ADRID, sábado, 6 enero 2007 (ZENIT.org).- Publicamos en la solemnidad de la Epifanía, Jornada Mundial de la Infancia Misionera, esta entrevista que ha concedido el obispo Francisco Pérez González, director de las Obras Misionales Pontificias en España.
La «Santa Infancia», como se conoce popularmente a esta obra de la Santa Sede, está presente en 110 países, y apoya unos 4.000 proyectos a favor de los niños más necesitados del mundo. Con los ahorros de los niños se recogieron en el último año a nivel mundial 21.658.607,42 euros (unos 28.170.000 dólares estadounidenses).
--¿Qué es la Infancia Misionera y cuál es su finalidad?
--Monseñor Francisco Pérez: Es una institución que está extendida por todo el mundo. Hace 160 años, el obispo francés, monseñor Forbin Janson, inició esta preciosa experiencia con niños, motivándoles y concienciándoles sobre la importancia que tiene que sepan darse a los demás, salir de sí mismos, que es, en definitiva, la labor que realiza el misionero. Y el misionero por excelencia es Jesucristo que se nos ha dado y nos acompaña en el camino. La Infancia Misionera hace así que los niños comprendan que darse a los demás nos une profundamente a Dios, nos hace ser verdaderos discípulos de Jesús.
--Es un signo de la importancia que tiene para la Iglesia la infancia...
--Monseñor Francisco Pérez: Cierto porque cuando se siembra, como en tierra virgen y esponjosa, los frutos son abundantes. Hay que sembrar en los niños para que descubran lo que es y significa ser cristiano. Y ser cristiano significa ser amigo de Jesús y actuar como discípulos suyos.
--¿Cómo se adapta a un niño el compromiso cristiano, que es un compromiso serio?
--Monseñor Francisco Pérez: El compromiso no tiene edad. Cualquier pequeña cosa que hagáis en mi nombre, dice el Evangelio, obtendrá su recompensa eterna. Cualquier detallito que un niño pueda tener, si lo hace con todo el corazón, muestra sin duda su compromiso total. Se ha comprometido a vivir aquello que nos dice Jesucristo, que hemos de amarnos, que hemos de mirar los unos por los otros, que hemos de ayudarnos, porque en esto conocerán que sois mis discípulos, que os amáis los unos a los otros. Cada uno debe actuar según su medida, según su edad. Es a los ojos de Dios, a los ojos de Jesús, que todo tiene valor, porque Él sabe y conoce todo el amor que ponemos en nuestros actos.
--El lema de la Infancia Misionera de este año, «Ponte en camino... eres misionero», ¿qué quiere decir?
--Monseñor Francisco Pérez: Que no nos hemos de abandonar a nuestra propia suerte egoísta. Quien sólo mira hacia sí mismo es una persona que no está en dinámica sino que está estática. Quien se mira sólo a sí mismo está parado, no está en camino. Sin embargo, el que se pone en camino es aquel que se abre, que se encuentra con el otro, que trata de transmitir y de dar aquello que ha recibido como don y regalo, la vida en Cristo. Cuando uno anuncia esta vida está en camino hacia la fraternidad y hacia la paz, es alguien que está realizando una humanidad nueva, que tanto se necesita. Por ello, ponerse en camino, ya desde pequeño, ya desde niño, es abrir una perspectiva de esperanza, es dar esperanza. Eso es lo que hace el misionero. Nos ponemos en camino, puesto que Cristo es camino, verdad y vida, para llevar un mensaje a los demás. Esto lo podemos hacer desde niños.