IUDAD DEL VATICANO, lunes, 1 enero 2007 (ZENIT.org).- La Iglesia católica es contraria a la pena de muerte, aún cuando el condenado sea culpable de graves delitos.
Así se ha encargado de recordarlo a la prensa, el sábado pasado, el director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, S.J.
Al alba de tal fecha, el ex presidente de Irak, Saddam Hussein, murió en la horca, ejecutado en la sede de los servicios secretos militares iraquíes en el barrio Qadumiya, en Bagdad.
“Una ejecución capital es siempre una notizia trágica, motivo de tristeza, aunque se trate de una persona que ha sido culpable de graves delitos”, expresa la declaración del padre Lombardi.
“La postura de la Iglesia católica –contraria a la pena de muerte- ha sido subrayada varias veces. Matar al culpable no es el camino para reconstruir la justicia y reconciliar a la sociedad. Incluso existe el riesgo de que, al contrario, se alimente el espíritu de venganza y se siembre nueva violencia”, añade.
“En este tiempo oscuro de la vida del pueblo iraquí no se puede sino desear que todos los responsables realicen verdaderamente todo esfuerzo para que en una situación dramática se abran finalmente espirales de reconciliación y de paz”, concluye.