IRMINGHAM, domingo, 17 diciembre 2006 (ZENIT.org).- Es necesario que los fieles se guarden de quienes desean rehacer la sociedad de una forma que excluiría el cristianismo. Esta ha sido la advertencia contenida en la homilía del arzobispo británico Vincent Nichols el 26 de noviembre, la fiesta de Cristo Rey.
El arzobispo de Birmingham, que celebraba misa en la Catedral de St. Chad’s, explicaba que Cristo enseñó la importancia de ser testigos de la verdad. «Su testimonio conforma claramente nuestra tarea como sociedad», afirmaba el prelado. Conformar tal sociedad, añadía, es «una empresa moral sin ambigüedades».
No obstante, continuaba el arzobispo católico, muchos desean hoy construir una sociedad que excluya la moral y reduzca todo juicio a lo que es legal. «El proceso de la democracia secular en nuestro país en este momento, mientras se pide que se actúe sin intereses y de forma moralmente neutral, está inmerso de hecho en una reestructuración intensa y en ocasiones agresiva de nuestro marco moral», observaba monseñor Nichols.
También se quejaba de que el gobierno británico esté intentando imponer a la Iglesia «condiciones que contradicen nuestros valores morales». Esto implica áreas como las escuelas, las agencias de adopción y los programas sociales.
La homilía del arzobispo atrajo la atención de la prensa británica. Continúa el duro debate sobre la formulación de la legislación que podría ver cómo se penaliza a las organizaciones cristianas por no aceptar plenamente la homosexualidad.
Si las propuestas del gobierno siguen adelante, la Iglesia anglicana puede verse forzada a cerrar sus clubes de jóvenes y sus organizaciones de caridad, advertía el obispo anglicano de Rochester, Michael Nazir-Ali.
«Serán los pobres y los indigentes los perdedores», eran sus palabras citadas por el Daily Mail el 29 de noviembre. El prelado anglicano también expresó su apoyo a lo declarado por el arzobispo Nichols en su reciente homilía.
Las cruces excluidas :
La exclusión del cristianismo también fue puesta de relieve en una controversia sobre la decisión de la aerolínea British Airways de pedir a una de sus trabajadoras que no llevara una cruz en el cuello. Se pidió a una trabajadora de check-in, Nadia Eweida, que ocultara su collar con una cruz, informó el 14 de octubre la BBC.
Su cruz contravino supuestamente la prohibición de símbolos religiosos de British Airways. Sin embargo, pronto se precisó que la aerolínea permite usar los turbantes de los sijs y las hiyabs de los musulmanes.
El tema levantó debates durante algunas semanas, durante las que Eweida fue obligada a tener que tomarse un permiso no retribuido. El 20 de noviembre British Airways le indicó que había tomado la decisión final de rechazar su apelación de que se le permita llevar la cruz, informó el mismo día la BBC.
La decisión atrajo duras críticas. El arzobispo anglicano de York, John Sentamu, denunció que era un «sin sentido», informaba el 21 de noviembre el Daily Mail. «Llevar una cruz no es sólo el símbolo de nuestras esperanzas sino también la responsabilidad de actuar y vivir como cristianos», indicó.
El 20 de noviembre el Daily Mail informaba que 92 miembros del parlamento británico firmaron una moción condenando la decisión de la aerolínea. Los firmantes provienen de todos los principales partidos.
Dado que continuaron las protestas, British Airways se retractó y anunció que se permitiría a sus trabajadores llevar pequeñas cruces, informó el 25 de noviembre el Times.
Cruzada en el campus :
El debate sobre el papel del cristianismo también ha surgido en los campus. Las organizaciones cristianas están preparando acciones legales contra las autoridades universitarias, informaba el 18 de noviembre el Times.
Las asociaciones de estudiantes en cuatro universidades han prohibido los grupos cristianos porque se les acusa de excluir a los no cristianos y promover el odio a los homosexuales. El Universities and Colleges Christian Fellowship, una organización que sirve de paraguas a 350 uniones estudiantiles en Gran Bretaña con más de 20.000 estudiantes, afirmó que sus miembros se enfrentan a una lucha «sin precedentes» en sus 83 años de historia, informó el periódico.
Alarmados por la amenaza a los cristianos en el campus, algunos líderes religiosos, incluyendo ocho obispos anglicanos y católicos, escribieron una carta al Times, publicada el 24 de noviembre.
