IUDAD DEL VATICANO, martes, 13 marzo 2007 (ZENIT.org).- En su exhortación apostólica postsinodal «Sacramentum caritatis», Benedicto XVI ha pedido que no se pierda el uso del latín en las misas, particularmente cuando en éstas participan fieles de diferentes países e idiomas, «hoy cada vez más frecuentes».
La petición del Papa recoge una de las proposiciones de los obispos que participaron en el sínodo de la Eucaristía en octubre de 200
«Para expresar mejor la unidad y universalidad de la Iglesia», «en sintonía con las normas del Concilio Vaticano II», el Papa recomienda: «exceptuadas las lecturas, la homilía y la oración de los fieles, sería bueno que dichas celebraciones fueran en latín».
El pontífice sugiere además «rezar en latín las oraciones más conocidas de la tradición de la Iglesia y, eventualmente, utilizar cantos gregorianos».
«Más en general, pido que los futuros sacerdotes, desde el tiempo del seminario, se preparen para comprender y celebrar la santa Misa en latín, además de utilizar textos latinos y cantar en gregoriano; se procurará que los mismos fieles conozcan las oraciones más comunes en latín y que canten en gregoriano algunas partes de la liturgia», concluye.
Al presentar el documento a los periodistas, el cardenal Angelo Scola, patriarca di Venezia, respondió a las preguntas sobre la posibilidad de que se dé un documento papal que restablezca el misal de Pío V, es decir, la manera en que se celebraba la misa antes del Concilio Vaticano II.
El cardenal Scola confesó que no tenía informaciones y consideró que la clave para el uso de ese misal está en que no se produzcan motivos de división en la Iglesia.
«Sería una contradicción en términos, si la acción litúrgica se convirtiera en un principio de división en la Iglesia», aclaró.
Expuso la situación del patriarcado de Venecia donde «desde hace muchos años» si ha permitido «de celebrar todos los domingos la eucaristía en latín [según el antiguo misal, ndr.], con gran corrección y enorme respeto, y no se da ninguna tensión entre clero y pueblo».
«No se puede acallar la decisiva importancia de la reforma litúrgica del Concilio»¸ con concluyó Scola, recordando que la difusión del rito que se introdujo en tiempos del Papa Pablo VI «tiene necesidad de décadas».