectos de los religiosos que son noticia.
Basta una mirada a las actividades que realizan en los ámbitos sociales (inmigrantes, enfermos terminales, reinserción en cárceles, educación,…), culturales (universidades, estudios, trabajos artísticos,…), etc.
--La vida religiosa es de una variedad impresionante, aunque ni siempre está preparada para reaccionar con los medios. ¿Cómo logran que todas las comunidades les manden información para ser publicada?
--Jiménez: Bueno, ese es nuestra batalla cotidiana. La nuestra y la de toda agencia: buscar la noticia.
Aunque a veces la cantidad de información no es la deseada, hay que decir que las congregaciones van tomando conciencia poco a poco de la necesidad de estar presentes en los Medios y de compartir sus informaciones.
Ya no se cuentan con los dedos de la mano las que poseen un gabinete de comunicación, más o menos amplio.
Las que no cuentan con ello, se van sensibilizando y envían comunicados e informaciones en la medida de sus posibilidades. Es cierto que hace falta aún más colaboración, pero los pasos que se van dando ya producen frutos.
--Usted ha combinado en su formación la teología con la comunicación: ¿considera que es necesario formarse en esta doble especialización para afrontar los retos actuales?
--Jiménez: Efectivamente, en una sociedad como la nuestra, dominada por los «media», la formación en comunicación la considero casi indispensable.
El gran problema que tenemos en la Iglesia es que tenemos una gran noticia que transmitir, tenemos mensaje, pero nos falta el cómo y el medio.
Hace unos días leía una entrevista realizada a Benedicto XVI en la que afirmaba que el «cristianismo no es un cúmulo de prohibiciones, sino una opción positiva». Ahí está la clave.
Necesitamos no sólo una buena formación cristiana y teológica, sino tanto más saber comunicarla, saber contagiar vida y no un elenco de prohibiciones oscuras.
Esperemos que un día, no muy lejano, al menos en nuestras facultades de teología de España, junto a la Cristología, la Eclesiología o el Tratado de Dios se impartan algunas asignaturas relacionadas con la comunicación de esta «opción positiva».