AHÍA BLANCA, martes, 6 febrero 2007 (ZENIT.org).- Una joven madre de familia argentina, María Cecilia Perrín de Buide, que rechazó un aborto erróneamente llamado «terapéutico» y murió a los 28 años para salvar la vida de su hija, podría llegar al honor de los altares.
El arzobispo de Bahía Blanca, monseñor Guillermo José Garlatti, abrió el proceso de beatificación de la Sierva de Dios Cecilia Perrín de Buide y designó el tribunal que deberá estudiar la heroicidad de sus virtudes.
El tribunal estará integrado por el presbítero Marino Giampetruzzi, como juez delegado; el presbítero Elio Ricca, como promotor de justicia; y la Señora Alejandra Belfiore como Notaria.
María Cecilia Perrín nació en Punta Alta, Buenos Aires, Argentina, el 22 de febrero de 1957. Fue la tercera de cinco hermanos.
El ámbito familiar en el que se desenvolvió la vida de la joven Cecilia era de profundas raíces cristianas. Familia abierta al Espíritu Santo, caló muy profundo en el seno de ésta, la espiritualidad de Chiara Lubich y el movimiento fundado por ella: los Focolares (Obra de María).
Fue una de las primeras familias que se adhirieron a este movimiento en Punta Alta.
El 20 de mayo de 1983, tras dos años de noviazgo, Cecilia contrajo matrimonio con Luis Buide.
En febrero de 1984, estando embarazada, se le diagnosticó cáncer. Tomó la firme decisión de aceptar la voluntad de Dios y se apoyó en cuatro pilares: su profunda fe, su amor a «Jesús Abandonado», el afecto de su esposo, familiares y amigos y la fuerza de la unidad con quienes compartía su ideal de vida.
El diagnóstico era irreversible. No obstante, había una gran alegría por la nueva vida que llegaría. Los médicos consideraron la posibilidad de realizar un «aborto terapéutico» para poder salvar la vida de Cecilia. Ella, se negó rotundamente a ello por su férrea convicción cristiana y sabiendo que esto haría imposible su supervivencia; pronunció su «Fiat» con serenidad y claridad al Señor.
Cecilia escribió: «Hoy le pude decir a Jesús que sí. Que creo en su amor más allá de todo y que todo es Amor de Él. Que me entrego a Él».
Con gran alegría el 17 de julio nació su hija María Agustina a la cual brindó todo su afecto maternal hasta que el 1 de marzo de 1985 María Cecilia Perrín de Buide falleció a la edad de 28 años.
Sus restos mortales descansan en la Mariápolis Lía en O´Higgins, Buenos Aires, por expresa petición de ella, para que aquellos que la fueran a ver encontraran un lugar de alegría y esperanza y no de muerte y desolación.
Su fama de santidad, su heroicidad en la entrega, su ejemplo de vida cristiana y muchas gracias que fueron escuchadas y concedidas, han hecho que se inicie su causa de canonización.
El 10 de noviembre de 2005 la Santa Sede dio el consentimiento para que se iniciara la causa de beatificación y canonización de Cecilia Perrín y la declaró Sierva de Dios.