Sostenían que, aunque los organismos universitarios tienen la responsabilidad de asegurar que las sociedades reconocidas oficialmente actúan de forma apropiada y leal, «esto no les da a ellos, ni a nadie, el derecho a restringir o cambiar las creencias esenciales de dichas sociedades, o imponer como líderes a personas que no compartes sus creencias esenciales».
Las universidades escocesas también están planteando problemas a los cristianos. La Universidad de Edimburgo prohibió a la Unión Cristiana que impartiera un curso sobre abstinencia en el campus, informó el periódico Scotland on Sunday el 19 de noviembre.
Las autoridades universitarias sostuvieron que los contenidos del curso contravienen «las normas de igualdad y diversidad», tras escuchar historias de personas que habían sido «curadas» de su homosexualidad. «La universidad se está cerrando de forma eficaz a la libertad de expresión», protestaba Laura Stirrat, vicepresidente dela Unión Cristiana de la Universidad de Edimburgo.
Los colegios católicos de Escocia también han recibido ataques, informaba el periódico Scottish Herald el 27 de noviembre. Peter Quigley, presidente del Instituto de Educación de Escocia, un sindicato de profesores, afirmó que la ley que permite a los representantes de la Iglesia bloquear la contratación de profesores según argumentos de creencias religiosas o carácter discrimina a los no católicos.
El artículo observaba que los comentarios del líder del sindicato tuvieron lugar sólo unos meses después de que un tribunal de trabajo dictaminara que un ateo sufrió discriminación religiosa porque no se le permitió que se presentara a un puesto de promoción en un colegio católico en Glasgow. Como resultado David McNab recibió 2.000 libras (3.900 dólares) como compensación.
Cristofóbicos
En medio de estas múltiples controversias, el cardenal Cormac Murphy-O’Connor publicaba un artículo el 25 de noviembre en el Times, preguntando si la sociedad británica se está volviendo contra la religión.
El arzobispo de Westminster insistía en la necesidad de «un diálogo y cooperación respetuosos» entre cristianos, miembros de otras creencias, agnósticos y laicistas. «El multiculturalismo craso que no logra apreciar la base de cultura de la fe», defendía, «nos conduce lejos de la cohesión social».
«Me estoy cansando de la mofa de quienes parecen mirar a las comunidades de fe, especialmente a las cristianas, como intrusas y contrarias al bien común», añadía el cardenal. «Los etiquetaría de cristofóbicos».
Se están gestando nuevas controversias. El 26 de noviembre, el periódico Telegraph de Londres informaba que un magistrado cristiano, Andrew McClintock, emprenderá acciones legales contra el gobierno.
Sostiene que fue forzado a dimitir de su papel de proporcionar a los niños cuidados debido a su convicción religiosa de que la homosexualidad es inmoral. McClintock afirma que se vio obligado a presidir casos que implicaban a padres homosexuales. Sostiene que esto constituye discriminación contra sus creencias. McClintock, de 62 años, ha sido magistrado en el South Yorkshire Bench durante 18 años y ha estado en su sección dedicada a la familia los últimos 15 años.
Sin sitio para el Niño Jesús :
Gran Bretaña, por supuesto, no es el único país sacudido por debates sobre el cristianismo. Los funcionarios de la ciudad de Chicago recibieron duras críticas por su decisión de prohibir un vídeo clip de la película «La Historia de la Natividad». Las escenas iban a mostrarse en el Christkindlmarket, un festival de navidad que tiene lugar en la Daley Plaza, informaba el 29 de noviembre el Chicago Tribune.
Jim Law, director ejecutivo de la ciudad para eventos especiales, afirmó que mostrar las escenas de la película sería «insensible para muchas personas de creencias diferentes», que asisten al festival. Los funcionarios permiten, sin embargo, que estén en la plaza la media luna islámica y la menorah judía, junto a la presentación de Navidad, observaba el Tribune.
España también está afectada. Un colegio público de Zaragoza prohibía el tradicional festival de Navidad, informaba el 29 de noviembre el periódico ABC. Las autoridades escolares tomaron la decisión debido a la presencia de estudiantes de otros credos y culturas. Los cristianos, como el Niño Jesús, no son bienvenidos en muchos lugares.
Por el padre John Flynn