IUDAD DEL VATICANO, viernes, 16 febrero 2007 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha hecho un llamamiento a profundizar en la relación entre el médico y el paciente para impedir que la profesión médica se limite al tratamiento del sufrimiento físico, y ha reivindicado los plenos derechos de los pacientes que no pueden comunicar.
La propuesta del Papa forma parte del mensaje que ha enviado en su nombre el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, a los participantes en el Congreso internacional «Comunicación y relación en la medicina. Nuevas perspectivas para la acción médica».
El encuentro tiene lugar entre le viernes y el sábado en la Universidad Católica de Roma y es organizado por la asociación Association Medicine Dialogue Communion, que se inspira en el carisma del Movimiento de los Focolares.
Según el Santo Padre, el argumento escogido por el congreso «es particularmente importante para la medicina contemporánea, cada vez más sometida a manipulaciones, a intentos de manipulación de su naturaleza específica, que es la de un saber al servicio del hombre enfermo, de su sufrimiento físico y espiritual».
En esta misión, tiene un papel decisivo la relación «entre el médico y el paciente», aclara el texto, que involucra a «todo el equipo médico, a la institución sanitaria, y a la misma casa, sin olvidar a los familiares de las personas enfermas», añade.
Ahora bien, advierte el mensaje pontificio: sería «un error identificar con la capacidad de relación y de comunicación el conjunto de toda la persona humana, negando, a quien carece de esta capacidad, su valor intrínseco y objetivo que pertenece a la persona humana como tal».
Citando la encíclica del Papa Giovanni Paolo II «Evangelium vitae» (25 de marzo de 1995), el mensaje papal constata que se da «una lógica que tiende a identificar la dignidad personal con la capacidad de comunicación verbal y explícita y, en todo caso, experimentable».
«Está claro que, con estos presupuestos –sigue reconociendo--, no hay espacio en el mundo para quien, como el que ha de nacer o el moribundo, es un sujeto constitutivamente débil, que parece sometido en todo al cuidado de otras personas, dependiendo radicalmente de ellas, y que sólo sabe comunicarse mediante el lenguaje mudo de una profunda simbiosis de afectos» (n. 19).
El pontífice espera que el Congreso abra «nuevas perspectivas» a esta «capacidad comunicativa, que ponga al ser humano por encima de esos valores ficticios que la sociedad moderna impone cada vez más: la eficacia, la productividad, la autonomía».
Puede seguirse el Congreso en directo en la página web: http://live.focolare.org.